Paseo

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En Venecia nos quedamos de ver,  estábamos esperando en el inicio de los canales, aun no habíamos subido a la góndola, yo tenia nervios por que Sebastian lo rechazara,  pero mi hijo es sabio y no lo hizo,  cuando el se presento ante mi familia  todos lo saludaron,  aun con las sonrisas en los labios,  note que Suemy se contenía las ganas de abrazarlo, lo recordaba, hasta que Sayro comento 

-Oye te pareces a mi papá y mucho, hasta pensé que tú lo eras de lejos-

Note la mirada incomoda de Garbiel, y también note que el miraba a los niños, que se parecian mucho,  tenia la mente perdida, y se mordía el labio, pero Suemy no pudo contener la emisión de conocer a su padre,  el recibió el afecto pero en las lagunas de su mente no entendía, por que esos niños eran iguales, diferentes, o le mostraban celos o amor,  aleje a mis pequeños de el un poco y le pedí que se controlara.

-Puedes marcharte, no sera la primera vez que lo haces-

Si bien el no tenia bien claro lo que era y quien era,  yo no permitiría que mis hijos salieran heridos por el, el solo me abrazo buscando en que apoyarse, y sus palabras me dolieron más

- Perdona es que ellos son todos tuyos,  me habías dicho dos eran mios, y ellos se parecen mucho ¿Porque?--

Yo caí en el encanto del contacto a el,  me sentía de nuevo la chiquilla de 14 años, pero aun no le había explicado mi encuentro con su hermano Epifanio. Dimos ese paseo con los gritos de emoción de mis pequeños,  almorzamos en un pequeño lugar, atardeció y cansados mis pequeños subieron a su habitación en el hotel y yo me quede con Gabriel.

-Son hermosos cada uno, se parecen a ti y mucho, me alegró conocerlos-

Comía postre y bebía vino tinto,  lo que nunca hicimos antes, parecíamos unos novios,  y eso me agradaba, le sonrojaban simples besos a su mejilla,  que le abrazara, nunca lo había visto así. 

Esa noche me dijo que me quería, yo estaba muy emocionada, me sentía muy bien por que el me quería y había nacido de el las palabras. pero me dolió la cabeza, el corazón  y me aleje  

- Tranquila, cuidaré tus sueños, me mantendré a tu lado como un vigilante y sé que estarás bien, mañana será un día mejor, duerme ahora, yo te cuidaré-

Sentí sus palabras como mentiras,  sentía que el solo me mentía, pero también las creía, me volvía loca.

 -No estoy para regañarte, engañarte, estoy para observar y aprender y me  gustaría que me hablaras más pero tienes que ir a dormir, tienes que recuperar fuerza-

Corrí a mi habitación molesta por el remolino de emociones que me causaba,  llore, el cuidaría de mi,  no importaba me refugie en mis hijos y me perdí en el sueño. 

Después de ello y de mi malestar continua charlando con el, en los discretos restaurantes de Venecia, me acariciaba las mejillas, se preocupaba por que comiera bien, que descansara esos días,  me di cuenta de lo mucho que yo pudiera caer enferma y es que mi humana lo estaba, mi humana enfermo por mi culpa, por que yo tomo su energía, su animo, ella es solo mi almacén, y recargo mi dolor en su cuerpo. 

Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora