Un mundo llamado vos

13 0 0
                                    

Me he vuelto un dios, un creador, un hacedor, un delirante ser prisionero del sublime deseo de divorciarse de la soledad. Un dios, eso soy, ¿qué he creado? Nada más que un planeta en el cual quiero habitar, un edén donde quiero soñar con que las estrellas solo son sueños, por conquistar. 

He creado mi planeta con nada más que lo que tiene como materia prima mi universo, he creado un planeta de vos, un plagio de tu ser, un asalto a tu existir.De tu silueta hice el relieve que sensualmente recorre este mundo de vos. Con tus dientes hice las perlas, diamantes y toda piedra preciosa que con la luz y la luna encapsuladas en tus ojos le proveen un excitante brillo. 

Con tu piel tapicé el suelo que han de besar mis sueños, los cuales pastan tranquilos y desprevenidos entre las llanuras de tus bellos; sueños que sacian su sed bebiendo el agua de tus tristezas, el manantial de tus alegrías, los ríos de tu naturaleza y otros aún más asediados por el calor de tus sensuales movimientos, beben del pozo oculto de tu pasión. 

El firmamento y las nubes las pinté con el pincel de tu cabello y el tinte de tu iris. El viento no es más que tu respiración, esa que oscila entre brisas de calma, ráfagas hiperactivas que juegan con el cabello de mis sentimientos; tormentas violentas de temperamento y tristezas que amenazan mi supervivencia a tu lado. Las estaciones no son más que tus cambios de ánimo que afectan cada centímetro de este mundo. Los volcanes son tus senos que imponentemente se elevan creando un misterioso morbo que se incrementa cuando se pronuncian en picos de delirante deseo. Los eclipses no son tristezas, no son oscuridad, son solo la picardía de tu sensual existir. El cantar de las aves decorando el lienzo hecho de tus colores, son los sonidos de tu vida y la música de mi creación. 

Y así, poco a poco me mudo al mundo que he organizado con tu celestial cuerpo, así, poco a poco, quiero ser quien viva encerrado en el existir de esta orbe, que siempre seduce, ésta, mi muy amainada libertad. 

Lamento De LykosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora