Christian Amor

El desconocido

Camino rápidamente por los pasillos, mantengo mi rostro ligeramente hacia abajo no quiero que las personas miren mi tristeza, faltan pocos minutos para la seis, quiero terminar con esto pronto e irme a casa a contarle mi dolor a la almohada.

Miro de reojo las tiendas esperando ver algún vestido adecuado para la ocasión, al fin encuentro una que exhibe varios y entro a la tienda, una chica se acerca y me ofrece su atención, le digo lo que estoy buscando y que tengo prisa así que le pido que me asesore y que confiaré en su criterio, me dice que me hará lucir espectacular sin opacar a la novia, le doy mi talla y ella va al fondo, en unos minutos regresa con tres vestidos realmente hermosos pero no estoy para detallarlos así que debo escoger rápidamente, descarto el negro porque me hará sentir más triste de lo que estoy, descarto el rojo porque sé que es el color favorito de mamá así que seguramente su vestido será rojo, me decido por el amarillo, ella me dice que me lo pruebe señalando el gran escote en la espalda, le digo que no porque tengo prisa y ella contesta que mañana podre cambiarlo si hay algún problema.

- Le sugiero que pase por la tienda de ropa interior que está en el pasillo 3, muéstreles el vestido y ellos sabrán exactamente lo que necesita-. Ella me habla y yo solo pienso en Brat, ¿por qué Brat?, ¿por qué?. Le paso mi tarjeta, ella registra la transacción y salgo a la tienda que me indicó, tal como ella dijo en pocos minutos salgo con lo necesario.

Ahora voy por mis zapatos, avanzo varios metros, encuentro una zapateria y rápidamente me decido por unas hermosas sandalias blancas. Ya casi estoy lista, ahora voy por unos aretes, busco en mi memoria en que pasillo está esa joyería donde he comprado otras veces, me dirijo allí y cuando estoy a punto de entrar veo que en la vidriera de la tienda de al lado exhiben un hermosisimo vestido de novia, inmediatamente las lágrimas que tengo retenidas encuentran su camino y me nublan la vista, quiero escapar para no admitir que nunca me casaré con Brat y de pronto choco contra alguien, me caigo al suelo, junto a mis bolsas. Soy incapaz de mirar, escucho una disculpa en una voz masculina, pero sigo cabizbaja, él me ayuda a incorporarme y otra persona se ocupa de las bolsas, él nota que no puedo atender a sus palabras.

- Disculpe señorita, no puedo permitir que se vaya en ese estado, primero debe calmarse, venga nos tomaremos un café-. Me dice. Siento que mi cabeza da vueltas y mi voz ha huido de mi garganta, mi energía se ha ido de fiesta en compañía de mi voluntad.

El me toma del codo y me guía, sigo sin poder pronunciar palabra y no me atrevo a mirarlo porque no quiero que vea lo profundo de mi tristeza y comience a preguntar, no quiero hablar de esto con nadie menos con un desconocido.

El mesero se acerca y él le pide dos cafés, hago lo que puedo para negar y él lo nota, me pregunta:

- ¿Entonces, prefieres un té?-. asiento. El mesero se aleja y siento su mirada sobre mi, siento que me atraviesa y puede leerme por dentro.

- ¿Entonces señorita, no cree que debe dejarlo salir?, Flynn mi terapeuta dice que dejar salir lo que nos duele es la mejor manera de sanar, yo estoy en ese proceso y aunque no me siento curado creo que he avanzado mucho.

Yo continuo en silencio, no puedo ni quiero hablar, el mesero trae el servicio, intento tomar la taza de té, pero realmente estoy sin energía, entonces recuerdo que prácticamente no he comido desde ayer y además todo esto de Brat me ha destruido. "Debes hacerlo",  me digo a mi misma, acerco la taza como puedo y tomo un sorbo, luego otro. Miro mi reloj las 7:15, debo irme tal vez Brat vaya a casa y podamos hablar sobre lo nuestro, pienso.

- Debo irme-. Digo en un murmullo intentando ponerme de pie, pero caigo nuevamente sobre la silla, él insiste en que me termine el té, pero niego con la cabeza.

- De acuerdo-. Responde, llama al mesero y le paga, viene a mi lado y me ayuda a levantarme, nuevamente toma mi codo para guiarme.

- Vamos, iremos por un taxi-. dice.

- ¡No!, traje mi coche-. Contesto, mi voz es tan débil que apenas puedo oírme.

- De ninguna manera permitiré que conduzca en ese estado.

Me dan ganas de gritarle que no sea tan entrometido, pero mi cabeza sigue dando vueltas y mis ojos están muy pesados.

- Vamos, yo la llevaré a su casa y Taylor traerá su coche -. Dice.

Entramos al área de estacionamiento, me doy cuenta por lo rugoso del piso pero cada vez es más lejano su parloteo, él sigue hablando pero su penetrante voz masculina se escucha mucho menos, ya no entiendo lo que dice, mis piernas ya no responden, ahora solo hay oscuridad...