Lamento De Lykos

La dama de letras (Parte 3)

Esa figura me bastaba, aunque no niego que imaginar su cuerpo, se había convertido en algo mas que un simple pasatiempo, ya era un sueño con tintes de reto; esa figura que observaba repleta de elegancia, me devolvía la canción que aquel día, la cuerda rota de una guitarra cruelmente silenció; escuchaba esa melodía y mi destino lo regía su caminar, no paraba de escribir y yo de soñar, todo conspiraba a su favor, la luna le iluminaba su rostro de mujer, le proporcionaba una exagerada divinidad, con la cual perdía mi cordura y la encontraba a ratos, el viento jugueteaba con su vestido, dotándola de una sensualidad que algunas veces cruzaba la frontera, hasta la sexualidad; de repente se sentó y mirando la luna sonrió, para después dejar caer su alma, la cual se hizo trizas sobre el suelo que alfombraba la noche.

Y allí, le vi más mujer que nunca, ya no era inalcanzable, estaba allí negándose a sí misma el placer de ser, olvidando lo que era, y mintiéndose para afirmar la desdicha de su existir; todo se hizo más lúgubre, el desespero en sus ojos encontró su razón y su sentido en alguna reencarnación del ayer.