Lamento De Lykos

Un capítulo para el adiós.

No vivo más que inmerso en un huracán de indeseable hipofrenía, dejando como historia nada más que aullidos de gato sin pelo, deseando ser algo más que un perro, condenado a vivir recostado al pie de tu cama. Ahora que el tiempo va dejando en el ayer mi esperanza, mi cuarto se hace un purgatorio repleto de besos y secretos, que las paredes escuchan y callan.

Mi vida ahora se desvanece entre manecillas, que no acompañas con tu voz, mientras mi inmortal existencia se ha puesto en venta, sin saber que el mercado cerró. Que tenue e inevitable se volvió el interés de dar vuelta a esta página de mi vida; ya no se estimulan mis amaneceres con la curiosidad de ver, como el sol pigmenta tu cabello, mis noches ya no se drogan alucinando el color de la luna en tu rostro; ya no vive el deseo de iniciar un capitulo nuevo en esta historia, pues este efímero párrafo terminó con tu nombre y un punto final. 

Camino alimentándome de sueños tristemente académicos, mirando de reojo la estación en la cual despedí el tren, donde partió en primera clase mi amor, y en un simple vagón viaja de polizón mi corazón. ¿Cómo marcharme sin dejar migajas de ilusión y perdón, por si ese tren descarrilado de razón, trae algún día sano mi corazón? Este capítulo que se niega a terminar se queda sin un norte; es hora de archivar esta historia y fingir que el título no sos vos con otra identidad, que buscaba menguar la verdad; que el epígrafe no era más que la ilusión ilógica, de que la historia tuviese algo más que un párrafo diciendo adiós. Ahora, le doy un punto final con sabor a seguido, a este dilema que espero, el viento haga naufragar.

No puedo olvidar esta historia, ni mentirme al decir que no pasó, solo puedo fingir que no me marcó; que no perdí mi felicidad, mi fe; que no se volvió algo tan relevante. Si la vida me condena a un "Deja Vú" mal escrito, y termino encontrándote unas páginas más adelante, no deseo invocar el demonio del pasado, ni la esclavitud de tus brazos, ni la sonrisa en la cual vendí mi amor; no quiero si quiera citar una mirada, ni entregarle una nostálgica sonrisa a alguna fotografía que sobreviva en la galería de mi memoria. Ahora que se agotan las hojas que destiné para este capítulo, me gustaría pensar que terminó bien, que no entregué todo en un suspiro, que hice algo más que observar tus labios; me gustaría decir que fue la vida la que cruelmente nos separó, que hubo mucho corazón, que fue una derrota que dejó regocijo. Me gustaría decir que al menos puedo seguir escuchando tu voz, aunque no tenga acordes de amor, que no me quedé sumido en la crueldad de un silencio que mata mientras vive.