Doxa

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Cuenta aquel cansado y somnoliento sueño, que en mis ojos se advierte alucinaciones de dolor, que el viento de primavera empezó a germinar mis memorables pesadillas; que tu voz me enseñó a acariciar el sublime estado de miedo con el que camino cada día; cuenta el ayer que el presente camina sobre él, que el mañana quiere volver al dulce estado de no sentir, que las lágrimas hoy, son solo fósiles que pago por ver, exhibidos en un museo donde nadie quiere siquiera brindar desprecio; que las ilusiones se desvanecieron en un charco que se formó tras la tormenta, que la luna se vistió de nubes, y se durmió entre riscos, que la primavera se mudó a un nevado, y la nieve estalló en colores.

Cuenta el licor sobre la mesa que en esta noche solo hay negación; que el marginado sirve con prisa y no se toma el tiempo de catar el veneno; que no hay compañía para el doliente, que la taberna está cerrando sus puertas, y la noche abre una ventana. Cuenta la madrugada que entre resplandecientes rayos de sol, hay sombras en los pasillos de mi corazón; que un gorrión entró en depresión al querer volar en el agua de la superación; que las religiones se hicieron de pecados, y los pecados caducaron en ética, que el delirante ya anda ebrio y busca alejarse de lo intrincado de tus caderas.

Cuenta la ilusión que necesita más tinta, para terminar la silueta multicolor, con la que caminas, que ya vertió todo el agua de su alma, para lavar las dudas con las que sonríes; y vuelve a opinar el viento: cuenta que ya enredó tu cabello esta madrugada, que ya llevó el beso que se envía cada noche, que se estrelló de nuevo contra el cristal, que tuvo un viaje descompuesto y huracanado, que ya susurró acordes de bohemio amor, con aroma a vino, que se paseó levantando cosas en tu habitación, que no quería huir de ese majestuoso rose con tus mejillas, que tu semblante de inocencia se escondía entre cobijas; que al fin entendió que debía irse, y escapó impregnado de tu agridulce olor, mirando constantemente hacia atrás, soñando con regresar, mientras se desvanece suavemente, una vez más al mezclarse en el olvido.

Cuentan las viejas cuerdas de una guitarra que hace mucho que no toca para verte bailar; que la madera ya está blanda de tanta lluvia de alma que ha vertido su portador, que poco a poco se desgasta la serenata, que se ha planeado y muerto allí; que se deprime en cada acorde que deja salir; que muere una balada mintiendo su realidad, entre acordes de metal.

Cuentan ya los viejos pensamientos que mi mente llegó a engendrar, que agonizando en medio de la abstinencia de vos, desaparece la lucidez con la que alguna vez te vi; que ya no hay palabras que definan el silencio, con el que palpita el corazón, que un desierto se instaló en esta primavera que murió en vez de surgir, que el invierno compró un predio en mi vida: que esta madrugada se opacaron mis ganas de vivir, que algún desnudo busqué en la noche; que desnudo me encontré en esta trágica mañana, que vestida en la distancia, te logré ver; que cubriendo las líneas que tratan sobre vos he vuelto a huir de nuevo hacia la taberna, de la que anoche salí, que en la misma mesa se sentó este espectro, que en la misma copa se bebió la esperanza, que de nuevo, se embriagó en tristezas, que de nuevo, camina deteniéndose en cada esquina, buscando entre alguna calle, los momentos en los que toqué tu piel, los momentos en los que me vestí de fiesta, los momentos en el que reí con frescura, los momentos en los que se secó la amargura.

Cuenta ya el tiempo que su caminar se ha perturbado, que se pausa en los recuerdos de algunos abrazos; que se deforma en miradas vacías frente al espejo, que duda de cada paso, que afirma las huellas, que se maquilla en escala de grises, que se exilia en la fría Irlanda.

Cuenta el tiempo que la vida se cuestiona, que él camina, que no se detiene, que duda sobre la compañía, que quiere que le alcance, que me pide que no mire atrás, pero allí, en mi historia vives vos, que aquí, al lado de mi vida camina tu fantasma que allí, en el horizonte veo como brillas, como sueñas, como lloras, como sonríes, como te camuflas entre metas, como te ocultas en mi difuminado futuro, y es algo que todos pueden contar, es algo que nadie puede negar, es la maraña de opiniones que todos creen poder aportar. 

Lamento De LykosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora