Lamento De Lykos

La pesadilla de Gea (Parte 2)

Las cuestiones le regalaban solo ausencia de certezas, el desamor llegaba a sus ojos en forma de traición; que se vertía a litros en el mar de su corazón, el dolor de madre le destrozaba la razón, al ver cómo le abortaban la vida, a un océano que gozaba de paz. La diversidad se marchitaba en las selvas de su cabello; la brisa del mar soplaba enferma, tosiendo desechos de civilización; su respiración se cortaba, mientras que los árboles, caían víctimas de la maldad. El hielo quedaba huérfano de tranquilidad, y se entregaba a la tumba agonizante del mar, que poco a poco, se calentaba, enfriando la vida de un coral. Los peces payasos se ahogaban de tristezas, el oxígeno se extinguía en su silueta, las aves migraron al ayer, y un golpe de estado en forma de hambruna, derrocó al león. 

Su ser enfermó, fiebre sobre la superficie sintió, mientras a pasos agigantados, se enfriaba su corazón; el virus hecho de mortales, que ella misma engendró, cínicamente le culpó. Niebla artificial devoró su mirada, perdió el horizonte del mañana, mientras un eterno ocaso, se asomaba por la ventana. Una ambiciosa y masoquista excursión, le violó su inocente y virginal amazonas, que terminó volviéndola una triste prostituta mal paga, de la codicia y el mal. 

Nacía cruelmente la extinción, su esperanza se deforestó a medida que un leñador se multiplicó; la muerte se volvió deporte, y gozó de admiración. La sangre manchó el vestir de la humanidad, el odio coronó el inició del mal, se rifaban con armas su desnudez; en medio de la guerra, le marcaban con soberbia la piel. Un arco iris de blanco y negro, se tiñó; hecho de veneno, muerte y dolor.

La globalización poco a poco, encerró la solidaridad, y el amor condenado a desaparecer, tristemente agonizó. La carrera hacia el progreso, cruelmente, en hambre y desolación quedó.