Así como el cielo me susurró que cambiando su color al llegar el ocaso se sentiría mejor, he pensado en colorearme de profundas noches de luna llena, he pensado en dormir en alguna esperanza cobijada con arpegios de una voz más iluminada; he pensado en desvelarme en un sueño desnudo de verdad, vivir en una ilusión de reflejos difusos y empañados, extasiarme en lo incontenible de mis delirios de media noche, en el roció de las mañanas, en cada gota de agua finamente tallada, en una copa de vino y un alucinante tango; he pensado en caminar tomándome de la mano, aferrando mi vida a metas vacías, completadas por estricta exigencia, sin demasiadas sonrisas en el camino, sin demasiadas heridas justificadas en el masoquismo del amor.
He pensado en mirar a los ojos del pasado, aprender de sus experiencias impresas con dolor, de lo pálido y desahuciado de su fantasma, de su voz tenue y forzada, de las cicatrices que se instalaron en mi piel, de los dulces momentos de hipocresía demostrada en los labios, de los juramentos que se devoró el reloj, de las sonrisas carentes de explicación, de las reliquias guardadas en mi memoria, de las caricias con las que vi florecer mi alma, de lo intrincado de mi pensamiento, de las veces en las que perseguí criaturas hechas de fantasía, de los momentos en los que me completé en su cuerpo, de los lapsos en los que tuve latidos empeñados.
He pensado en vivir sin mucha vida, sostener mi cansado trasegar con café, con interminables insomnios, con preguntas latentes y punzantes, con respuestas guardadas en el mañana; he pensado en seguir sin dudar del camino, buscar en el horizonte algún destello de felicidad, alguna mañana que siga ebria por la noche, alguna sonrisa que me devuelva la vida que perdí al extinguir la mía.
Sigo pensando, oscilando en este ir y venir de mi mente, camuflando la sentencia de esta ilógica cordura, con lapsos de locura y alguna absurda intención de volver a buscar lo que hace mucho que se esfumó, de hipotecar nuevamente mis latidos, entregar mi vida a la caprichosa mente retorcida y magistral de una mujer; pero es solo el viento con aroma al pasado, mis mañanas se pigmentan de otro tono que se nota que el pintor improvisó, se ambientan con música de marginados refugiados en el alcohol, no tienen tiempo de prestarle atención a los ahogados saltos de cualquier gato. Todo termina en el lugar del cual jamás salió, de la maraña de intenciones con las que perdí mi calma, en el mismo remedo de poema escrito con angustia, con poco brillo, con aspecto de mendigo, con caricias al cuello, con mirada baja, con latidos pausados y tristemente negados.
Nadie concluye, el punto final se prolonga, no se solucionó nada, se espera con ansias que se aborten los aullidos, que se cierre la persiana por donde mana el desespero, por donde se desangra la esperanza, por donde se ve llegar el final; se abraza el eclipse de ilusiones con el que he salido a pasear esperando encontrar la mirada que mudé en mis tertulias de bulliciosa zozobra.

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Lamento De Lykos
PoesíaLamento de Lýkos es un viaje poético apartado de los almidonados conceptos de la poesía tradicional, esta propuesta llamada "Poesía Filosófica" está repleta de peculiaridades y trasfondos de naturaleza metafísica, pues el autor propone un...