Adiós corazón

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Vete con ella, siempre le fuiste fiel, siempre demostraste que era por ella por quien existías. Nunca te importó tener que traicionarme para llegar a ella, te dio igual que te haya condenado a vivir una ilusión, no te importó ver como agonizaba la razón en el mar de ese sentimiento, no pudiste siquiera distinguir entre la felicidad de verle y el dolor de no tenerle, ya te entregaste a ella, ya me vendiste por una sonrisa, una mirada y un arpegio de su voz.

Ella, ya hipotecó tu sonrisa, tu paz, tu felicidad, tu vida; y vos, aun buscas entre el vacío algo con lo cual poder comprar otro instante a su lado. ¡Vete!, que importa si al irte, dejas ausencia en mi pecho, sigue tus latidos, no regreses porque hace tiempo dejamos de vivir por existir en ella, hace tiempo renunciamos a soñar para tener más tiempo de escribir entre el insomnio, cada parte que compuso esa prisión, hace tiempo que la paz se divorció de nosotros, y nuestras metas, se cocieron tristemente a su sombra, intentando fallidamente llegar a su piel. 

Ahora sólo ve, antes de que le pierdas de vista, no te preocupes por la cicatriz que ocupará tu lugar, ni por la hoguera que apagas con las ráfagas de tu partida, ni por los sentimientos que se abortan en tus decisiones, ni por los momentos que ya no viviremos en esta jaula de huesos; no pidas perdón, pues no lograste ver la dimensión de lo sucedido, vos solo viajas épicamente por su cabello, sin pensar, sin observar, si ponerle un alto a tus latidos. Sólo te pido que al irte lleves en tu equipaje, su nombre, su imagen, su recuerdo; ya suficiente tuve con sentirle, ahora no quiero recordarle. 

Ve mi amigo, no sientas remordimiento, al ver lo incompleto que me dejas. Ve, tu lugar lo ocupará la música, el alcohol y una cicatriz que con honor, he de exhibir. Si alguna vez planeas volver, regresa renovado, con una ilusión que no sea una utopía, enamorado de una mortal, no de una diosa. Regresa correspondido y seguro, con un poco de egoísmo, y no siendo un dictador de la razón; pues aquí siempre estará esperando en mi pecho, tu cuarto, mi querido aventurero, y terco corazón. 

Lamento De LykosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora