El sol empezó a salir lentamente, mucho más lentamente de lo que había estado saliendo los últimos millones de años, pensé. Esto me pareció bastante gracioso y me dije que yo no había vivido tanto tiempo para saberlo. Pero la verdad es que el sol estaba avanzando muy lento, demasiado lento. Miré mi reloj y vi cómo los números del segundero avanzaba muy rápidamente. Luego pensé que quizá el sol estaba saliendo normalmente, como siempre había salido, y que la sensación de que en realidad estaba avanzando lento, simplemente era fruto de mi impaciencia. Pero el sol seguía casi detenido en el horizonte, con la parte superior de su círculo apenas sobre la línea del horizonte, permitiendo que solo algunos rayos iluminaran el cielo, en una aurora permanente y muy hermosa. En el sueño yo tenía la certeza que esa no era la primera vez que despertaba temprano para poder ver el amanecer. Sabía que, cuando el sol salía en la mañana, era cuando más rápido avanzaba en el cielo. Eso, y lo hermoso del amanecer me hicieron sentir que ese día iba a ser un día especial. Miré los colores del cielo y lo bello del paisaje, aprovechando que el sol se había detenido justo cuando más hermoso pintaba al día. Estuve recostada sobre la hierba, contemplando el monte lleno de árboles que me rodeaba. Escuchaba claramente el canto de los pajaritos saludando al nuevo día. Todo era muy hermoso. El sol, el paisaje, el canto de los pájaros. No supe cuánto tiempo estuve mirando el paisaje, pero de repente escuché un sonido extraño que no tenía nada que ver con el hermoso canto de que había estado escuchando. Me paré para poder ver qué era eso que hacía tan extraño ruido. Atrás mío, a unos cien pasos, estaba una bonita cabaña de campo, de esa que salen en las películas extranjeras. Antes de escuchar ese sonido extraño, yo estaba segura que me encontraba totalmente sola en medio del campo, muy lejos de cualquier ciudad o pueblo. Pero tras ver esa cabaña, me acordé inmediatemente que había estado de vacaciones en esa cabaña por varios días. Busqué a mi alrededor qué podía haber hecho ese extraño ruido que me hizo levantar, pero no vi nada. Pero volvió a sonar ese ruido extraño y me di cuenta que el ruido venía de detrás de la cabaña. En ese momento me di cuenta que en realidad era un cántico como los que había escuchado a mi madrina cuando le cantaba a los ángeles. Me puse a mirar con atención quién era la que cantaba, pero en lugar de una persona, un perro salió de detrás de la cabaña. El perro corrió hacia mí como si me conociese. Como si yo fuese su dueña. El perro llegó y saltó a mi pecho con alegría. No pude evitar el golpe y caímos los dos en el jardín. El perro me lamía con mucho cariño, como si me extrañase de tiempo. Mientras estaba con el perro en el piso, pude ver a una mujer que salió de detrás de la cabaña y que llamó al perro. El perro se levantó y corrió de inmediato hacia ella. Me levanté y me limpié la yerba que se había quedado pegada a mi ropa. Me quedé callada mirándola y él me preguntó si yo era Lucía. Le respondí que sí, con curiosidad por saber cómo supo mi nombre. Me dijo que lo siga hacia el borde de la montaña donde yo había estado mirando el amanecer. Me quedé quieta, y creo que sentí miedo. El perro, que estaba a su lado, se quedó acompañandome cuando ella se fue hacia el borde de la montaña y eso me tranquilizó. Por fin me sentí con valor y me fui donde él estaba. El perro me acompaño caminando a mi lado. Cuando llegué al borde del claro pude ver que había un precipicio muy profundo, pero que no me dio miedo y me quedé ahí mirando el paisaje y el precipicio. La mujer me volvió a decir que la siga. Había algo en su voz que me hacía sentir que debía obedecerla. Fue en ese momento que me di cuenta que era mi madrina. Cuando terminó de decirme que la siga, se agachó y luego saltó lo más alto que pudo. Cuando cayó al piso, me miró como diciendo que yo también debía hacerlo. No solo me miraba fijamente, sino que el perro también me miraba, como si fuera una persona. Sentí que debía obedecer y me agaché y salté lo más alto que pude. Cuando estuve subiendo, un fuerte viento apareció en el aire que me empujó haciendo que caiga un poco más allá de donde salté. Mi madrina me volvió a mirar y saltó de nuevo, pero esta vez con más fuerza. Cuando volvió al piso me miró de nuevo para que yo salte. Me agaché y salté aún más fuerte que la vez anterior. Salté muy alto, pero cuando estaba en el aire, el viento volvió a soplar mucho más fuerte que la vez anterior. Cuando llegué al piso, me encontraba a pocos centímetros del borde del precipicio, aunque eso no me asustó. Me quedé agachada mirando el precipicio al que casi había caído, junto con el perro que miraba también hacia abajo, como si supiera que me había salvado por poquito. Lo raro era que, cuando yo estaba en el piso, el viento desaparecía de inmediato. Me levanté y caminé varios pasos para alejarme del precipicio, hacia donde estaba mi madrina. Cuando llegué a su lado, ella volvió a saltar muy alto. Tanto que parecía un pájaro en el cielo. Cuando volvió a caer, me miró fijo y sentí que tenía que volver a intentarlo. Pero esta vez comprobé que no había nada de viento, para que no me lleve como las veces anteriores. Me agaché y salté lo más que pude. En el momento que me empecé a elevar, el viento empezó a soplar de nuevo, con mucha más fuerza. El viento fue tan fuerte, y yo salté tan alto, que me empujó lejos del claro donde estaba, hacia la zona del precipicio. Pero yo seguía subiendo sin detenerme, y a volar de lado como los pájaros. Volé tan alto y tan lejos que ya no pude ver la cabaña, ni a mi madrina y su perro. En ese momento me acordé de hacer la prueba de realidad para saber si estaba soñando y me di cuenta de inmediato que era un sueño y que estaba lúcida. Y que estaba volando. Y seguí volando, paseando por todo el lugar. Estaba feliz por estar despierta. Quisé buscar el claro donde había saltado y por más que volé por todo el bosque montañoso, no encontré ni señales del lugar ni de mi madrina.
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Lúcida
ParanormalEscondido en una habitación secreta, en la vieja casa de sus abuelos, Jürgen encuentra los restos de su bisabuelo perdido durante la segunda guerra mundial. Junto al cuerpo sin vida se encuentra un antiguo libro de evidente importancia para su bisab...