Capítulo 18

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-¿Qué? ¿Le avisaste a Luiscar sobre el libro? -dijo Jürgen y se levantó molesto de su sillón para empezar a caminar de un lado a otro en la sala de su casa y abriendo y cerrando sus manos con mucha frecuencia. -No se como lo soportas, con lo pedante que es y con esa cara de aborto que asusta a todos.

-No le hablé del libro. Solo de los sueños lúcidos. -mintió Hans para calmar los nervios de su amigo.

-Pero es lo mismo. Ya sabe sobre el tema del que trata el libro.

-Pero no es un tema super secreto. En Internet puedes encontrar libros y videos que hablan de los sueños lúcidos. Cualquiera puede leerlos y ponerlos en práctica, sin la necesidad del libro de tu padre. No sé por qué haces tanto problema.

Jürgen siguió caminando de un lado a otro en su sala, sin pronunciar palabra, durante varios minutos. Hans, preocupado por lo que pudiese pensar su amigo, prefirió mantenerse en silencio y esperar que la molestia del amigo se pasara.

-Entonces el libro de mi padre no sirve. -dijo finalmente Jürgen sin dejar de caminar.

-No dije que no sirve. Dije que el tema no es un secreto. El libro es muy bueno. Estuve leyendo algunos libros del tema que bajé en Internet, pero ninguno explica tan bien el proceso del despertar durante el sueño. El libro de tu padre es... Es buenísimo.

-¿Es mejor que los otros? -respondió Jürgen deteniéndose para luego mirar de frente a Hans quien había permanecido sentado todo ese tiempo.

-Muy bueno. Te digo. Y no es por quedar bien contigo o con tu padre. De hecho, he leído algunos párrafos más adelante en tu libro, y habla de cosas mucho más avanzadas que los libros que hay en Internet.

Jürgen no respondió pero se notaba claramente que estaba muy orgulloso con la información. Ya el rostro de molestia había desaparecido para ser reemplazado por una cara de felicidad y orgullo, que tranquilizó a Hans.

-Estaba pensando en hacer un club para aprender lo que dice tu libro. Sería el Club Lúcido. ¿Qué te parece? Tú darías las clases con lo que dice el libro. Sería buenísimo.

-Sí, -respondió Jürgen, para asombro de Hans que no esperaba una aceptación tan rápida. -y así podríamos poner en práctica las enseñanzas secretas de mi bisabuelo. Pero debe ser un club secreto.

-Claro que sí. Yo también creo que no es bueno que se esté divulgando por ahí lo que hacemos.

-Pero, ¿a quién invitamos al club?-preguntó Hans. El sonido del teléfono móvil de Jürgen fue la única respuesta que pudo escuchar a su pregunta.

-Es Helga. -dijo Jürgen al mirar la pantalla de su teléfono. -Tengo que ir a buscarla.

-No hay problema. -respondió Hans que se dispuso a marcharse. -Mañana hablamos. -dijo a tiempo que iba en dirección de la puerta de salida. Jürgen se despidió con un gesto con la mano mientras mantenía el teléfono con el que conversaba con Helga en la otra mano.

-Así que el libro es de tu bisabuelo y no de tu padre. -dijo Hans riéndose por la involuntaria revelación de su amigo. -Apuesto cualquier cosa a que lo robaste en casa de tus abuelos en Alemania en tus vacaciones. -siguió riendo Hans camino a su automóvil.

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