La próxima clase era Biología, y última para salir a receso.
Mire por la ventana esperando a que algo interesante pasara.
Unos chicos estaban jugando fútbol. Bueno, ver a los chicos del equipo de fútbol era una de las cosas que más hacia durante esta clase. Mire mejor y me pude dar cuenta de que él chico con él que había tropezado estaba entre ellos. Mire confundida la escena. Al parecer ese chico era nuevo porqué nunca lo había visto— o yo era muy antisocial— puedo apostar a qué lo cambiaron porqué jugaba bien fútbol, era normal que los de este instituto trajeran a los mejores jugadores de la ciudad.
No se cuento tiempo paso pues ya era hora de receso.
Me pare de mi asiento y me dirigí hacia la cooperativa para comprar algo. Tome a Lupita de la muñeca y corrí con ella lo más rápido que pude. Teníamos que llegar rápido o se amontonarían todos.
Mi alegría se hizo grande, solo estaban 4 chicos. Me acomode en un buen lugar para qué a señora me mirara y atendiera. Mi plan había funcionado.
—Me da 3 tacos de cochinita y una coca bien fría. Ah y salsa verde—pedí amablemente pero la señora siempre tenía cara de enojada. Había rumores que decían que las hamburguesas estaban hechas de niños que ella misma mataba. Por eso nunca las pedía.
—Me da de la salsa que no pica. —pidió alguien a mi lado.
Arrugue las cejas sin entender. ¿Acaso era marica? ¿De la salsa que no pica? ¿Enserio? Hasta yo soy más hombre que él. Me gire y vi a un tipo sudado, era del equipo de futbol.
— Marica. —dije, no me importaba si me escuchaba o no.
Él se giró y me miro mal.
— ¿Qué dijiste pendeja?
Al parecer me la estaba haciendo de pedo.
—Baja le a tu pedo wey. ¿Acaso no vez él nopal en tu frente? Eres mexicano. ¿O eres tan puñetas? —Pregunte. —Pide de la salsa que pica. —dije por último.
La cocinera estaba mirando la escena atentamente, entrego mi comida y miró al chico para empezar a analizarlo.
—Demasiado puñetas. — dijo la cocinera.
Intente no reírme pero era inevitable. Por primera vez la cocinera me caía bien.
Me entrego mi comida y pagué. Me gire y fui hacia donde estaba lupita.
— ¿No vas a comer? —preguntó.
— No, me tome un chocomilk en la mañana.
Asentí dudosa, no me gustaba para nada que Lupe no comiera, estaba muy flaquita y tenía que comer.
— Escucharon que hay en un chico nuevo y esta cómo quiere. —dijo alguien a nuestras espaldas.
Me asuste y me gire para encontrarme María. Ella dice que se llama informar pero solo está chismeando cosas estúpidas. La mayoría.
—No me interesa. — dije.
— A mí sí,—dijo emocionada Lupita— ¿Cómo se llama?.
—Se llama Mario Bautista. Y es el capitán del equipo de fútbol. Lo transfirieron porqué juega increíble. —informo María.
Abrí los ojos. ¿Cómo había descubierto tanto? Realmente hace bien su trabajo.
—Miren hay viene. —mis amiga y yo nos giramos para encontrarnos con él idiota que no se había fijado. Lo sabía. Sabía que lo habían cambiado por él fútbol.
—Es un hijo de puta. —dije.
Las dos chicas que miraban embonadas al idiota me miraron sin poder creer que yo había dicho eso de su Wiliam Levy versión wallmat.
— ¿Cómo te atreves a decir eso? —pregunta ofendida María.
—Solo digo la verdad.
—No voy permitir que hables así del papasi...
No la deje terminar porqué me paré y me fui. Salí hacía donde estaba el jardín y me senté. Esa chica había llegado a mis límites.
—Pero mira a quien tenemos aquí. —dije una voz a mis espaldas.
Me giró para ver al dueño de esa voz y me llevo una sorpresa horrible.
— ¿Qué quieres Juan Bautista?
—Es Mario Bautista.