Capítulo 2

296 22 0
                                    

La alarma del teléfono móvil sólo pudo sonar un par de segundos, justo el tiempo que necesitó Jürgen para estirar su mano y apagarlo. 'Gisele no debe saber que estoy despierto', se dijo, con la esperanza de que el breve tiempo que pudo sonar el celular, no haya sido escuchado por su hermana. Se incorporó hasta quedar sentado en la cama. Evitó hacer el menor ruido para poder escuchar cualquier movimiento en el cuarto vecino. Nada. Absoluto silencio. Estuvo así, sentado y con los oídos atentos, por varios minutos, a la espera del sonido de la puerta del cuarto de Gisele, que le avisara que ella estaba saliendo y que él, a toda velocidad, tenía que ir a buscar el tesoro que se escondía en el ropero.

'¿Qué habrá ahí?', fue la ineludible pregunta que se estuvo haciendo una y otra vez durante toda la noche y que le obligó a tratar de adivinar lo que podría haber escondido en ese lugar su bisabuelo, antes de desaparecer misteriosamente durante la segunda guerra mundial. Su imaginación voló para recrear una vez más el misterio que había envuelto por tantos años a la familia de su padre y empezó a recordar las viejas historias que había escuchado tantas veces desde que tenía conciencia. Se sospechaba que su bisabuelo había estado involucrado en algún grupo de resistencia interna que trató de luchar contra el nacional socialismo, incluso desde antes de haber éste asumido al poder. Y al parecer fue atrapado por los nazis, ya que un día desapareció sin dejar rastro, ya durante el desarrollo de la segunda guerra mundial. No se sabía mucho más, porque la bisabuela nunca supo en qué estaba metido su marido. Sospechaba que era una lucha no violenta, porque él estaba en contra de toda violencia, pero estaba segura que este otro tipo de lucha era igualmente peligrosa, quizá incluso más peligrosa que una pelea con armas, aseguraba su bisabuela, y por eso es que murió y no volvió más. 'Seguro era espía', concluyó Jürgen tratando de adivinar insistentemente qué podría haber estado escondido en el ropero de su hermana durante todos esos años de intensa lucha, de peligros y de muerte.

La urgencia de develar de una vez este interesante misterio, le hizo mirar nuevamente su reloj. Habían pasado poco más de diez minutos desde que se despertó. '¿Por qué no se levanta, como todos los días?', pensó molesto con su hermana por no seguir el plan marcado por él. 'Esta es la hora que se baña siempre', pensó desconcertado por ese cambio de hábito. La impaciencia pudo más y se levantó, con mucho cuidado de no hacer ruido, para dirigirse sigilosamente hacia la puerta de su cuarto. La abrió con mucho cuidado para reducir el ruido que revelaba que él estaba despierto, y avanzó descalzo hacia la puerta del cuarto vecino. Con mucho cuidado, y con el corazón retumbando en su pecho, acercó su oído a la puerta para escuchar lo que acontecía en su interior. Nada, silencio. 'No entiendo', se dijo al tratar de saber por qué su hermana no se había levantado todavía. '¿Y si abro un poquito la puerta para ver lo que está haciendo?', se dijo pero rápidamente desechó la tonta idea. Frustrado y vencido por las circunstancias, se dio la vuelta y empezó a avanzar hacia su cuarto para organizar sus ideas y planificar cuál sería su próximo paso. Fue en ese preciso momento que una idea surgió en su mente. 'Pero, ¿quizá ya está en el baño? ¿Quizá se despertó poco antes de que suene mi despertador?' Con esta explicación del aparentemente extraño comportamiento de Gisele, cambió su rumbo y se dirigió rápidamente hacia la puerta del baño, siempre cuidando de no hacer mucho ruido con sus pies descalzos. Apoyó el oído en la puerta y pudo escuchar, sin mucha dificultad, el ruido que hacía su hermana mientras se bañaba en la tina.

'¡Qué bruto soy! Mil veces bruto. Debí darme cuenta que ella ya se había despertado y que no estaba en su cuarto. Ahora ¿qué hago?'

Había perdido minutos preciosos que bien hubiesen podido ser invertidos en retirar el tesoro que estaba esperandolo desde hacía casi setenta años. 'Pero, ¿y si en realidad no hay nada? Ha pasado mucho tiempo desde la desaparición del bisabuelo. De seguro mi bisabuela o mi abuelo encontraron hace muchos años ese escondite secreto y sacaron lo que estado guardado en su interior. O quizá no había nada, o simplemente cosas sin valor, y por eso es que nadie comentó sobre su existencia. O quizá ...'. '¡Basta!', se gritó mentalmente Jürgen al darse cuenta que su serie de pensamientos no era otra cosa que excusas que creaba para demorar la decisión que debía tomar en ese momento: ir o no ir al cuarto de su hermana. 'Que pase lo que tenga que pasar', se dijo con resolución y avanzó corriendo hacia el cuarto de Gisele. Abrió la puerta y la cerró rápido, pero con cuidado. Avanzó lo más rápido que pudo hacia el ropero y lo abrió con fuerza. 'Por suerte Gisele no tiene fuerza y no puede abrirlo', pensó con satisfacción y confirmó lo firmemente que estaba cerrado. La urgencia por el poco tiempo que tenía, aumentaba en cada una de las pulsaciones del corazón que le latía intensamente en el pecho. Sacó las tablas horizontales que le incomodaban el acceso al fondo. Las puso una a una a un lado del ropero. Luego, sin perder más tiempo, trató de correr suavemente la tabla que se encontraba en el fondo. Ya estaba un poco corrida por el golpe del día anterior y mostraba una abertura hacia un compartimiento secreto, pero todavía no permitía ver lo que se encontraba en su interior y tampoco extraer su contenido. Trató de forzarla con un poco más de fuerza, pero estaba muy firmemente apretado. 'Maldicion. No abre. Y si le doy con mucha fuerza, de seguro que hará mucho ruido. Y ella, debe estar por salir del baño. Todo es por mi culpa, por quedarme soñando en el cuarto. No me queda más que volver mañana. No debo perder el tiempo tan estúpidamente como hoy', se dijo Jürgen resignado a esperar un día más para descubrir su tesoro.

Ante el inminente peligro del retorno de Gisele, Jürgen se apuró a buscar las tablas que estaban a un lado del ropero y, por el corto tiempo que tenía, no se molestó en ponerlas en su sitio, sino que simplemente las apoyó verticalmente a un lado en el interior del ropero. Al terminar de colocar las tablas, vió como la puerta del cuarto se abría silenciosamente. Su corazón dio un salto dentro de su pecho y Jürgen, sin mucho tiempo para pensar, no le quedó más que utilizar el único lugar posible para esconderse, el interior del ropero. Cerró la puerta sin mucha fuerza, para evitar que el ruido llamara la atención de su hermana y trató de permanecer lo más quieto posible en su interior. 'No puede ser. Porra. Seguro me vio cerrar la puerta', pensaba él sumido en una tormenta de nervios. Todo había sucedido tan rápido, que en realidad no pudo saber si ella lo había visto entrar al ropero y no le quedó más que resignarse y esperar los acontecimientos, con el temor permanente de que ella abra el ropero en cualquier momento. Los primeros minutos fueron interminables en el interior y pudo escuchar, con mucha nitidez, cada paso que daba su hermana en la habitación. La intensidad de sus pasos acercándose le hicieron surgir un fuerte temor de que ella iba a abrir la puerta. 'Estoy perdido', pensó Jürgen y se preparó a ver el rostro furibundo de su hermana. Sus manos se abrían y cerraban nerviosamente durante la estresante espera. Sin embargo, el sonido que escuchó fue el de la otra puerta del ropero al ser abierta. 'Que afortunado soy. Estoy salvado' se dijo una y otra vez al darse cuenta que el tiempo pasaba y que la puerta que lo escondía permanecía cerrada. Cuando escuchó que la puerta del ropero se cerraba, se dio cuenta que definitivamente ella no sabía que él estaba escondido ahí mismo, en su cuarto. 'Ojalá se apure. Mucho tarda en arreglarse. No entiendo qué hace para tardar tanto', pensaba con impaciencia pero ya mas tranquilo. Todavía tuvo que esperar algunos largos minutos hasta que por fin sus deseos se cumplieron y ella finalmente dejó el cuarto. El sonido de la puerta del cuarto cerrándose le informó que ya podía salir de su escondite.

'Si, si, si', decía Jürgen saltando afuera del ropero, apenas conteniendo las ganas de correr de un lado para otro, feliz porque no había sido descubierto. Con Gisele fuera, tenía todo el cuarto para él solo. Pero de todas maneras la tensión no había bajado. 'Mi madre va a ir a mi cuarto en cualquier momento para despertarme', pensó preocupado por el poco tiempo que tenía. 'Qué maldita manía que tiene mi madre de despertarme como si yo fuera un bebé', se dijo aunque sabía perfectamente la respuesta. 'La verdad es que me gusta mucho dormir' . Consciente del poco tiempo con el que contaba, concentró su esfuerzo en retirar la plancha de madera que le impedía ver el contenido del compartimiento secreto. 'Esto está muy duro', se dijo al ver que el fuerte tirón no había dado frutos. Pero no había tiempo qué perder, y en un segundo esfuerzo logró desencajar el último extremo que lo mantenía firme en su lugar. Esto generó un fuerte sonido de madera rompiendo su traba, que obligó a Jürgen detener su actividad y esperar, con sus oídos atentos, por si alguien entraba alertado por el sonido. 'Nadie me escucho, por suerte. No sé por qué no aprendo a ser más cuidadoso', se dijo él. Ya, con tranquilidad, regresó su atención al hueco que había quedado en el fondo del ropero, pero solo pudo ver una oscuridad profunda. 'No puede ser', se dijo al darse cuenta que 'es una habitación secreta'.

------------------------

Muchas gracias por seguir la novela hasta este punto. Espero que te haya parecido muy entretenida. Te aguardo en el siguiente capítulo. Y por favor no olvides de votar por este capítulo. Es lo único que te pido a cambio.

LúcidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora