La dama de letras (Parte 7)

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Ese que escondía del mundo, y me revelaba en el sonido de su silencio, quedaba allí hundido entre la oscura realidad; vendía mi cordura, y compraba con pesos, desconsuelo y amargura; su mirada de miedo penetraba mi mente, me llevaba a un shock con augurios de perdición, su aroma de mujer era el aire que respiraba, y el veneno que asesinaba la autonomía de mi ser. 

Intentó hablar, romper las cadenas del silencio, pero las ataduras le llevaron a un pánico desmedido, esa pureza de su piel al fin debería de contar lo que su voz se negaba a hacer, las líneas eran su libertad, la misma que yo buscaba, y por la misma que muchas veces me desplomaba. Puso su mano en mi cintura, sentí el frío producto del miedo indestructible y el calor de una mortal sensación; sonrió, y no lo entendí, desconoció mi existir e ignoró mi presencia; husmeando como lo hacía la luna en la cima de la noche, encontró lo que buscaba, el puñal de mi alma, el arma del mortal, las llaves de la muerte, la afilada hoja del final. 

Lamento De LykosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora