No Escucha

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El viento, esa maldita luna rota,  ella la que era mi confidente en mis noches más tristes, la que me daba esperanza, la que iluminaba mis tinieblas, ahora brillaba en una luz carmesí, en mi deseo de paz, en mi perdición, corría tras el vuelta una loca, al llegar al limite de mi territorio  sentí esa mirada que no se perdía detalle de nosotros  

-Es inútil, ahora ya no te escucha, suele esconderse cuando siente dolor- 

Esa voz,  una voz chillona de mujer, aun suave al viento, esa maldita voz,  ahora odio escucharla, pero ahí estaba ella,  una mujer de cabellos de fuego, ojos verdes y un rostro pálido,  ella el inicio de mi perdición, y sonrisa confirmaba lo burlona que era mi presciencia, mi sentir ante ella.

Sin importarme más que encontrar al plumifero,  pase derecho frente a ella, solo me seguía en un bosque ya no me pertenecía, esperando no me acusarán de traidora, o de un ataque o simplemente espionaje, esperaba explicar a todos lo sucedido y me entendieran aunque me creyeran loca. 

Y sin importarme quien era ella, de que su presencia me seguía como una sombra, y sus risas era'na una tormenta burlona  yo gritaba al viento que el volviera que me perdonara,  suplicaba al viento, me hinque en el lago que apenas reflejaba la luz de la luna, la que rezaba me iluminara o me mostrara el camino hacia él.

 -Me desgarras el alma me matas de dolor, juro que te amo ángel mio, te ame desde que te vi, te amo ahora a pesar de que tengo hecho trizas el corazón, el que te entrego  y tiras  como basura_

Suplicaba un perdón al que no encontraba respuesta, y ella se acerco a mi lado, me miraba desde arriba con esos ojos verdes, si con ellos pudiera ver mi alma, y yo en ello veía su completa burla a mi amor, 

-¿A que juegas conmigo?... aquí sigo esperándote- 

Me encontraba desesperada,  la culpa me comía y sentía tanto dolor como el., me había dejado llevar por las locas emisiones de nuestra relación, de un amor, de una pasión de una mutua destrucción que ambos no podíamos controlar del todo, el solo quería ser libre y yo tengo una corona que me ata a una responsabilidad en protección de lo que amo con mi vida, mis hijos, me abrí el cuello esperando el aroma de mi sangre le atrajera, que lamiera lento y yo pudiera acariciarle el cabello, consolar nuestro dolor mutuo

- ¡Regresa te la ofrezco es tuya, vuelve!- 

- ¿Que pretendes?-  

Esa mujer se acerco a mi, se hinco a mi lado y toco mi cuello en busca de mi sangre y sonrió complacida del tacto cálido de ese liquido rojo y brillante como la luna.

 -Yo no puedo hacerle volver cuando se ha ido, se enojaría conmigo-

 Entonces la mire de frente y era muy bonita, me fije en sus ojos y sentí esperanza, ella conocía Gabriel, pero aun me intrigaba de quien se tratara ella y por que ella me conocía a mi, y sin embargo yo estaba en completa ignorancia de su existencia

-Soy la bruja que le cuida, pero no puedo hacerle volver-   


Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora