CAP. 71. AL FIN JUNTOS.

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Visualice a Bill, su cara pintaba una hermosa sonrisa pero su aspecto era suficiente para saber que ya debía ir a descansar.

______: ¿Amor?

Bill: Uhmm.

______: Anda, vamos a la cama.

Su cara comenzó a sonrojarse y su peculiar sonrisita volvió a asomarse.

No era exactamente a eso a lo que me refería pero sin querer ya me encontraba nerviosa.

Bill: Sí, creo que ya debemos descansar, pero primero me daré un baño, ya me hace falta.

______: jaja, pero qué dices no hueles nada mal.

Al contrario el dulce aroma que desprendía su cuerpo me embriagaba demasiado.

Bill: Eso dices, pero mi aroma es desagradable.

Bill me cedió el paso, y comencé a subir los peldaños, gire a mi derecha de acuerdo a las instrucciones que me estaba diciendo y al llegar al cuarto, volvió a tapar mis ojos.

Bill: Espero te guste mucho, es muy hermosa.

______: ¿Es todo de color negro? Jaja

Bill: Oh sí es terrorífico ni te imaginas, no creo que logres conciliar el sueño sin mí.

______: De acuerdo, espero lo peor. Y una sonrisa salió de mi boca.

Poco a poco sus manos fueron deslizándose hasta lograr devolverme la vista.

Esto, esto era tan hermoso, las sábanas eran totalmente blancas, unas cortinas colgaban de los bordes de ésta tapando la totalidad de la cama, una decoración exquisita. Tenía una vista sensacional al exterior a través de un enorme ventanal, la mayoría de la decoración era de madera, simplemente parecía una recamara de recién casados. Y lo mejor de todo Tom se había encargado de acomodar la cuna de Emi a nuestro lado.

No sabía que decirle, para mí esto era demasiado, no estaba acostumbrada a lujos ni mucho menos a sorpresas de este tipo.

Bill: ¿Tan mal esta?

______: No, no, no, esto, es tan hermoso. Es que no sé qué decirte, simplemente es perfecto.

Bill: Oh bueno ya me estabas espantando jaja, no tienes nada que agradecerme, pequeña te mereces el universo entero.

Esas palabras fueron encantadoras, jamás imagine llegar a amar tanto, jamás llegue a imaginar ser amada y mucho menos jamás de los jamases imagine estar alado de mi hermoso amor platónico.

Con sumo cuidado me arrogue a sus brazos sin poner en peligro a Emi que aun conciliaba el sueño en mis brazos, sus brazos me rodearon y su mentón lo apoyo en mi hombro, era tan alto que tenía que agacharse para poder estar a mi altura.

Cuando voltee mi vista a su rostro, sus labios volvieron a rozar los míos y nuevamente nos besamos como hace tanto tiempo no habíamos hecho.

Sus labios lentamente me soltaron y su aroma quedo impregnado en mi boca.

Bill: Espérame tantito pequeña, ya vuelvo, tengo que ducharme.

______: Si, aquí estaré.

Sus labios besaron mi frente y sus pasos se dirigieron al baño que estaba en la misma habitación.

Cuando estaba a punto de dejar a Emi en su cuna, ella se despertó y su hermosa sonrisa inocente apareció, pareciese como si estuviera viendo a Bill en este instante.

Sus manos volvieron a pedir mis brazos y cuando la recosté nuevamente en mi regazo, su boquita comenzó a buscar a tiendas mi pecho.

Desate mi sostén y comencé a amamantar por primera vez a mi hija, era un sensación tan extraña, tan especial, tan única, era madre y tenía a una encantadora hija y su padre era todo lo que siempre quise para ella.

Poco a poco fue soltando mi pecho y un bostezo de su parte, hizo que una risita silenciosa saliera de mis labios, era igual de dormilona que sus padres. Así que regresé a su cuna y la acomode, posteriormente besé su frente y le desee las buenas noches.

Cuando llegue al ropero para ponerme mi pijama, toda mi ropa estaba aquí, no podía creer lo que los chicos habían hecho todo estaba tan limpio y acomodado, pero me percate de algo más, no solo estaba mi ropa si no que ahora mi armario había aumentado y tenía lo doble de ropa de lo que ya poseía.

Esto era una locura, cuando abrí algunos cajones me sorprendió encontrarme con atuendos tan lujos y cautivadores, entonces llegué a la ropa interior donde Liz había sido precisa al elegir la mayoría de la lencería provocativa y deslumbrante.

El simple hecho de imaginarme vestida así lograba ponerme nerviosa y mis mejillas comenzaban a sonrojarse.

Escogí la primer pijama que encontré y salí de ese lugar desconocido para mí.

Algo desubicada emprendí camino por la casa tratando de encontrar el baño, la primer puerta llevaba a lo que parecía una cuarto de vistita, otra más a un cuarto de estudio y por fin llegué al baño, la casa era enorme y toda con la misma sutil decoración.

Mierda, no traía cepillo dental, pero al entrar me encontré con la sorpresa que estaban dos cepillos intactos en el tocador.

Sorpresa tras sorpresa no sabía que decir, y mi cuñadito fue el encargado de todo esto desde un inicio.

Tomé el cepillo y comencé a lavarme mis dientes.

Después tome mi cabello y lo sujete en una simple cebolla.

Una vez lista, salí del baño y regrese a la habitación, podía percibir la dulce voz de Bill cantando en la ducha, no podía distinguir de que trataba pero sus finas notas se escuchaban a lo lejos.

Me acurruque en la cama y tape con las finas mantas mi pequeño cuerpo, repentinamente el sueño comenzó a llegar, pero no quería dormirme aún, si no hasta sentir el cuerpo de Bill rodearme antes de caer en un sueño profundo.

Escuche los pasos acercándose a la puerta, la perilla giro y me encontré con un Bill en una toalla envuelta, su aspecto había mejorado notablemente, ahora su alegría y su relajamiento le devolvía su belleza, tal vez tenía razón y si le hacía falta una ducha.

Me sonrió ampliamente y camino al armario, entonces tomó en manos su pijama que consistía en un pantalón un poco holgado y una playera de tirantes.

Se acomodó en la cama y comenzó a deslizar la toalla de su cuerpo, a pesar de ya haberlo visto, escondí mi cara en la almohada, mientras todos los colores del mundo subían a mi rostro, no podía ver esto, aún no. Estaba demasiado nerviosa. Y mi respiración latía con fuerza.

Sé que Bill estaba aguantando la risa, pero no quería voltear, era mejor esperar.

No pasó mucho tiempo y sus manos rodearon mi cuerpo, así que tome una boconada de aire y giré mi rostro, su linda sonrisa decía mucho, deje que entrara en la cama y poco a poco nuestros cuerpos se curvearon para encajar perfectamente.

Todo su cuerpo desprendía un olor muy agradable, que apoye mi cara en su pecho, y él poso su mano en mi cabello para comenzar a acariciarlo lentamente.

Bill: ¿Pequeña?

______: Si.

Bill: Tienes que jurarme que pase lo que pase y en las circunstancias que sean, nunca volverás a alejarte de mi lado.

______: Yo Bill, lamento tanto todo esto, yo bueno, es que...

Su mano se posó en mis labios y los silencio con un beso.

Bill: Ya no importa el pasado, si no el ahora, lo único que deseo es escuchar de esos hermosos labios es que serás mía hasta el resto de nuestros días.

______: Hasta el resto de nuestros días amor.

Después de tanto tiempo experimenté la hermosa sensación de volver a dormir a su lado, que su calor lograra quitarme el frío, y contemplar su rostro a escasos centímetros del mío, era la mejor conmoción del mundo y nunca más volveré a renunciaría a ella.

Bill: Descansa pequeña.

______: Descansa amor.


Un Sueño InalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora