Lucía, asombrada por lo que decía el libro, apenas se levantó por la mañana, tomó la resolución de hablar con Luis Carlos y contarle que estaban por buen camino. Era algo que debía hacerlo lo antes posible. Tan pronto como salió de su trabajo, se dirigió directamente hacia el departamento de su amigo. La Universidad podía esperar, al menos por una noche. Llegó al apartamento y, sin tocar la puerta como era su costumbre, entró directamente con su llave. Avanzó hasta la habitación donde dormía Luis Carlos y lo encontró sentado sobre la cama, hablando a su grabadora. Él la vio entrar y, sin dejar de dictarle al aparato, le hizo señas de que espere afuera. Lucía se retiró a la orden del amigo y se fue a la cocina a preparar dos tazas de café, para después quedarse sentada en la salita, esperando a que su amigo terminase de grabar su viaje en el mundo de los sueños. La espera no fue mucha, ya que a los pocos minutos salió él a saludarla. Su cara mostraba claramente que acababa de despertar, como era lógico a esa hora de la tarde. Tomó la taza de café y se sentó al lado de Lucía.
-Buenos días. -le dijo ella bromeando por su cara de recién despertado. -¿Durmió bien el señor?
-Muy bien, no me puedo quejar. -respondió él y se estiró para recuperar la movilidad de su cuerpo.
-No sé cómo puedes dormir tanto. -dijo ella señalando el cuarto del que recién había salido. -Ah. Pastillas para dormir. -se respondió ella misma al recordar la caja de somníferos que estaban sobre la mesita de noche.
-No me importa lo que pienses. -le respondió él rechazando el comentario -Si supieses lo que he logrado construir, no me lo creerías. Estoy seguro que te caerías de envidia.
-No me lo imagino. -Debe ser algo muy grande. Yo apenas logré hacer el albergue en el que vivo. -mintió ella sin atreverse a confesar que había escuchado uno de sus viajes dentro de su mundo de los sueños.
-Tú y tu albergue. -le respondió él riendo -Deberías salir de ahí. Construir otras cosas más grandes, más hermosas y sobre todo donde la pases bien.
-¿Cómo un barco? -dijo ella, pero tras pronunciar estas palabras, un sentimiento de confesión le hizo callarse. El ardor en la cara le hizo darse cuenta que estaba ruborizada y desvió la mirada tratando que su amigo no se diese cuenta de que ella le había violado su intimidad escuchando su sueño.
-Puede ser. -dijo él sin sentirse aludido por el comentario. -Es muy bonita la vida en el mar. Yo por ejemplo he creado un gran barco y me voy de paseo por unas islas que he creado en base a algunos videos que he visto por Internet.
-Debe ser muy interesante -le respondió ella ya más tranquila.
-Sí Es grandioso. Deberías probarlo. En serio te lo digo.
-Lo voy a intentar. -le respondió ella riéndose al imaginarse en el barco de su amigo junto a un simpático actor que salía en una telenovela que había visto un par de veces en el televisor de una compañera en la pensión.
-Qué te estarás imaginando. -le dijo él riendo con ella -O más bien, con quién te estarás imaginando. -siguió diciendo él sonriendo de manera cómplice.
-Pero, ¿qué te trae por aquí a estas horas? -dijo él varios segundos después de haberse dejado de reír por la broma. -Si mal no recuerdo, estamos en hora de clases. Y tú no eres de las que falta a clases.
-No. -respondió ella con nervios en la voz. -Es algo muy importante que debo decirte. Aunque quizá ya lo sepas.
-¿De qué se trata eso tan importante que te hizo faltar a clases? ¿Lograste pegarle a Marcia?
-Sí -le respondió ella extrañada por el comentario. -¿Cómo lo sabes?
-Solo lo supuse. -le respondió él igualmente extrañado por la preocupación de la amiga. -Recuerda que no se puede entrar en los sueños de otros. Si no me lo cuentas, nunca sabré qué es lo que sucede en tus sueños. Lo de Marcia era solo una broma. Pero veo que por fin te atreviste a enfrentarla. Por lo menos en los sueños.
-Sí, ella ya no es problema. Pero no es de eso que vine a hablar. Es sobre el siguiente paso en el viaje hacia el mundo más allá de los sueños. Estuve leyendo el libro y pude saber que estamos en el camino correcto. Construir mundos, lo más elaborados y grandes posible, está bien.
-Sí. Eso ya lo sé. Si conocieses el mundo que he creado, te volverías loca. Tengo, además de una ciudad casi tan grande como São Paulo, ocho islas con hotel y todo incluido. Me encantaría que alguna vez me acompañes. Pero ya sabes, eso es completamente imposible. Lamentablemente. Pero te ...
-Sí. Te creo. Pero lo que quiero decirte, es que eso es la mitad del camino. -dijo ella interrumpiendo a su amigo y tratando de recuperar el control de la conversación. -El siguiente paso es destruir todo lo que has construido, para poder pasar al otro mundo. Al mundo real.
-¿Destruir todo lo que he construido? No te entiendo. ¿Y qué mundo real es ese? Estás confundida.
-Sí Luiscar. Debemos destruir todo lo que hemos construido. Absolutamente todo.
-Pero, ¿sabes cuánto me ha costado crear mi ciudad, mi barco y cada una de mis islas?
-Me imagino que mucho tiempo. Desde que dejaste de ir a la Universidad. -le respondió ella tratando de dar un tono de seriedad a sus palabras y desestimando la voz de desafío de su amigo. -Pero según el libro, ese es el paso correcto. Y mientras más grande y elaborado tu mundo, más fácil te será destruirlo y pasar al otro mundo. Tienes que construir para destruir, dice en algún lado el libro. Para tí resultará muy fácil, por que mientras más fácil te resulta construir, más fácil es destruir para pasar.
-Yo creo que estás equivocada. Quizá porque tú no has logrado crear un mundo como el mío. Tú solo tienes tu albergue y nada más. Casi nada. Pero me parece absurdo que te enseñen a construir, para luego decirte que tienes que destruir todo lo logrado. Eso es estúpido. ¿No te parece?
-Pero eso es lo que dice el libro.
-No sé. Recuerda que el libro está en alemán y de seguro no has sabido traducirlo correctamente. No es solo copiar y pegar en la página del traductor. No es tu culpa, pero ese traductor no es muy exacto. Puede tener errores.
-Pero tú me dijiste que era muy bueno.
-Sí. Es muy bueno. Pero a veces tiene errores. Es que me parece muy tonto que te enseñen a construir para luego decirte que todo fue en vano y que ahora tienes que destruirlo todo lo que has logrado crear. Lo lógico es que desde el principio te enseñen a destruir. Así se avanzaría mucho más rápido y no se perdería tiempo. ¿No te parece más lógico así?
-Entiendo lo que dices. Pero, por algo lo dice el libro. Yo no sé por qué. Yo no lo escribí. -respondió Lucía con molestia en la voz.
-No te enojes. Solo es que me parece que estás equivocada con la traducción. No es tu culpa. Es del traductor. La verdad es que no he leído el libro desde hace ya un buen tiempo. Solo leí hasta la parte en que decía que debía construir un un mundo lo más grande y completo posible. Y eso es lo que estoy haciendo. Y eso es lo que tú deberías hacer. Ya sabes lo que pienso de tu albergue tan pequeño.
Lucía, molesta por el tono despectivo de su amigo, se levantó furiosa, tomó su mochila y empezó a avanzar hacia la puerta de salida. Luis Carlos intentó detenerla, pero ella se soltó con violencia y siguió su avance.
-¿Sabes qué más dice el libro? -dijo ella al abrir la puerta y empezar a salir. -Que hay gente que se vuelve adicta a su mundo de mentira y que no se atreve a destruirlo para empezar a vivir en un mundo real. Porque son cobardes. Tienen miedo de dejar su comodidad falsa. Esas personas terminan locas. Como tú. Con tu departamento alquilado y tus cajas de pastillas.
Al terminar de decir estas palabras, salió del apartamento sin mirar atrás.
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Lúcida
ParanormalEscondido en una habitación secreta, en la vieja casa de sus abuelos, Jürgen encuentra los restos de su bisabuelo perdido durante la segunda guerra mundial. Junto al cuerpo sin vida se encuentra un antiguo libro de evidente importancia para su bisab...