Capítulo 35

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-Buenas noches. -saludó Luis Carlos al ingresar al aula y sentarse al lado de donde, como de costumbre, se sentaba Lucía.

-Hola Luiscar. -le respondió ella sin dejar de mirar fijamente su cuaderno sobre su pupitre.

-¿Quieres que te ayude? -le dijo él con su voz de superioridad que tanto molestaba a todos y que Lucía había aprendido a ignorar.

-No. Gracias. No estaba estudiando. -dijo ella y cerró su cuaderno.

-¿Estás mal? Te noto triste. -le dijo él y le ofreció una barra de chocolate. -Toma. El chocolate tiene substancias que hacen que las personas se sientan más felices.

-Gracias. -le dijo ella y tomó el chocolate y empezó a comerlo rápidamente. -Es que anoche tuve un sueño lúcido con mi madre y mi madrina.

-¿Fuiste a visitarlas? -le preguntó él con un cierto tono de alarma.

-Sí. Conversé con ellas. Cuando me di cuenta que era un sueño lúcido, viajé hasta mi pueblo y las visité. Antes de dormir me había propuesto visitarlas, así como me había explicado mi madrina. Es que hace tiempo no se nada de ellas y ... -al decir estas palabras, la tristeza le impidió seguir hablando y no pudo evitar que un par de lágrimas rodaran por sus mejillas, las que rápidamente limpió. La sala de clases no era un buen lugar para exteriorizar sus emociones.

-Te entiendo que quieras hablar con ellas. -le dijo Luis Carlos con una voz muy seria, ignorando las lágrimas de su compañera. -Pero hay algo que debes saber sobre los sueños lúcidos. Creo que ya te lo dije, pero es importante que te lo diga de nuevo para que lo sepas muy bien. Esas personas, tu madre y tu madrina, en realidad no son ellas. Son proyecciones. Quiero decir que ellas fueron fabricadas por tu mente, por tu imaginación. Por tu subconsciente. Todo lo que dijeron o hicieron, en realidad no lo hicieron o dijeron ellas, sino que fuiste tú misma la que las hizo hablar con lo que tú crees que dirían o pensarían. Eres tú misma hablando contigo misma. Por eso no es bueno conversar con ellas en sueños. Si quieres hablar con alguien, tienes que hacerlo en el mundo real. Si quieres, te presto mi teléfono y les hablas.

-Es que mi madre no tiene teléfono. Y no se el teléfono de mi madrina.

-De todas maneras sabes que me lo puedes pedir cuando quieras y te lo presto. En serio, no me cuesta nada. Pero no vuelvas a soñar con ellas. Te lo digo en serio.

-Gracias. -respondió ella por el ofrecimiento del teléfono de su compañero. -Pero mi madrina me dijo -empezó a decir nuevamente Lucía segundos después, avergonzada por el regaño recibido. -que si uno sueña con las personas fallecidas, está hablando con ellas, con sus almas. Y que si se sueña con una persona viva, esas personas también están soñando con uno. Lo que pasa es que ellos no lo recuerdan.

-Todo eso es mentira. -le respondió Luis Carlos con su voz de superioridad amplificada por la réplica de su amiga a la recomendación que recién le había dado. -Está demostrado científicamente que no existe eso de los sueños en pareja. Eso que dices de conversar en sueños es mentira. Mitos de la gente que no sabe. Cada persona sueña sola y todo lo que ve en sus sueños, es de su propia invención, de su mente, de su subconsciente. Y, esto te debe quedar claro, no es bueno que intentes buscar, nunca más, a ninguna persona real en tus sueños. El libro dice que si lo haces, al final terminarás loca, confundiendo el mundo real con el mundo de los sueños. Si algo tienes que hacer, debes hacerlo en el mundo real. Si algo debes decir a una persona, debes hacerlo en el mundo real. Así dice en el libro.

-Me gustaría leer ese libro. -le dijo ella confundida y sin saber si creerle a ese libro que nunca había visto, o a su madrina a quien tanto admiraba..

-Es verdad. Necesitamos ese libro. Urgente.

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