Capítulo 19

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-Buenas noches. -dijo al llegar Luis Carlos y saludó a su compañeras con un beso en la mejilla.

-Hola Luiscar. -respondieron ellas para luego quedarse en absoluto silencio, un silencio que contrastaba con lo bulliciosa y amena de la conversación que tenían antes de la llegada de Luis Carlos.

-¿Quieren que les traiga algo, algún refresco, un sandwich?

-No, gracias. -respondieron a dúo. -Ya comimos al llegar. -dijo Sãomara.

-Es verdad. No es bueno comer mucho de noche. -respondió él aparentando no darse cuenta del rechazo. -Yo si voy a comer un sandwich. Ahora vengo. -dijo y se alejó hacia la mesa donde estaban las bandejas con los sandwiches y vasos con refresco.

-Qué asco me da cada que me besa. Me da miedo que me contagie con esos granos podridos que tiene en toda su cara. -dijo Maria Fernanda y no pudo evitar limpiarse la mejilla con una servilleta.

-Yo tampoco lo soporto. Pero me da pena. No tiene casi amigos. Más bien me extraña que Jürgen lo haya invitado.

-No sé por qué te da pena, con lo pedante que es. Se cree el mas simpatico del colegio. Y el sabelotodo. Tiene un complejo de superioridad que no soporto. Y esos lentes feísimos que parecen culo de botella.

-¿Sabías que ese aire de superioridad en realidad refleja un complejo oculto de inferioridad? -respondió Sãomara.

-Callate que ahi viene de nuevo. Qué pesado que es.

-Se están perdiendo de unos deliciosos sandwiches. ¿En verdad no quieren que les traiga uno para que prueben entre las dos?

-No. En verdad, gracias de todas maneras. -respondió Sãomara.

-¿Y ya leyeron algo sobre los sueños lúcidos? -preguntó él con el tono de superioridad que le era característico. -Yo ya he tenido varias veces estos sueños. Es muy divertido. Si tienen alguna duda, yo les puedo explicar. Jürgen es muy bueno para el futbol, pero no sabe tanto de sueños lúcidos como yo.

-o-

-Buenas noches. -dijo solemnemente Jürgen a su audiencia. -Por favor silencio -dijo con la misma solemnidad aunque con un volumen de voz bastante más elevado, tratando de acallar las voces de los presentes que seguían conversando entre ellos sin prestar atención a sus palabras.

Jürgen, ante la ineficacia de sus palabras, optó por dar una fuerte palmada que, de un solo golpe, consiguió el silencio deseado.

-Les agradezco el silencio. -dijo ante la silenciosa atención de los presentes. -Ya saben de qué se trata el tema. Aprender a tener sueños lúcidos. Y el proceso no es muy difícil, en apariencia, sino que se necesita tener mucha fuerza de voluntad y constancia. -siguió diciendo con mucha seriedad ante sus discípulos que le tomaba mucha atención. -Muy pocas personas son capaces de lograr aprender controlar sus sueños de manera sostenida, y aún muchos menos los que son capaces de pasar al siguiente nivel. También deben saber, -continúo diciendo con mucha solemnidad y mirando a los ojos a todos y cada uno de los presentes -que para avanzar en este proceso, se necesita hacerlo paso a paso, sin saltarse ninguno de ellos. Y eso haremos. Sólo cuando se haya logrado vencer este paso, avanzaremos al siguiente paso. ¿Entendido?

El silencio fue el único que respondió a su pregunta, lo que obligó a Jürgen a retomar la palabra.

-El primer paso es bastante sencillo. Hay que tener un diario de los sueños. Es decir un cuaderno donde se pueda anotar los sueños todas las mañanas. Por eso es que ese libro deberá estar a un lado de su cama, para que puedan tomarlo tras que se despierten. Si esperan mucho tiempo, se olvidarán de los sueños que tuvieron. Y por mucho tiempo me refiero a solo algunos segundos, ni siquiera minutos. -dijo y guardó silencio para generar un ambiente de máxima atención. -¿Tienen alguna pregunta? -dijo finalmente luego de varios segundos de incómodo silencio.

-¿Puedo utilizar un computador en lugar de un cuaderno?

-Supongo que sí. -respondió con duda Jürgen.

-Un computador no, porque mucho demora en prender. Quizá un tablet podría ser. Esos encienden inmediatamente. -aclaró Sãomara mostrando el tablet que tenía en su mano, en el que había estado tomando apuntes durante la corta exposición de Jürgen.

-Pero lo mejor es un lápiz y un cuaderno. Es mucho más rápido escribir con lápiz que con un tablet. -dijo Hans mostrando su cuaderno al grupo. -Ya probé con el tablet y es muy lento. Es tan lento que uno se olvida del sueño mientras intenta escribir. Por supuesto que después de escribir en un cuaderno normal, lo pueden transcribir al tablet o al computador. Eso no tiene problemas.

-Y luego de escribir los sueños, ¿qué hay que hacer? -preguntó Gunar.

-Eso es todo lo que les puedo decir. Hay que avanzar paso a paso. Y ese es el primer paso. -explicó con mucha solemnidad Jürgen, contento por la pregunta que le acababan de hacer. -No conviene perder energía en el siguiente paso, si no se ha logrado vencer el primer paso. Por eso no les puedo contar en qué consiste el siguiente.

-¿Y cuándo nos vemos de nuevo para saber sobre el siguiente paso? -preguntó Maria Fernanda.

-Las reuniones serán aquí, en casa de Hans, todos los miércoles en la noche. -respondió Jürgen mirando a Hans, quien asintió en silencio. -Traigan sus sueños. No se olviden. Deben anotarlos todas las mañanas, sin excepción. ¿Entendido?

Todo el grupo asintió en silencio.

-No es más, por el momento. Nos vemos en una semana. -dijo Jürgen y luego se levantó para dar por cerrada la reunión.

-o-

-¿Qué hace Luiscar aquí? -dijo Jürgen y señaló con su mirada hacia el lugar donde éste se encontraba conversando con las dos chicas del club.

-Tuve que invitarlo. -respondio Hans avergonzado. -No tuve alternativa. Estoy seguro que si no lo invitaba, iba a comentar a todos sobre el club.

-Además de que no te haría tu proyecto de química. ¿No es verdad?

-Sí. También. -admitió aún más avergonzado. -Pero no te preocupes. Se va a aburrir rápido.

-Eso espero.

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