Dama de Rojo

Nuevo comienzo.

Por un tiempo no supe de ella, era una tormenta pensar en ella,  si me amaba, me odiaba, si yo era buena o era mala, como dije soy la villana y me tomo mi papel muy bien cuando alguien más me lo impone. Me encontraba con dos niños, me sentía realmente sola,  y por más que deseara mi propio hogar yo no podía cuidar de mis pequeños, me sentía entre la espada y la pared, en un pozo oscuro que me ahogaba, y en ese momento de desesperación siempre estaba presente Sebastián para arreglar mi mundo con su dulce sonrisa.

Yo sabia que mis dos pequeños sentían miedo y estaban muy heridos por lo sucedido con mi ex, no tenían una buena infancia, eran constantemente humillados por su prima Michel,  así que yo me arme de valor, y exigí la ayuda de quien alguna vez me abandono, busque al Arcángel Gabriel. 

Hable con el, del dolor que tenia,  de lo mal que me sentía, de lo desplazada, de las humillaciones,  de mi soledad, y del cual no negare se aprovecho,  el abrió sus alas y me envoltorio en ellas, llore hasta no poder más, se mostró piadoso y comprensivo, era el ángel al que ame desde un inicio, ofreció ayudarme,  así que decidí  formar una familia con el  y mis hijos con el, sin embargo a mi pequeña le llego una oportunidad de oro en París, estudiaría ahí si lo deseaba , ella me rogó el permiso y su madre sabia que así seria,  mi hija se marcho a esa ciudad.

Muy a menudo a veces pienso que eso permiso fue un error, por que mi amada hija empezó a negar a sus progenitores, y se ilusiono con que mi amo era su madre y la muerte su padre,  quería ser como su prima, y se volvió rebelde, cuando yo iba a verla al internado,  decía que era su tía, no su madre, me dolía mucho eso.  ella en ese momento de nuestras vidas no se creía una parte de mi familia, me despreciaba por ser mujer y no hombre, 

 -¿por que no puedo tener una familia normal?-  

Siempre me gritaba, así que me ahogaba en dolor su rechazo, pero lo ocultaba le sonreía a mi pequeña aunque en verdad quisiera llorar, nunca deje de demostrarle amor aun que ella terminara mostrándome los colmillos y su completo desprecio,  ella quería ser Michel y no Scarlet mi hija pequeña.

Regresaba a casa hecha pedazos, con trabajo de la oficina de donde empece como mensajera,  cargando cajas en una bodega polvorienta, después fui recepcionista  y hasta que subí de puesto a ser secretaria del mi hermano, el jefe,  nunca he rebelado mi parentesco con la muerte frente a los humanos, yo me hice de mis méritos en ese lugar con mi trabajo, tiempos extras, adelantando trabajos y tareas. 

La distracción, para quitarme el estrés de esa vida hueca era el sexo con ese arcángel.  para mi era celestial verlo desnudo, ver en sus ojos el deseo del pecado aunque el fuera un ángel, que me tomara de la forma que el quisiera, que hiciera que el dolor se convirtiera en placer  y no era nada romántico como la primera vez que lo hicimos en fiesta de mi madre, aprendí  del Sadomadoquismo,  tenia casi siempre el cuerpo con marcas, por las cadenas, por los golpes, entonces usaba trajes con una corbata roja,  nunca deje el rojo,  me dejaba golpear por el a la hora de practicar ese sexo salvaje que me tenia medio viva,  me hice sumisa de el en busca de redención al ser castigada, el no tenia piedad de mis lagrimas, siempre ponía palabras en mi boca

-Dilo Dhimitri, pide que te golpee por ser un demonio malo, sucio y perverso, pídelo- 

Como tonta lo pedía, pedía ser usada, pedía ser golpeada e insultada, al final de tanto dolor, al final de tantas lagrimas, al final del climas había paz, y un enorme vació, yo no era realmente nada,  mi castillo de arena se lo había llevado el Huracán. 

Me encantaba ver esas marcas en mi piel, cada vez que me bañaba, a través de mi blusa a la hora de la comida en la oficina, me gustaba sentir el dolor a la hora de sentarme, ese dolor me recordaba que estaba viva, o que por lo menos respiraba,  dormía siempre encadenada,  tal vez solo quería pagar el daño que le había hecho a ella.