Me despierto, mis ojos están muy pesados, logro abrirlos poco a poco para descubrir que estoy en una habitación desconocida, grande muy grande pero tan impersonal. Paredes, techos, cortinas, cama, sábanas, todo es blanco y pienso: ¿acaso estoy en un hospital psiquiátrico?.
Una leve sonrisa bordea mis labios ante esa idea y comienzo a incorporarme, busco en mi mente ¿qué me pasó?, ¿dónde estoy? y comienzo a recordar, ¿será que estoy en casa de ese desconocido?, ¡cielos!, ni siquiera vi su rostro.
¡Diablos!, esta situación con Brat va a volverme loca. ¿Qué hora es?, miro mi reloj, 11:46, ¿de la mañana o de la noche?, me levanto como puedo y me acerco a la ventana, la ciudad se ve imponente con el destello de las luces, si 11:47 de la noche. Debo salir de aquí e irme a casa.
De pronto escucho las suaves notas de un piano, me encamino hacia la puerta aunque mis piernas siguen débiles, por supuesto, prácticamente no he comido nada en todo el día y mi última comida decente fue el miércoles a las 1:00 pm, mi cuerpo me está pasando factura. Abro la puerta y me encuentro con un espacio abierto, hermoso, unas escaleras conducen al área inferior, comienzo a bajar sosteniéndome de las barandas y camino buscando la fuente de la música, entonces lo veo, ¡si! ese debe ser el hombre que me chocó en el centro comercial, ¿o yo lo choqué?, bueno como sea, no puedo dejar de mirarlo, su presencia es enigmática, su perfil es exquisito, sus labios invitadores, su cabello cobrizo un poco rebelde le sienta perfecto, está muy concentrado en su piano, la melodía es hermosa, muy hermosa pero triste, muy triste
triste
triste
triste estoy yo por lo que me hizo Brat y aquí voy de nuevo, las lágrimas quieren salir pero me resisto, tengo que ser fuerte, al menos hasta que logre salir de aquí.
De pronto él nota mi presencia, se detiene y me mira, busca mis ojos pero lo esquivo, se levanta y se acerca a mi.
- Señorita, me alegra ver que ya se siente mejor -. Me dice sin apartar su vista de mí. Yo sigo mirando a cualquier parte menos a sus ojos, no quiero que me vea llorar un desconocido, él da un paso más para quedar muy cerca, me toma por la barbilla y levanta mi rostro, me sostiene hasta que no tengo más opción que mirarlo, tiene unos hermosos, hemosisimos ojos gris, me mira de un modo que no puedo describir, siento en esos ojos miles de emociones.
- Unos ojos tan hermosos no deberían llorar tanto -. Dice en un tono seductor, de inmediato pienso que quiere aprovecharse de mi, de mi debilidad, de mi tristeza, de mi vulnerabilidad. Intento alejarme pero me sostiene por ambos brazos.
- Tranquila, no voy a hacerte daño, me gustaría protegerte para que nunca nadie más te haga llorar.
No entiendo que quiere decir, ¿por qué va a protegerme él si ni siquiera me conoce?, debe estar loco como mínimo.
- Señor, necesito irme a casa-. Le digo.
- De ninguna manera señorita, es media noche y no voy a permitir que se exponga a los peligros de las calles. Venga, vamos para que coma algo porque es evidente que hace mucho que no se alimenta.
Lo miro de mala gana, ¿cómo se atreve a juzgarme?, qué sabe él de lo que me está pasando, de los problemas que hay en mi vida, de lo mucho que me duele la traición de Brat. Pero me siento terrible y sin fuerzas así que solamente me dejo conducir, él abre el refrigerador y comienza a sacar jugo, jamón, queso y otros embutidos, salsas, luego toma el pan y comienza a preparar un emparedado, sigue cocinando en silencio y yo solo lo observo, a los pocos minutos tengo el plato frente a mi y me dice:
- coma.
Ese tono de autoridad me produce molestias y quiero protestar pero mi estomago está rugiendo y si quiero tener la energía necesaria para irme será mejor que le obedezca. Me deja comer mientras me observa en silencio, siento su insistente mirada sobre mi, yo solo miro el plato mientras tomo porciones. Cuando termino me dice:
- Muy bien, buena chica, ahora sí, es hora de comenzar de nuevo-. Y me tiende la mano. -Mucho gusto Señorita soy Christian Grey.
Por más que me moleste su arrogancia (aunque no sé por qué, él solo está siento amable) no debo perder mis modales. - Hola, soy Anastasia Steele -. Le digo y sostengo su mano, siento que un leve corriente recorre mi cuerpo y retiro mi mano rápidamente.
- Bien, ahora hábleme de usted.
¿Qué?, definitivamente está loco.
- Disculpe Sr. Grey, pero no acostumbro a hablar de mi vida privada con desconocidos.
- No, Srta. Steele ya no somos desconocidos, sabe mi nombre y yo el suyo, compartimos un café y una cena, además ya la cargué y durmió en mi casa, creo que somos algo así como amigos, aunque me gustaría ser mucho más que eso.
Siento el rubor subir a mis mejillas y mi piel se eriza, mi corazón comienza a palpitar más fuerte de lo normal y me reprendo en silencio por mi reacción, ¿qué me pasa?, ¿acaso estoy loca?, el amor de mi vida es Brat y solo él puede hacerme sentir como flotando en una nube.
- Sr. Grey dígame usted ¿qué pasó?.
- Bueno, cuando llegamos al estacionamiento se desmayó, como no se donde vive, ni a quien llamar, pues decidí traerla aquí y dejarla descansar, es obvio que lo necesita.
- Gracias por ayudarme, ahora si no va a dejarme partir, tal vez deba seguir su consejo y continuar descansando, si me lo permite continuaré abusando de su hospitalidad-. Le digo mientras me pongo de pie para irme.
- Siempre, cuando usted quiera, siempre será bienvenida-. Me dice mientras toma mi mano y deposita un delicado beso.
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Christian Amor
RomanceAnastasia se considera una estudiante excelente, felizmente comprometida aunque su novio nunca le ha propuesto compromiso, ¿qué pasará cuando ella descubra que su novio la engaña y otro hombre aparezca en su vida. Nota: esta es una historia...