Dama de Rojo

Intruso

Tenia problemas con mi esposa, eso ya lo deje más que claro,  ella me odiaba,  tanto como para serme infiel con humanos, pero yo dejaba pasar eso incómodos detalles y pensar solo en mis pequeños, en que estudiaran, entrenaran, se hicieran muy fuertes.

Por desgracia mis problemas conyugales no solo afectaban a mis hijos, si no también a los reyes a consecuencia de a quien favorecer.

-Entiéndelo Rozy es nuestra hija, no ella-

-Pero ella hace lo que Rozy no hace, saca a tu hija de ese cuarto y haz que ayude a Dhimitri siquiera-

Las discusiones siempre eran por lo mismo, mi esposa no salia de su habitación, ni para comer, sacarla era peleas y gritos,  no sabíamos bien que hacer con ella, solo se la pasaba viendo anime, algo pendiente de mi fortuna, solo se bañaba o bajaba para verme en mi oficina si quería dinero para compran nuevas cosas

-Anda Dhimitri, si gustas me desnudo pero hazme un nuevo cheque, o voy al colegio a ver las notas de los niños-

Molesto por comprar sus servicios de madre, por que de mujer ya no me importaba, le decía que no, entonces se marchaba molesta, gritando como histérica hasta despertar a mis hijos, regresaba a mi habitación para tranquilizar a mis niños y dejarlos dormidos dejando a un lado la opinión de  mi vampiresa, seguía haciendo lo mismo en su rutina.

Mi hijo Dorian en muy lindo, puedo decir que era feliz con sus abuelos, cuando mi amo lo visita es el primero en correr a los brazos de el, pero  su rabia era siempre por lo mimos

 -¡Solo quiero una Madre!-  

Esas palabras me dolían hasta el fondo del alma, pero tenían razón yo por mucho que lo negara soy su padre, y mis dragones son consientes de ese hecho.

Esa noche estaba en las rondas de la guardia, en donde camino perdida entre las sombras, en los sonidos de la noche, donde la luna brilla,  escuche ruidos distintos a las botas de mis camaradas, sentí pena y tristeza,  me encontré con una figura, un ser oculto entre telas sucias que se quedo parado frente a mi,  yo empuñe la espada esperando que ese ser me atacar,  no tenia miedo por que cerca estaban mis demás  compañeros, pero el tampoco mostró miedo.

Se descubrió el rostro,  me dejo verlo a la luz de la luna, y yo no sabia que sentir, si odio o algo,  no me encontraba bien pensando en lo que sucedía con mis hijos, mi matrimonio, mi hogar.

-¡Maldición Epifanio si deseas ver a los niños no hagas juegos estúpidos, tienes derecho a verlos pero no hagas que te mate!-  

Gruñí de rabia, pero el solo me miro, pero no se sentía igual, estaba perdido y eso me puso aun mas de mal humor, mientras en su mente perdida trataba de buscar las palabras que salieron de sus labios.

-¿Tu eres Dhimitri,  dime quien soy yo?-  

Sus palabras, la pregunta, sus emociones perdidas,  me volví loca,  era el,  era el y no estaba muerto....  ¡Gabriel mi amor!