Lucía, luego de escuchar la descripción del mundo creado por Luis Carlos, salió del apartamento pensando que ella misma también había creado un mundo en sueños. Un mundo más pequeño, pero de todas maneras lo había hecho. Ella estaba tan enferma como su amigo. Llegó a la parada de autobús y aguardó algunos minutos que arribara uno que lo lleve hacia la pensión. Era muy temprano todavía. Apenas había estado media hora en el apartamento, y le quedaba casi toda la noche libre por delante. Llegó al albergue y se metió en su cuarto. Todavía le retumbaban en la mente las palabras de su amigo describiendo ese fantástico mundo que lo tenía totalmente alejado de la realidad. Ese era su futuro si no lograba controlar el hábito de seguir tratando de vivir en un mundo inexistente. ‘No volveré a tener más sueños lúcidos’, se dijo con resolución. Pero ese mismo momento se recordó que esta frase la había estado pronunciando innumerable número de veces desde que empezó a tener sueños lúcidos, pero seguía teniéndolos. Seguía cayendo en la costumbre de vivir en esa falsa pensión donde ella era la máxima autoridad, y Marcia era apenas una sirviente. ‘Otra cosa es en este mundo real, con la verdadera Marcia’, pensó Lucía contrastando ambos mundos. ‘Y donde vivo es en este mundo y no en ese otro que me está consumiendo’, siguió pensando.
Sentada sobre su cama, preocupada por la gravedad que estaba tomando todo ese juego, recordó que algo de eso se mencionaba en el libro de los sueños. Estiró su mano y buscó en el cajón de su mesa de noche la impresión de la parte del libro que había logrado traducir. ‘No’, se dijo deteniendo su mano. ‘No debo leer más esto. No debo tener más sueños. Debo detener esto de una vez’, pensó y se obligó retirar la mano para ir a buscar su cuaderno de apuntes de la Universidad, el cual se puso inmediatamente a repasar.
Estuvo leyendo sus apuntes, aunque sin mucha concentración, durante casi una hora. Pero al finalizar la lectura, se dio cuenta de que no se acordaba de nada de lo que había leído. A pesar de que sus ojos leían las líneas de su cuaderno, su mente seguía divagando en aquel otro libro, en el que no se permitió leer.
Lucía, venciendo su indecisión, dejó su cuaderno de apuntes sobre la cama y tomó el libro de los sueños y se puso a buscar impacientemente la parte del texto que hablaba sobre lo que estaba viviendo en ese momento. Si bien había logrado traducir una gran cantidad de páginas del libro, sólo había leído la primera mitad y no había tenido oportunidad de seguir avanzando en su lectura. Quería ser experta en las lecciones iniciales, y no quería avanzar sin haber logrado un excelente resultado en las lecciones avanzadas, tal como siempre lo había hecho en el colegio y ahora en la Universidad. Pero ya era experta creando mundos. ’¿Por qué no seguí avanzando?’, se preguntó al darse cuenta que se había quedado demasiado tiempo ocupándose en crear una pensión a su medida, y sobre todo peleando con la Marcia de los sueños.
Se obligó a leer el resto del documento conteniendo la traducción del libro, con el fuerte compromiso de no parar hasta terminarlo. Cuando terminó de leer el resto del texto, levantó sus ojos y miró su reloj que marcaba la una de la mañana. ‘Estaba todo escrito’, se dijo al analizar el texto y todo lo que les había sucedido a ella y a Luis Carlos. ‘Se tiene que caer en este vicio para luego avanzar. No hay otro camino. Después de todo, no estábamos mal’, se dijo ya más tranquila y aliviada. 'El riesgo está', se dijo repitiendo las palabras del libro, 'en que no quieras avanzar y te guste demasiado el mundo que has creado'.
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Lúcida
ParanormalEscondido en una habitación secreta, en la vieja casa de sus abuelos, Jürgen encuentra los restos de su bisabuelo perdido durante la segunda guerra mundial. Junto al cuerpo sin vida se encuentra un antiguo libro de evidente importancia para su bisab...