Libro, espada y rosa

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Cada instante que la vida se pone frente a mí, no es más que pedazos de momentos bañados de tenue veneno, que no logra matarme, pero que hace efecto en lo más profundo del alma. Envenenado ando, errante, sin reino, ni hogar, sin credo y sin ley; solo soy yo en el debate de mi existir, sabiendo que morir es de cobardes y vivir de masoquistas.

Me mantengo en pie respirando las reservas de los sueños que esconden mi ser, sueños de esperanzas; pero en este tablero he de vivir, no he de caer, pues si el sol y la luna me dan la espalda, les haré verme de frente cuando vean la oscuridad que su poder no pudo iluminar. 

Empiezo el camino, una vez más, con esa rosa que no se marchita, ese libro que se escribe aun, esa espada que tiene mucho que rebanar; les llevo a mi lado una vez mas para asesinar aquellas cosas que me atormentan, para escribir su tenue y patético final, y para adornar su tumba con un sublime rosal. 

Lamento De LykosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora