El enfrentamiento - Parte 2.

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Me encamino a la puerta y Brat se acerca.

- Ana ¿te volviste loca?, ¿qué son estás horas de llegar?, estoy aquí desde esta mañana esperándote, ¿pasaste la noche y todo el día con ese tipo?.

- No tengo que darte explicaciones. Le digo mientras abro la puerta, entra rápidamente detrás de mí.

- Annie no hagas esto, no quiero que salgas lastimada.

- Ya estoy lastimada, ¿es que no te has dado cuenta de lo que me has hecho?.

- Lo siento, de verdad lo siento y sé que soy culpable pero no puedes hacer estas tonterías.

- Mi mayor tontería fue creer en ti ciegamente-. Le digo apretando mi garganta para contener el sollozo. Extiende su mano hacia mí pero no se atreve a tocarme.

- Ana, sabes que te quiero, eres muy importante para mí y precisamente por eso no encontraba la manera de decirte lo que me está pasando sin causarte daño.

- Ah claro, entonces era más fácil seguir engañándome y esperar a que algún día lo descubriera yo solita, pues te salió muy bien. Le digo con sarcasmo forzado.

- ¡No!, esperaba que te aburrieras de mi y que en algún momento conocieras a alguien que llenara ese vacío y te dieras cuenta de que lo que sientes por mi no es amor verdadero. Esperaba que tú terminaras con esto.

- Ok, si eso es lo que esperabas pues ¡hemos terminado!, aunque no entiendo, ¿si esperabas que encontrara a alguien, por qué te molesta que esté saliendo con él?

- Porque ese tipo no me inspira confianza, se comportaba como si fuera tu dueño, ¿es qué no sabes quién es?, esos riquillos se creen con derecho a jugar con cuanta mujer se les atraviesa en el camino, no quiero que juegue contigo.

- !Claro!, solo tú puedes jugar conmigo.

- Escúchame – dice en tono cansado - nunca he pretendido jugar contigo ni con nadie y perdóname Ana pero la verdad es que desde hace mucho tiempo comprendí que lo que siento por ti es un amor de amigos, de hermanos y confidentes solo que no tuve el valor para decírtelo, además para qué hacerte daño con esa verdad si no había nadie mas que me interesara y tú parecías tan feliz, siempre la pasábamos tan bien juntos, nos divertíamos, sabes que eres mi mejor amiga, perdóname annie, por favor perdóname-. Su voz va perdiendo fuerza a medida que habla, sus ojos se llenan de lágrimas y su voz se quiebra.

- Perdóname tú, te até a mi vida y nunca te permití elegir, nunca te pregunté como te sentías con esta relación, si eras feliz, si querías seguir, al contrario siempre te insistí para que vivieras conmigo. Ahora comprendo por qué siempre te negabas.

- Te lo juro por mi vida que nunca quise hacerte sufrir, no era mi intención engañarte, eres parte de mi vida, no sabes como te he extrañado, me haces mucha falta, he necesitado tus consejos siempre oportunos y tu abrazo sincero pero me faltó valor para mirarte a la cara y decirte mi verdad. Te necesito Annie, no me imagino la vida sin ti en ella, yo solo quería evitarte este sufrimiento y aunque no me creas yo también estoy sufriendo, me destroza hacerte daño.

Las lágrimas corren por sus mejillas y por las mías, me parte el corazón verlo así, ¿qué puedo hacer?, lo quiero mucho y deseo que sea feliz, no puedo condenarlo por encontrar el amor en otra persona, creo que lo que más me duele es su falta de sinceridad y de confianza en mi, me acerco y limpio sus lágrimas con mis dedos, él toma mis manos entre las suyas y las besa.

- Créeme Annie, no fue algo premeditado simplemente pasó, un día me descubrí pensando mucho en ella, recordando sus gestos, sonriendo con sus ocurrencias, deseando pasar más tiempo a su lado, y luego ya no pude parar y cada día me enredaba mas en mi propia telaraña y por más vueltas que le di no encontré la manera de confesártelo. ella no sabe de lo nuestro, tampoco quiero hacerle daño y no quiero perderla.

Christian AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora