¿Paseamos?

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PoV Anastasia.

Despierto con un dolor de cabeza terrible, no quiero ni abrir los ojos. Los recuerdos de la noche anterior me invaden. Definitivamente Brat y Ana ya no existe, ¿para qué hablar?, ya eso no tiene sentido, él no negó su relación con esa chica, no aclaró que soy su novia. Ya no queda nada. El me sacó de su vida, yo debo hacer lo mismo.

Christian es tan bello, su cercanía altera mis sentidos, se veía fabuloso con vaqueros y esa chaqueta le sentaba perfecto, ahhh es un adonis definitivamente y tan tierno, tan caballeroso, tan seguro de si mismo, uhhmm  y su beso fue  tan dulce y tan posesivo al mismo tiempo, ¿qué voy a hacer?. Suspiro.

Poco a poco abro los ojos y me encuentro un vaso de jugo con dos ibuprofenos en la mesita, me los tomo, en verdad los necesito, voy al baño, me arreglo un poco y salgo de la habitación.

Comienzo a mirar a todos lados y no veo a nadie. Hay silencio por toda la estancia, me dirijo a la cocina y encuentro un plato servido con una nota: Buenos días nena, toma tu desayuno y has lo que quieras, tuve que salir por una urgencia de trabajo pero regreso un breve, por favor no te vayas.

Decido hacerle caso y desayuno, todo está rico, luego comienzo a recorrer los espacios, la sala de estar es preciosa sus sillones blancos destacan sobre el piso negro, el piano a un costado le da un toque de elegancia,  los amplios ventanales ofrecen una vista impresionante, abro una puerta y es una biblioteca, recorro los estantes donde la variedad de libros es magnifica. Comienzo a hojear algunos, me encuentro con "El Retrato de Dorian Gray", un libro muy controversial, repaso sus primeras páginas y de pronto escucho:

- Buenos días Anastasia. ¿Ya desayunaste?.

- Si, todo delicioso. Gracias-. Se ve tan atractivo y su particular olor despierta mis sentidos.

- Bien, ¿y qué planes tienes para hoy?.

- No hice planes, dormiré un poco más y posiblemente repase mis clases. ¿por qué?

- Me preguntaba si aceptarías dar un paseo conmigo.

- ¿A dónde? -. Pregunto ansiosa y expectante. 

- Por ahí a cualquier parte donde podamos pasar tiempo juntos, conversar, conocernos.

- De acuerdo pero primero me gustaría ir a casa a cambiarme, seré muy rápida.

- Te creo, entonces vamos.

Toma mi mano y ahí está ese cosquilleo entre nosotros. Le permito entrelazar sus dedos con los míos mientras entramos al elevador y se mantiene muy cerca de mí, siento una dulce tensión entre nosotros, llegamos al estacionamiento y señala un R8 descapotable, abre la puerta para mí y me acomodo en el asiento del copiloto.

- Cuéntame ¿cómo has dormido?, ¿te sientes mejor?.

- Si, creo que las copas me ayudaron a conciliar el sueño, dormí como un bebé aunque desperté con dolor de cabeza.

- Me lo imaginé pero ¿aun te duele?.

- No, ya estoy bien, no te preocupes y gracias por los analgésicos, piensas en todo.

- Pienso en tí, ¿sabes?, no necesitas cambiarte, así estás preciosa, siempre lo estás.

- Okey. Si tú lo dices-. Suspiro con resignación.

- Bien, entonces disfrutemos del paisaje.

- ¿No me vas a decir a dónde vamos?.

- Si te lo digo no será sorpresa.

Christian AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora