[___________López. ]
.
.
Caminamos por todo el bosque, no sabía exactamente dónde nos encontrábamos.
.
No había señal, tenía calor y hambre.
Si alguien me hablaba lo mataría y me lo comería.
.
.
—Caminen por aquí. —grito el profesor.
.
.
— ¿Profe falta mucho? —preguntó alguien.
.
.
—No, ya mero llegamos a las cascadas. —respondió.
.
.
— ¿Sabes dónde estamos? —le pregunté a Gael.
.
.
—Sepa la bola. —se encogió de hombros.
.
.
Odiaba esto.
.
.
Después de caminar tanto al fin habíamos llegado a las famosas cascadas.
Eran bonitas la verdad, pero no podíamos meternos.
.
.
—Pueden tomar fotos chicos. —dijo el profesor.
.
.
Saqué mi nokia, tal vez no iba a tomar las mejores fotos pero algo era algo.
.
.
Me acerqué más a las cascadas para tomar más de cerca las fotos pero en un descuidó me tropecé y caí al agua.
Pero antes de eso había aventado mi celular a la tierra, era indestructible pero no sabía si funcionaria bajo el agua.Subí a la superficie púes no estaba hondo.
.
.
— ¿Estas bien __________? —me preguntó el profesor corriendo hacia mí.
.
.
—Si. —grite.
.
.
Mi ropa estaba muy mojada y podía transparentarse.
Maldita la hora en qué no me traje más.
.
.
Volví a sumergirme en el agua.
.
.
— ¿Qué ocurre? —preguntó el profesor.
.
.
—Mi ropa se transparenta. —dije.
.
.
— ¿Y?
.
.
— ¿Nadie más trae? —pregunté.
.
.
— ¿¡ALGUIEN MÁS TRAE ROPA DE REPUESTO!? —grito el profesor.
.
.
—Yo traigo. —dijo una voz qué reconocería a kilómetros.
.
.
Mario.
.
.
— ¿Alguien más? —pregunté.
.
.
Nadie respondía.
Maldita sea.
.
.
— ¿La quieres o no? —me preguntó Mario.
.
.
Bufé molesta y salí corriendo hacía el. .
.
Se quito una chaqueta qué traía y me la entrego para qué me tapara.
.
.
—En unos minutos vuelvo. —le dijo Mario a Petra y está me miro molesta. .
.
—No te vallas a querer pasar de puta e prietita. —me dijo petra.
.
.
—Puta, prietita la tienes werita. —dije molesta.
.
.
Mario tomó su mochila y me agarró de las muñecas para qué empezáramos a caminar un poco poco más apartados de todos.
.
.
Cuándo estábamos lo suficientemente lejos hablé.
.
.
— ¿Puedes darme la ropa? —pedí.
.
.
Mario sacó una playera de su mochila, después otra chamarra y me las entrego.
.
¿Porqué mierda traía chamarras si hacia chingos de calor?
.
.
— ¿Y pantalón? —le pregunté.
.
.
—No traigo. —me dedicó una mirada de disculpa. —Pero la playera te quedara grande, puede abarcar todo. Aparte te prestare esta chamarra para qué te la pongas enzima. —dijo.
.
.
Realmente aceptar esto se me era difícil, después de todo, darle las gracias era difícil. Pero tendría que perder mi orgullo.
.
.
—Gracias. —le dije.
.
.
El sólo se encogió de hombros.
.
.
—Ya te puedes ir. —dije.
.
.
—Pero puede venir un osos y comerte, no queremos qué eso pase. —dijo.
.
.
—Aja, si claro.
.
.
—Tienes razón, tu yo sabemos qué ese oso no es el qué tiene ganas de comerme. —se acercó a mí.
.
.
Me aleje dando pasos hacía atrás.
.
.
—Estaré por hay. —señalo un árbol. —Me giraré y tú te cambiarás.
.
.
Se alejó de mi y caminó hacía el árbol. .
.
Cuándo vi qué Mario no miraba comencé a quitarme la chamarra qué llevaba puesta, después la blusa y mis jeans quedando sólo en ropa interior.
.
.
Tomé la playera de Mario y me la coloqué rápidamente.
.
El tenía razón, me quedaba sumamente grande.
.
Agarré la chamarra de Mario y me la puse por encima.
.
.
Miré al frente para llevarme la sorpresa de qué Mario estaba mirando.
Maldito.
.
.
—Hijo de puta. —le dije enojada.
.
.
—Bonitas piernas doradas morenita. —dijo coqueto.
.
.
Comencé a sonrojarme, no me gustaba cuándo causaba éste efecto en mi.
.
.
—Idiota pervertido.
.
.
Se acercó más a mí.
.
.
—Y qué decir de tus pechos. —se lambió los labios. —Redondos, medianos y bonitos, mis favoritos.
.
.
Faking, no me jodas Mario Bautista.
No ahora por favor.
.
.
Me giré para salir corriendo , no quería estar cerca de el.
Estaba muy nerviosa, roja y caliente.
.
.
— ¡___________ Espera! —me gritó Mario.
.
.
Lo ignore y seguí corriendo.
Nada se me era familiar, nunca había pasado por este lugar. Creó que estaba perdida.
.
.
Una mano tocó mi hombro haciendo qué me sobresaltara.
.
.
—No vuelvas a hacer eso morenita. —dijo Mario.
.
.
—Me asustaste. —le dije tocándome el pecho.
.
.
— ¿Dónde estamos? —me preguntó.
.
.
—No lo sé. —respondí.
.
.
— ¿Estamos perdidos? —me preguntó.
.
.
—Al parecer si.—dije.
.
.
—Bueno, supongo qué pasaremos un largo tiempo juntos. —me dedicó su mejor sonrisa.
.
.
Al parecer si.
Estábamos perdidos, el, yo, los dos, sólos, juntos, en un bosque. ¿Esto podía ser peor?