Capítulo 37

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-Hola Luiscar. -respondió Hans al contestar la llamada de su teléfono móvil.

-Hola Hans. ¿Cómo va todo en Florianópolis? Y las chicas, ¿todo bien? -le preguntó Luis Carlos

-Todo bien, ahora que tú no estás. Menos competencia. -le respondió bromeando el amigo.

-Seguro. Cuando termine el semestre y regrese allá, podemos organizar una salida con tus amigas.

-Por supuesto. Y, ¿cómo está el asunto por allá? ¿Tienes muchas amigas? ¿O es que la Universidad no te deja tiempo?

-No. La Universidad no es problema. Salgo todos los fines de semana. Las chicas paulistas son muy sociables. Tengo un montón de amigas. Si quieres, organizamos una salida un fin de semana. Me avisas.

-Claro que sí. Aunque sabes que soy bien exigente con las mujeres.

-Yo también. -respondió Luis Carlos con mucha seriedad en la voz. -Cuando vengas, podrás ver que todas son muy bonitas.

-Espero que sí. Porque me contó Thiago que lo invitaste un fin de semana a salir con tus amigas, pero finalmente salieron solos.

-Es que ese fin de semana ellas habían salido de viaje y no me habían avisado.

-Entiendo. -respondió Hans reprimiendo de apenas una risa

-Hablando de otras cosas. -dijo Luis Carlos haciendo caso omiso de la risa del amigo -¿Qué sabes del libro de los sueños?

-Absolutamente nada. Solo que Jürgen está loco. Desde que se metió con Helga, solo habla de Dios. Del libro de los sueños, no quiere ni mencionarlo.

-Pero, ¿hay forma de que te lo preste? Ya lo hizo una vez.

-Sí. Y me arrepiento no haberle sacado fotos a sus páginas. Pero no sabía que después se volvería loco. Ahora es imposible que me lo de.

-Y ¿sigues hablando con él? De otros temas, me refiero.

-Hablamos poco. Solo sale con Helga o con los amigos de ella. Incluso Gisele está molesta con su cambio. El otro día fui a visitarlo a São Paulo y estaba Helga ahí. Ella no me agrada y estoy seguro que yo tampoco le agrado a ella. Estaban con otro muchacho leyendo la biblia y explicándole el significado de cada uno de los textos que leía. Parece que ese muchacho es el líder de su grupo de oración. No pude aguantar mucho tiempo y me fui. Ya no se puede conversar con él. La última vez que le hablé por teléfono para preguntarle sobre el libro de los sueños, me volvió a contar su sueño y su lucha con el demonio y toda una serie de cuentos bíblicos para justificar por qué tener sueños lúcidos es pecado y demoníaco. También he conversado con Helga y ella me contó un montón de cosas sobre los demonios, el infierno, el robo de almas y un montón de tonterías. Estoy seguro que es Helga quien le ha metido toda esa porquería en la cabeza. Mientras Jürgen esté saliendo con ella, no hay manera de hablar con él. Ya se lo he dicho. Incluso su propia hermana se lo dice cada rato. Pero está ciego. ¿Te conté que Helga le quitó el libro? Ella lo tiene en su departamento allá en Sao Paulo. Lo sé porque aquella vez que lo visité, me metí a su cuarto a escondidas y lo busqué en el lugar donde me había dicho que lo tenía guardado. Y no estaba. Después le pregunté a Helga y ella me lo confirmó.

-Entonces, ¿lo tiene Helga? -preguntó Luis Carlos con la esperanza de haber entendido mal.

-Así es. Y en manos de ella, es imposible recuperarlo. Ni siquiera me atrevería a hablar con ella. Peor, pedirle el libro.

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