-Hola Gisele -saludó Luis Carlos asombrado de verla en la puerta de entrada del apartamento de su hermano. -No sabía que vivías en São Paulo.
-No. -respondió ella sin ocultar el desagrado que le resultaba tenerlo al frente. -Solo vine de paseo por el fin de semana.
-Se nota que estas de salida a alguna fiesta. Te queda muy bien ese vestido. -dijo él y se puso a contemplar la bonita figura de Gisele, resaltada por la ropa veraniega que portaba.
-Buenas noches amiga. -escuchó decir Luis Carlos a su espalda. Se dio la vuelta inmediatamente y pudo ver ante sí, una hermosa trigueña que rivalizaba en belleza con su rubia amiga.
-Hola Luana. Pensé que ya no venías. -le respondió Gisele con un tono de reproche para saludarla después con un beso en la mejilla.
-Es que el tráfico desde la peluquería estuvo infernal y mi madre, ya la conoces, ella no va a más de diez kilómetros por hora. Pero no te enojes amiga. Ya llegué.
-Ya me iba a ir sin tí. Te salvaste por segundos. Incluso estaba de bajada, esperando al ascensor.
-Tu siempre impaciente amiga.
-Hola Luana. -dijo Luis Carlos, interrumpiendo bruscamente la conversación de las chicas que lo habían mantenido al margen, como si no existiese. -Mi nombre es Luis Carlos, pero mis amigas me llaman Luiscar. Si quieren, las puedo acompañar. Conozco los mejores lugares de São Paulo. -dijo mostrando un llavero elegante del cual colgaba el símbolo de la BMW.
-Muchas gracias. -respondió Luana desconcertada por la invitación. -Pero...
-No le hagas caso. -le dijo Gisele a su amiga. -Luiscar siempre hace ese tipo de bromas. Por cierto, -siguió diciendo, esta vez dirigiendo su mirada despectiva a Luis Carlos -Jürgen está adentro.
Al terminar de decir esto, empezó a avanzar hacia el ascensor que todavía estaba abierto, con la amiga detrás suyo. Luego de ingresar en el ascensor, presionaron el botón de bajada y de cierre de puertas.
-¿Quién es ese amigo tuyo, tan feo? -escuchó decir Luis Carlos a pesar de que la puerta del ascensor ya estaba cerrada.
-No es mi amigo. Tampoco de Jürgen. No sé por qué viene. -fue lo último que escuchó ya de apenas cuando el ascensor empezó a descender.
Luis Carlos, ya solo tras la partida de Gisele, dio la vuelta, se dirigió hacia la puerta del apartamento de Jürgen y tocó el timbre. Pocos segundos después la puerta se abrió y apareció ante sí, la deportiva figura del dueño de casa.
-Hola Luiscar. Pasa por favor. -dijo Jürgen y se puso a un lado de la puerta para permitir el ingreso de su amigo.
-Buenas noches. -respondió él e ingresó hacia una amplia sala a pocos pasos del recibidor.
-¿Qué te trae por aquí? -le consultó el anfitrión y le señaló uno de los sillones de la sala. -¿Quieres un jugo?
-Sí. Gracias. Estaba por aquí cerca y me acordé que vivias por aquí y vine a visitarte. Desde que estamos en São Paulo, no nos hemos visto. Y, ¿como te va en la Universidad?
-Tienes razón. Deberíamos juntarnos más seguido. Gracias a Dios nuestro señor, todo me está yendo bien. La Universidad es un poco difícil, pero Dios me ayuda. Y tú, ¿cómo va todo?
-Muy bien. He tenido muy buenas notas en los últimos exámenes. Todo fácil.
-Qué bueno, gracias a Dios.
-¿Qué sabes de Hans?
-Estuve el otro día en Florianópolis con él. Está bastante bien, según me contó.
-¿No se volvieron a juntar por el Club de los sueños? -preguntó Luis Carlos tratando de no sonar muy interesado en el tema.
La sola mención del club hizo que Jürgen mirase a Luis Carlos con severidad.
-No. ¿Cómo se te ocurre eso? Ese club fue un error. Un error del que estoy completamente arrepentido y les pido disculpas por haberlos involucrado en ese proyecto del demonio.
-No te preocupes. -respondió Luis Carlos sin atreverse a mirar al amigo, ocultando sus verdaderos sentimientos. -No nos pasó nada, según pude consultar a los otros.
-Doy gracias al señor por eso. Pero estuvieron muy cerca. Si tan solo hubiesen avanzado un poco más en las enseñanzas de ese libro maldito ...
-Pero, estuve viendo algunos programas en la televisión, y en algunas páginas de Internet sobre el tema, y dicen que no hay peligro. -dijo Luis Carlos cortando lo que estaba diciendo su amigo.
-Es que esos programas esconden la verdad, la verdad que está en las sagradas escrituras. -respondió Jürgen con mucha seguridad en la voz.
-Qué raro. -dijo Luis Carlos con su voz de sabelotodo. -porque en esos documentales no mencionan nada de eso. Quizá lo que te pasó, haya sido otra cosa. Sugestión por ejemplo. Eso es bastante común según leí.
-Pero eso no es sugestión. -respondió Jürgen luchando por controlar sus nervios. -No me pueden decir a mí, que estuve bajo el poder de un demonio, que todo fue solo sugestión. Solo gracias al poder de nuestro señor Jesucristo pude salvarme.
-Sí. Tienes razón. Pero me da mucha curiosidad por poder saber lo que dice el libro de los sueños. ¿Lo tienes aquí?
-¿El libro de los sueños? Ni hablar. Ese libro no debe ser leído. Es muy peligroso. Incluso mi bisabuelo murió por su culpa. No te lo puedo dar. Sería muy irresponsable.
-Pero, no creo que me suceda algo de solo leerlo. -siguió insistiendo Luis Carlos.
-No es bueno tentar al demonio. El tiene mucho poder con las personas que tientan su curiosidad. Más bien te recomiendo que vengas al grupo de estudio que tenemos los jueves. Así podrás aprender lo que dice la Biblia.
-Tienes razón. -respondió Luis Carlos resignado. -Si no estoy muy ocupado en La Universidad, me vengo a visitarte.
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Lúcida
ParanormalEscondido en una habitación secreta, en la vieja casa de sus abuelos, Jürgen encuentra los restos de su bisabuelo perdido durante la segunda guerra mundial. Junto al cuerpo sin vida se encuentra un antiguo libro de evidente importancia para su bisab...