Escape...

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Como saben una forma de aliviar el dolor es quemar lo que te lastima, en algún lugar lo escuche o simplemente lo leí, eliminar lo que duele, es como "muerto el perro, eliminada la rabia"; y vaya que me encontraba rabiosa  y yo había quemado mi vestido,  ese traje hecho especialmente para unir mi vida el ser que más he amado en la vida;  mi gran compañero y siempre guía de mis destino, mi hijo, y al día siguiente sin la posibilidad de cancelar nuestra luna de miel, y de no tirar el dinero a la basura, aquel  que con trabajo había invertido el plan continuo con su marca.

Estábamos de viaje en otro país, el vuelo fue fastidioso para los tres, mi pequeño en medio del ojo del huracán; pero yo estaba perdida en que pasaría, me perdía en esa rabia, en el dolor que sentía,  "traición";  al llegarla hotel todo estallo, solo basto con cerrar la puerta para que la farsa decente se perdiera,  discutimos como nuca lo habíamos hecho, hasta que la palabras verdaderas surgieron:

-Ya no te amo, que te entre en tu cabeza-

 Los insultos, palabras de odio, deseos de muerte, todo salio de nuestra boca como cizaña venenosa, que era mentira que me amara,  una mentira que me había creado, que el bebé que era llevaba en el vientre era de ella, que se iría con la bruja, entonces mi autoestima cayo.

La pregunta que siempre ronda en mi mente,  ¿Que no soy lo suficiente como para ser solo yo la dueña de su corazón?, aun en el presente me hago esa horrible pregunta,  junto ¿que tiene ese ser que yo no tenga?; en fin es una pregunta que aun no le encuentro misterio pero si una balanza.

Mi pequeño hijo de menos de un año presencio todo, lo vi llorar con su mascota en brazos, por cierto es la favorita de mi hogar se llama Dante, en fin al ver el estado de mi pequeño decidí salir con el para calmarle,lo tome en brazos, aunque ambos llorábamos:

-Mami, ¿si ella ya no te quiere, tampoco me quiere a mi? 

Yo no sabia como responder esa pregunta, mi hijo dentro de su saber sabe que el mio, que si ella me odiaba, también lo odiaba a el, por ser simplemente mi bebé;  en fin nos sentamos en un pequeño lugar alejados tratando de calmar las lagrimas, compramos helado al cual yo no le encontraba más que un sabor amargo, aun soñando con que todo se solucionaría.

Tome a mi bebé en brazos aun con el animal en la suyas, camine esperando que la distancia y el tiempo hayan calmado la batalla que se había llevado en ese lugar, al entrar y llamarle por su nombre, al observar el lugar y ver los resultados de la batalla me di cuenta de que ella se había marchado con todo mi efectivo, mis documentos y su ropa,  la rabia, esa que llevaba dentro de mi estuvo a punto de estallar hasta que escuche la voz de mi pequeño ángel que con lagrimas en los ojos me dijo: 

-No llores mami estamos juntos- 

En ese momento tan fugaz, vi la fuerza de mi hijo, la valentía en sus comisuras de niño al sonreírme a pesar de las lagrimas, de su fuerza al abrazarme y su amor por mi al acariciarme el cabello con su pequeñas manos, en ese momento el ángel que había en mi murió por dolor y el odio hizo nacer en los abracijos de tan angelical ser,un demonio.  



Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora