Dhampire

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Aun  estaba en mis penas,  pero mi humana se encontró con una vampiresa,  el encuentro de ellas fue distinto al mio con su verdadera forma,  yo lo hice por necesidad, tenia tiempo, mucho tiempo libre y eso me volvía loca, me dedicaba a mis hijos, Me gustaba estar con ellos, son unos angelitos encantadores, pero cualquier momento de soledad me hacia pensar en ellos,  en mi Gloria en Gabriel,  me ahogaba en dolor, uno que se reflejaba en mi mirada,  uno que aun conservo,  entonces al saber de este nuevo ser y en su propuesta de ayuda corrí en su búsqueda.

Mi encuentro con ella fue en primavera, a las orillas del mar mediterráneo,  ella era muy joven, muy bonita, con cabellos de plata, muy delgada pero para nada estilizada en su forma de andar,  corrí hacia ella en busca de redención,  me volví loca de dicha cuando e dijo que me amaba,  si alguien volvía a amarme,  así que le llene de besos,  sonreía tímida,  pero a la ves con perversidad, tenia un encanto que solo los vampiros podían tener.

Nos sentamos en la arena, me di cuenta de sus ropas viejas y desgastadas, de que estaba descalza, y no dude en preguntarle por que se encontraba así.

  -soy una esclava-

Esas palabras me dolieron,  sabia que debía ayudarla,  no sabia como, pero lo haría,  ella me contó que tenia mucho que no sabia de sus padres, que se la habían robado y que su amo Stefan, la usaba como esclava, que dormía en el suelo, que casi siempre estaba desnuda, era una muñeca usada en los más asquerosos juegos sexuales, además de hacer la limpieza, vi sus manos lastimadas por dicha actividad.  me dio rabia, y es que mi amo así empezó también,  los demonios siempre que deseamos poder hacemos lo que sea con otros.

Me despedí de ella,  tenia el nombre de las rosas,  le pregunte que como se iría, ella me dijo que caminando, que como era esclava no sabia volar, que no tenia entrenamiento,  yo le prometí enseñarle la siguiente noche, aun con la pena de dejar ir lo que me causaba una nueva ilusión.

A la noche siguiente aparecí con mis dos pequeños, Suemy corría por la  playa y Sebastian me ayudaba a tomarla de las manos y hacerla subir por los cielos, mientras la luna brillaba, la dejábamos caer al mar,  termino mojada, gritaba sin parar por el temor que sentía al ser elevada por los aires y nosotros muertos de la risa,  tenia mucho que no nos divertíamos así,  nadaba a la orilla, abrazaba a mi hija,  a volverlo a intentar, esa misma noche Suemy también aprendió a volar.

Ambas volaron juntas,  pero ella seguía siendo una esclava,  así que tenia que hacer algo, tenia que liberarla para que estuviera a mi lado, para darnos la oportunidad de amar, de abandonar la soledad   yo quería reparar mi corazón amando a otro que llenara el vació... 

Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora