Capítulo 42

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-¿Dónde está? -dijo Luis Carlos y se levantó impetuosamente de su asiento en el café de la Universidad al ver llegar a Lucía por la puerta.

Ella, al llegar al lugar donde se encontraba su amigo, y sin preocuparse por responderle, apoyó su bolso sobre la mesa y se puso a buscar algo en su interior.

-Aquí está. -dijo ella extrayendo un viejo libro que extendió orgullosamente hacia las ansiosas manos de su amigo.

Luis Carlos tomó el libro y, luego de mirar a su alrededor como si temiese que alguien se lo pudiese robar, se sentó a hojearlo con sumo interés.

-¿Qué es lo que dice? -preguntó Lucía un par de minutos después, curiosa por saber lo que estaba leyendo su amigo de manera tan concentrada.

-No. No sé. No hablo alemán. -respondió él incómodo al darse cuenta de la fascinación con la que miraba el libro. -Pero no te preocupes, -siguió diciendo, ya en control de sus pensamientos, al dejar el libro sobre la mesa y abrir el computador portátil que estaba también sobre la mesa. -Lo podemos traducir muy fácilmente con una página de Internet. Lo que va a tomar tiempo es transcribir el libro. Lo malo es que utiliza caracteres alemanes antiguos que ya casi no se utilizan.

-Yo te ayudaría, pero no soy tan rápida escribiendo en computadora. -le dijo ella con un poco de vergüenza en la voz. -En cambio veo que tú escribes muy rápido, con todos los dedos.

-Sí. Es que aprendí con un programa de computadoras que bajé de Internet. No es difícil.

-Con razón escribes rápido.

-Pero veamos ésta página. Es el capítulo cuatro. Creo que Hans me dijo que ese era el siguiente capítulo que le tocaba traducir y en la que se enseñaba a crear mundos fijos. Voy a transcribirlo en la computadora y luego lo voy a copiar a la página de Internet que traduce. Eso va a demorar un poco. Si quieres, pídete un refresco o algo para comer. Yo te invito. Es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte por conseguir el libro. ¿O es que tu religión no te permite tomar café o refrescos envasados?

-No seas estúpido. -le respondió ella fingiendo estar molesta por la broma.

-Porque me he enterado que eres una de las más estudiosas del grupo de oración. -siguió hablando Luis Carlos con un tono muy serio en la voz.

-¿Quién te dijo eso? -preguntó ella molesta.

-Estuve con alguien que conoce a Helga y al resto de ustedes y me comentó que te vio en una de las reuniones exponiendo muy bien un párrafo de la Biblia. Y según lo que me dijo esta persona, lo hacías muy bien.

-¿Quién te dijo? Ya pués, dímelo. -siguió ella insistiendo, cada vez más molesta.

-No te puedo revelar mi fuente, pero es muy confiable. ¿O no es verdad que a veces expusiste partes de la Biblia?

-Sí. Es verdad, pero todos lo tuvimos que hacer. ¿No querías que me integre al grupo de Helga para obtener el libro? ¿Acaso no lo logré?

-Sí. Tranquila. Eso solo una broma. No te lo tomes tan en serio -dijo él -Ahora que lo pienso. Debes seguir asistiendo a las reuniones. Al menos por un tiempo. Para que no sospechen que fuiste tú quien se robó el libro. Si te vas ahora, va a ser demasiado sospechoso. -agregó y se puso a copiar las palabras del libro hacia la computadora sin esperar respuesta a su comentario.

Lucía, luego de varios minutos de silencio ante la concentración del amigo, optó por ir a la mesa de atención de la cafetería y pidió un par de vasos de refresco con el dinero que él le había dejado sobre la mesa cuando le invitó, para luego sentarse a su lado leyendo sus cuadernos de apuntes.

-Escucha esto. -le interrumpió él de manera inesperada, haciendo que Lucía levantara la cabeza para escuchar con atención lo que había logrado traducir Luis Carlos hasta ese momento. -En este capítulo se expone la forma en que el soñador puede crear los mundos a placer y no conformarse con despertar en mundos creados al azar por su subconsciente. Incluso los mundos y sobre todo los habitantes de esos mundos, pueden ser creados para permanecer inalterados entre sueños. De esa manera, cuando vuelvas a dormir, es como si volvieras a despertar dentro de ese mundo, como en el mundo real.

-Sí. Eso está buenísimo. Pero, ¿Cómo sabes entonces cuál es el mundo real?

-Qué tonta eres, de la misma manera que te das cuenta que es un sueño lúcido.

-Sí. Tienes razón. Disculpa. ¿Qué más dice?

-En realidad solo traduje una página y media. El capítulo es mucho más largo, pero no puedo copiarlo todo aquí. Tendré que hacerlo en mi departamento. Mañana te explico lo que vaya a traducir esta noche.

-Está bien -dijo ella sintiendo una larga distancia hasta mañana.

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