¡Están aquí! - ¡aquí estoy!

6K 494 11
                                    


Christian me mira perplejo, el color ha huido de su rostro y parece a punto de desmayarse. Yo tengo un nudo en la garganta, estoy muy nerviosa, es una emoción extraña y las lágrimas se acumulan en el borde de mis ojos, ¿Estoy preparada para ser madre?, ¿y si soy mala cuidando bebés?, ellos son tan frágiles, necesitan tantos cuidados y yo soy tan torpe. ¿Y mis planes de carrera?, ¿y si rompe conmigo?. 

Al mismo tiempo siento una gran alegría ¡voy a ser madre!. Un bebé mío y del hombre que amo. Parece irreal. Mi cabeza gira a mil revoluciones y creo que voy a vomitar de los nervios, la felicidad y la angustia que me asfixia, además estoy esperando que él diga algo porque no se si saltar de alegría o ponerme a llorar.

- Sr. Grey ¿se siente bien?, venga siéntese-. Le dice el doctor a Christian, éste se deja guiar como un muñeco hasta la silla más cercana, descansa su rostro entre sus manos. El dr. Jefferson se vuelve hacia mí. – Veo que la noticia los ha sorprendido. Es lo normal si no lo habían planificado, pero ya se adaptarán, un hijo es el mayor regalo de la vida. Como la obstetricia no es mi especialidad, la referiré a la doctora Greene-. Toma una de sus tarjetas escribe algo al reverso y me la entrega, la tomo y la guardo en mi bolso, miro a Christian que permanece en absoluto silencio, me aterra lo que puede esta pasando por su mente. -Muchas felicidades-. Me dice el doctor extendiéndome su mano.

- Gracias-. Le digo. Me vuelvo hacia mi novio.

- Christian, cariño debemos irnos-. No reacciona, entonces tomo su mano y halo de ella, se pone de pie y salimos del consultorio. Enlaza sus dedos con los míos y avanzamos hasta el auto, Taylor nos facilita el acceso y avanza rumbo al Escala. El continua sin decir palabra, yo tampoco me atrevo a hablar, solo lo miro esperando su reacción, tratando de leer la expresión de su rostro pero solo veo su perfil porque mira fijamente al frente, luego a mi -cuando cree que yo no lo estoy mirando- y luego a nuestras manos entrelazadas sobre su regazo y siento como tiembla levemente, repite el proceso durante todo el recorrido hasta que llegamos a casa.

....

Me lleva directo a la habitación y cierra la puerta, al volverse me rodea con sus brazos y me atrae a su pecho, me abraza con fuerza y ternura al mismo tiempo, me mece suavemente besando mi cabello.

- ¿Sabes, nena?. Antes, cuando vivía en aquel mundo vacío, miraba las parejas caminar por la calles con sus hijos, veía sus miradas llenas de amor y sus risas y sentía cierta envidia y lástima por mi al mismo tiempo, porque yo...porque un monstruo como yo nunca podría tener algo como eso, no merecía algo tan especial como eso, mis sombras jamás me permitirían tener algo tan hermoso, y ahora... ¡no lo puedo creer!, ahora !están aquí!, son parte de mi vida y no sé que hacer con tanta felicidad, tengo miedo, mucho miedo de estar imaginando toda esta maravilla, temo despertar y descubrir que todo ha sido un sueño.

Me aparta un poco y toma mi rostro entre sus manos, mira mis ojos, está tan emocionado que ríe y llora al mismo tiempo. Las lágrimas fluyen por sus mejillas sin contención, me llena de besos. Su voz suena temblorosa, acelera y disminuye, sube el tono y luego lo baja hasta convertirla en un susurro, es claro que los nervios, la inquietud, la preocupación, la felicidad, el éxtasis, la exaltación y un montón de emociones más confluyen a la vez en él y no puede controlarlo.

- No es que no lo había pensado, no es que no lo deseara, solo que no creía que pudiera ocurrirme a mi, ¡a mi! que ni mis padres me quisieron, que me arrojaron lejos de su lado, con mis antecedentes no sé si seré un buen padre, no sé si merezco ser padre, pero en realidad esto es un sueño anhelado que tenía muy apartado dentro de mi, creí que nunca podría ser tan feliz, creí que nunca conocería el amor y ahora lo tengo, ¡lo tengo todo contigo!, yo... yo no sé como agradecerte que me des esta felicidad, ¡¿te imaginas?!, al fin voy a tener mi propia familia, sangre de mi sangre, carne de mi carne, sé que los Grey me han dado todo su amor y me quieren como su hijo pero esto es tan distinto-.

Respira profundo y continua, mientras yo estoy petrificada observando su descarga de adrenalina que lo ha puesto muy lloroso y hablador.

- No dejo de agradecerle al universo el haberte encontrado en mi camino, no me arrepiento de haber cambiado el rumbo de mi vida, ¡perseguirte es la mejor decisión que he tomado!, en los sueños que tenía y que me parecían imposibles, me visualizaba como cualquier otro hombre, feliz con esposa e hijos, de vacaciones en alguna parte, riendo y disfrutando de nuestra mutua compañía. Y aquí estás. Aunque parezca imposible, los sueños si pueden hacerse realidad. Me haces muy feliz nena, muy feliz.

Limpio sus lágrimas con mis dedos y miro directo a sus ojos, le digo. - Christian claro que lo mereces, eres un hombre maravilloso y te amo, yo también tengo miedo de no saber cómo ser una buena madre, no sé si sabré darle todo lo que necesita pero ya está aquí en mi vientre y debo hacer lo necesario para ser la mejor madre que puedo ser, tú podrás hacerlo, estoy segura-. Se postra de rodillas frente a mí y besa mi vientre, pasa su mano con ternura y le habla a nuestro bebé.

- Te voy amar mucho, tanto como amo a tu madre-. Se queda así por unos minutos con su rostro pegado a mi vientre como si pudiera oír dentro de mí. Por un rato más me expresa su alegría, luego dice: - Vamos a alimentarte, tienes que comer por dos.

- ¡No!, tengo que alimentarme bien, no comer por dos.

- Esta bien, vamos-. Llegamos y Gail sirve nuestros platos, apenas se retira Christian dice: – Nena debemos adelantar la boda, tus padres van a odiarme por embarazarte sin estar casados, pero quiero que mantengamos esta noticia solo para nosotros durante un tiempo, quiero disfrutarla, quiero que sea nuestro secreto. Además, después de todo lo que nos ha pasado no sé cuantos enemigos más podemos tener, no quiero darle la oportunidad a nadie de utilizarlo para hacernos daño. Mañana mismo haremos cita con esa doctora que nos recomendó el dr. Jefferson.

- Estoy de acuerdo mi amor, así será.

.......

Despierto porque escucho un ruido, giro en la cama y Christian no está, puedo ver la luz saliendo del vestidor, me levanto despacio y voy hasta allí, puedo verlo colocando ropa y efectos personales en una pequeña maleta, está vestido, lleva vaqueros, camiseta y una chaqueta de cuero, mi corazón palpita desbocado sin entender porque hace esto en medio de la noche, no se ha percatado de mi presencia, no me ha dicho nada pero presiento que va a dejarme, no puede lidiar con esta situación, es más de lo que puede soportar, las lágrimas bañan mi rostro mientras lo miro cerrar la maleta, la toma y cuando se vuelve me ve, esquiva la mirada, suspira pasando su mano por su cabello, se acerca despacio y yo me aparto, me siento al borde de la cama y espero que me explique ¿qué demonios está haciendo?. Se para frente a mí y me observa en silencio, luego dice:

- Ana, lo siento pero ya he tenido suficiente, esto ya terminó, soy un monstruo que no merece tanta felicidad, debo irme, te dejaré todo esto, nada le faltará a ese bebé pero no voy a estar en su vida para hacerlo desgraciado como yo, estoy roto, no valgo nada, tengo que darle a ese bebé la oportunidad de crecer con un buen tipo, que sea un padre de verdad para él, no como yo que solo te he hecho sufrir, que solo te he puesto en peligro. Mi abogado vendrá a hablar contigo para tramitar los documentos del apartamento y de la editorial. Mereces a un hombre mejor que yo. Tal vez ese José que dice amarte pueda cuidar mejor de ustedes. ¡Perdóname Anastasia pero debo marcharme!

- Ya basta, Christian, ¡cállate!, ¡cállate!-.

Grito exaltada, se acerca, trata de tocarme pero me aparto con rabia, estoy enfurecida porque se está comportando como un idiota y me está haciendo mucho daño, siento el corazón tan oprimido que se está fraccionando y me falta la respiración, no puedo creer que el hombre que decía amarme con toda su alma, que decía que yo era su vida, me esté haciendo esto, me está destrozando sin compasión.

- ¡No!, ¡no!, ¡no!, ¡no te vayas Christian, no me dejes, te amo, te amo!. ¡No puedo tener este bebé sin ti!, si vas a poder ser un buen padre, si podemos ser buenos padres, nuestro amor será suficiente para ayudarnos a superar todos los obstáculos y embates de la vida-. Grito desesperada mientras lo veo caminar hacia la puerta.

- ¡Ana!, ¡Ana!, nena ¿estás bien?. Despierta por favor, despierta.

No puedo abrir mis ojos pero mi cuerpo se convulsiona a causa del dolor que hay en mi corazón. Siento que me hala arrastrándome a su lado, acunándome en sus brazos. Pasa su manos suavemente. Besa mi rostro.

- Vamos nena, ¡tranquilízate! es solo una pesadilla. Todo está bien, ¡aquí estoy!, aquí voy a quedarme, vamos a estar juntos por siempre. ¡Te amo!, ¡los amo!.

Christian AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora