Cuando esa noche llegó a su piso, no pudo dormir, a pesar de que había trabajado más de doce horas seguidas. Si Lara hubiera estado en la ciudad la habría llamado, pero su hermana estaba en Canadá, y con la diferencia horaria no quería asustarla. Se pasó horas dando vueltas en la cama y pensando si ella y el pobre Esteban no tenían más cosas en común de las que creía. Y decidió que no quería ver reflejados en sus ojos todos los remordimientos que sintió ese chico antes de morir. Iba a cambiar, por suerte, ella aún
estaba a tiempo. Se levantó y fue a la cocina, que era la única habitación del piso completamente decorada, para tomar una libreta y una lapicera.Con letras mayúsculas, escribió «MI VIDA», y debajo empezó a hacer una lista de lo que quería
que ésta contuviera.• Amor
• Cocina
• Lara
• Amigos
• Familia
• Locuras
La lista era demasiado abstracta, pero al menos era un comienzo. Micaela se quedó un rato mirándola y se dio cuenta de que no había escrito nada sobre la cirugía. Al día siguiente mismo hablaría con el jefe de personal para decirle que dejaba el puesto. Con el dinero que tenía ahorrado, junto con lo que le había dejado su abuela al morir, podía estar un tiempo sin trabajar, e intentar resolver el segundo punto de su lista. Ese dinero lo tenía guardado para una emergencia, y rehacer su vida entraba en esa categoría. Apagó la luz, cerró los ojos y por fin pudo dormir. Los otros puntos ya los iría resolviendo.
Un año más tarde, Micaela aún llevaba la lista en su cartera. Después de pedir una excedencia en el hospital, se apuntó a unos cursos de cocina en una prestigiosa escuela en Barcelona.
Gracias a lo que había aprendido allí, y a la recomendación de una de sus profesoras, había conseguido que la aceptaran en el exclusivo curso que se iba a impartir durante tres meses en Nueva York. Micaela convenció a Lara, que para entonces ya había regresado de Canadá, para que
se mudara a su piso y así entre las dos mantener el alquiler. Lara estaba entusiasmada con los cambios de su hermana mayor y aceptó encantada, pero le dio mucha pena tener que separarse de ella durante tres meses. En cuanto a sus padres, para ellos todo aquello era un especie de crisis y la miraban con indolencia y le decían que cuando se le pasara sevarrepentiría de haber hecho tantas tonterías y de haber echado por la borda una carrera tan prometedora. No fueron a despedirse de ella.Como Micaela siempre había soñado con visitar Nueva York decidió llegar una semana antes de que empezaran las clases para hacer turismo.
Reservó una habitación en un hotel céntrico para esos días y buscó en Internet todas las rutas imprescindibles y sitios de interés. Para los tres meses que duraba el curso, la propia escuela le había recomendado que alquilara un estudio en uno de los edificios cercanos, pero durante esa semana iba a ser una turista más.
Gonzalo tenía más hambre de la que creía y se comió el sándwich de pollo en dos minutos.
Intentó repasar la documentación que se había llevado consigo, pero no lograba concentrarse; no podía dejar de pensar en lo mal que lo había mirado aquella chica. En el avión, ninguno de los dos había sido demasiado amable, y el lío de las maletas tampoco había ayudado, pero Gonzalo se había disculpado y creía que en cierto modo habían hecho las paces. Pero al parecer, Micaela no lo creía así. Era una lástima, a él le habría encantado llevarla a cenar y charlar un poco más con ella. Tal vez incluso podrían haber ido a visitar algún museo, o a ver un musical, y quizá se habrían hecho amigos. Era la primera vez en mucho tiempo que Gonzalo invitaba a cenar a una chica sólo para hablar con ella. Cuando la miró a los ojos en el avión, tuvo la sensación de que podrían estar bien juntos, de que podrían ser amigos. Y por culpa de su reciente cambio de chip, ahora a Gonzalo no le apetecía en absoluto estar solo en la ciudad, y tampoco tenía ganas de pasarse todo el día trabajando. En fin, tendría que cenar solo, como siempre. O podía intentar
invitarla de nuevo.
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A fuego lento <<adaptada>>
FanfictionAdaptación de "A fuego lento" de una de mis escritoras favoritas la maravillosa Anna Casanovas. Gonzalo quiere darle un giro radical a su vida y se instala en Nueva York. Micaela siente que es momento de retomar los sueños que sacrificó por converti...