La dama de letras (Parte 9)

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Quizás lo era, quizás su sanguinaria prosa era para mí, quizás todo era para mí, pero ese todo se empeñaba en hacerse nada; aún ignoraba sus razones, su silencio era un constante sonido que alteraba mi corazón; seguía armando su final, y yo mi luto casi mortal, volvió a posar su mirada en mí, su doliente ser me estimulaba, miro mis manos sosteniendo mi alma, pues esa pluma era mi arma predilecta, me pedía algo a través de sus ojos, yo me atreví como siempre osadamente ha acariciar su rostro de mujer, simplemente obtuve una sonrisa, el sonido de la sangre al besar el suelo, y diluirse en el orgasmo que había creado el cielo en la tierra; mi mano era dichosa, tocaba mi diosa; se aferraba a mi pecho, se aprovechaba para sentir la percusión arrítmica de mi corazón; me entregó el puñal, y entre la lluvia se alejó, e ingresaba en un pequeño cuarto, que a mi parecer era un palacio, se recostó, miraba esa pluma, rompió el poder del silencio.

Lamento De LykosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora