Cuatro

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Regrese a casa,  pensar en el reporte de la muerte de mi plumifero me tenia un poco ida, estaba muy molesta hasta con las estrellas que iluminaban mis más oscuros pensamientos tenebrosos; que no tome la medida de eliminar de mi cuerpo la semilla de Epifanio,  días después de ese encuentro, esa estúpida ilusión tuvo consecuencias que me volvieron loca 

 - ¡otra vez no!-  

Me encontraba mirándome al espejo, molesta conmigo y mi impulso de lujuria, estaba embarazada de mi ángel de la guarda,  lógico que este estado me causo problemas con mi pareja, Me arme de valor ante mi pareja,  si bien la perdía a ella no era capaz de quitarle la vida anuos seres que cercan en mi, que confiaban en que los amaría y cuidaría, ella tenia razones de sobra para su enfado, la había traicionado,  pedí perdón, suplique que no me dejara,  ella acepto esas suplicas,  pero también le deje muy claro algo que yo no renunciaría a mis hijos, a ni uno, ni siquiera a Scarlet que comenzaba a ser más rebelde, cada vez que íbamos de visita a su colegio se negaba a vernos, eso nos lastimaba a todos.

Y ahí estaba yo, con pareja, embarazada, pero mas estable en todos los ámbitos de mi vida, mi vampiresa había encontrado a sus padres, ella me cuidaba,  me alimentaba de lujuria,  era increíble por que ambas buscábamos el bienestar de la otra, lo que me enfadaba era que ella durmiera aun en el suelo, o en el jardín como perro, eso nos hacia discutir,  aun continuaba horneando pasteles, hasta me pidió dinero para crear una pastelería, yo se lo di sin negarme.

Una tarde de trabajo llego la muerte a preguntarme como estaba, y si mis 4 bebés estaban bien a lo que respondió que si, Sebastian, Scarlet y Suemy, y el nuevo bebé también lo estaba, el se rió y eso me molesto,  

 -No hermanita yo hablo de tu embarazo, como están tus cuatro nuevos bebés- 

 Yo me deje caer a la silla, tenia cuatro nenes en mi vientre,  me negaba y resignaba a uno ahora eran  cuatro,  en ese momento mi saco de la oficina y me llevo mal hospital, era la primera ves que hacia algo así,  me encontraba ahora recostada en un consultorio a punto de hacerme un ultra sonido.

Mi hermano me tranquilizo diciendo que el medico que me atendería era un demonio de su confianza,  entonces suspire de alivio y por primera vez me enamore de una imagen, ahí estaban mis cuatro pequeños, cubiertos en sus alas como mariposas, chupándose el dedo,  yo estaba muy contenta,  me imprimieron las imágenes y regrese a casa con las imágenes de mis cuatro pequeños,  tres niños y una niña, les conté a todos y comenzaron a planearse los nombres.  sin saber que pasaría después,  en ese momento solo me importaba seguir viva para conocer a mis hijos, para vivir por todos ellos, y agradecía la compañía del vampiro.

Dama de RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora