Titulo y Juramento

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Estaba celebrando mi boda,  bailaba muy lento con los caballeros en la reunión,  tuve mi baile y canción con mi vampiresa,  yo aun tenia las entrañas hechas pedazos,  pero era importante ese día,  eran principios de mayo, hasta que me llevaron a mi habitación, me quitaron el vestido de novia y sentí un alivio en mi cuerpo, por poco me duro el gusto, por que otra vez afrodita me estaba vistiendo, era un vestido rojo,  era muy hermoso.

  -El rojo es tu color te queda bien demonio- 

 Me beso las mejillas como una madre y me acompaño de nuevo con los invitados, me mire al espejo y confirme el hecho que aclaraba Afrodita,  tenia la piel pálida, los labios rojos, un hermoso escote que mostraban unos pechos más grandes motivo de la leche y unas caderas muy adoloridas;   espere impaciente fuera del salón,  yo no sabia que demonios tenían tramado y por que me habian hecho cambiar; cuando las puertas se abrieron, estaban mis suegros al final del pasillo

Yo camine como si volviera a casarme, mientras se escuchaban gritos, temblé y estuve a punto de darme la vuelta y salir corriendo, pero todos sonreían y sus gritos llegaban más a mis oídos, hasta el sonido de mis paso los escuchaba , el corazón se me salia del pecho.

-Dhimitri adelante!

  -¡Viva nuestra princesa!-  

La sangre se me congelo, ¿yo una princesa?,  eso no puede ser,  al llegar al final mi suegro,  un rey me miro con esa sonrisa de padre orgulloso y hablo

- Ante nosotros esta Dhimitri, hija de Atenea, yoma sangre pura, he aquí a nuestra princesa de Dragones...  guerrera,  fuerte y valiente, madre y señora,  miren y respeten a nuestra princesa-

Estaba confundida, yo no me había casado por un titulo, yo no tenia idea de que mi prometida fuera una princesa perdida,  y que yo en cuento de princesas la había rescatado, y con ese  hecho tuve derecho divino al titulo de legitima princesa del Reino de los Dragones por matrimonio,  yo en mi joven existencia de demonio no quería ni toparme con los Dragones y ahora estaba a punto de jurarles lealtad.

Pronuncie palabras de Lealtad, me casaba con un reino, con un pueblo, pude negarme, pero el bienestar de mis 7 pequeños era lo que soñaba, era un reto que podía enfrentar,   ¿podría ser yo la Princesa de Dragones?,  aun con esa pregunta en la mete, me pusieron la  corona en la cabeza, junto con mi esposa, me  dieron la espada con la que defendería mi reino,  me hinque ante el rey, di mi palabra y acepte el destino... 

-Yo Dhimitri de Draco juro defender la sangre de mi pueblo con la propia-

Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora