___________ López
Cuándo entre a casa nunca pensé encontrarme con tal sorpresa.
— ¿___________?—hablo mi padre.
— ¿Papá que-que haces aquí?
— ¿No te da gusto verme?—preguntó un poco decepcionado.
—Cla-claro qué si, solo qué, no sabía que tú...había regresado—pronuncié.
Se acercó a mí y me abrazó.
Fue ahí donde las lágrimas comenzaron a salir.
Extrañaba tanto a mi papá, el hace más de dos años cruzo la frontera ilegalmente. Si, se fue en la bestia.
Y no sabía nada de él, no mandaba cartas, nada, él no tenía teléfono, no podíamos "vídeo llamar" porqué él no tenía ni entendía nada de eso, pero sabíamos qué estaba bien, púes él nos mandaba dinero, para mi mamá y para mis estudios, hace un año me mando una laptop y desdé entonces cada vez qué la abro e deseado ver un "Tu papá quiere vídeo llamar contigo" pero eso nunca ocurrió.
Ahora qué está de nuevo aquí, a mi lado no sabía si era un sueño y mi mente me estaba jugando una horrible broma.
Mi corazón comenzó a acelerarse y supe qué era más real qué nada.
Esto era real.
Después de unos minutos nos separamos, lo miré, quería mirarlo otra vez, ese rostro qué extrañaba, ese bigote qué siempre me picaba, esos labios qué me daban un beso de buenas noches, y todo de el extrañaba.
Pero había también muchas cosas diferentes.
Sus ojos se veían muy cansados, su cara un poco más demacrada, él estaba cansado. Su ropa se veía mucho mejor, el no usaba de esa ropa.
— ¿Papá qué ha pasado en todo éste tiempo?—le pregunté.
—Solo puedo decirte qué ahora tendrás todo lo que una vez quisiste mi amor. —me dedicó una sonrisa.
¿Qué quería decir eso?
Mi cara de confusión era muy evidente.
Necesitaba saber más.
—Soy presidente dé una empresa muy grande. —confesó.
¿Qué, qué?
—Ahora podemos ser una familia muy, muy, feliz. —pronuncio papá abrazándonos a mi mamá y a mí.
—Si-si muy feliz. —dijo mamá nerviosa.
El timbre sonó en toda la casa.
Mi madre se separó de nosotros y se acercó a la puerta para abrirla.
— ¡___________ te buscan!—grito mi madre.
Me acerqué a la puerta para darme cuenta de qué era Mario el qué me buscaba.
Una sonrisa se formó en mi rostro, se veía tan tierno parado en la puerta esperando a qué lo dejase pasar.
Lo mire mejor y pude darme cuenta de algo, se veía preocupado.
Algo había pasado.
—Pasa Mario. —le dijo mí madre.
Mi novio—qué bien se escucha eso—paso a mi casa y se acercó a mí para saludarme.
Me dio un pequeño beso en los labios. .
Escuche un carraspeo proveniente de mi padre.
Mario lo miro y mi padre clavó sus ojos en él.
— ¿Tú quién eres?—preguntó mi padre.
Mario iba a responder peor me le adelante.
—Papá, él es Mario, mi novio. —señale a Mario. —Mario, él es mi papá.
—Mucho gusto señor López. —le extendió la palma.
Mi papá lo pensó unos segundos.
Pero término aceptando su saludó.
—Igualmente Mario.
Mario regreso a mi lado.
Note cómo soltaba una pequeña risa.
Lo mire confundida.
— ¿Qué es tan gracioso?—le susurré.
—Luego te digo. —masculla Mario.
—No, dime ahora. —repliqué.
—Es un placer conocerte Mario, me gustaría conocerte más pero quisiera salir con mi esposa esta noche. —abrazo a mamá.
—El gusto es mío señor, no se preocupé salga a disfrutar la noche con su esposa, yo me iré hasta que qué regresen para cuidar de su hija. —le dedicó una sonrisa.
—No pretendemos llegar esta noche. —se miraron cómplices, cómo si supieran a qué se referían.
Pero yo también lo sabía y era muy asqueroso.
—Entiendo, entonces, un rato más supongo. —se encogió de hombros.
—Solo un rato más. —le dijo serio mi padre. Mario asintió. —Vamos mi amor.
Mis padres salieron de mi casa.
No me podía ni imaginar qué era lo que iban a hacer.
— ¿Me puedes decir ahora?—le pregunté.
— ¿Qué?—dijo confundido.
—Porqué reías.
—Ah, es que fue extraño saludar a mi suegro con la misma mano qué varias veces te nalgueo. —me miro.
Comencé a sonrojarme.
Idiota.
—Agh, eres un idiota. —rodé los ojos.
—Este idiota te encanta. —se acercó a mí con intenciones de besarme.
Me acerqué también pero gire el rostro y el beso nunca llego.
Comencé a reír. Lo había dejado cómo tonto.
—Me las pagaras. —me dedicó una sonrisa malvada.
—Atrápame si puedes. —comencé a correr escaleras arriba.
Sentí cómo Mario también comenzaba a correr tras de mí.