Capítulo 36

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__________López.

El estúpido sonido de la alarma empezó a sonar.

Intenté moverme para apagarlo pero no podía, algo estaba aferrado a mí.

Me gire y vi a Mario durmiendo cómo angelito.

Una pequeña sonrisa se formó en mi cara, una estúpida y sensual sonrisa.

Me flexione un poco para poder zafarme de su agarre pero este estaba muy agarrado.

Removí a Mario para que se despertará.

—Mario...Mario despierta. —le dije.

Intentó fallido.

— ¡MARIO LEVANTATE O TE LEVANTO A PALAZOS! —le grité.

Tampoco despertaba, al parecer tenía el sueño pesado.

— ¡LEVANTATEEEEEEE! —grite lo más alto que pude alargando la e.

Mario me soltó y empezó a moverse asustado, se giró hacia el otro extremo de la cama y cayó al suelo. Un golpe sordo sonó en toda la habitación indicando qué se había dado un buen putazo. Auch.

— ¡Puta madre! —dijo molestó.

— ¿Cómo amaneciste? —le dije riendo.

Un pequeño silenció se apoderó, pero a los pocos minutos desapareció.

— ¿_____________...? —preguntó desdé abajo.

Me acerqué al otro extremo de la cama y brinque para mirarlo desde arriba de la cama con intenciones de asustarlo.

— ¡Qué inteligente! —le grite asustándolo. Un pequeño gritó sonó.

Me salió marica.

—El conocimiento es poder. —dijo desde abajo.

Lo mire. ¿A si se veía cuándo despierta? No se veía para nada mal.

Yo me veo horrible cuándo despierto.

No, no, mierda. Acababa de despertar y en me esta viendo así.

Qué puta vergüenza.

Me tape la cada y salte de la cama para correr hacia el baño.

— ¿Qué te pasa? —me preguntó confundido.

—Nada.

Entré al baño y cerré la puerta.

Me lave la cara y los dientes.

Di un largo suspiró.

De pronto la puerta se abrió asustándome.

— ¿Qué mierda haces? —mi tono de voz subió.

—Te abro la puerta, soy un caballero.

— ¡PENDEJO ESTOY EN EL PUTO BAÑO!

—Ah, lo siento morenita. —dijo cerrando la puerta.

¿Qué verga fue eso? A lo mejor todavía sigue borracho.

Cuándo salí del baño Mario estaba con mi maquillaje en su mano.

Se giró para dejar a la vista su rostro lleno de maquillaje. Labial rojo por toda parte, rímel en sus cejas y sombra embarrada.

Con mi mano derecha me di una fuerte palmada en la cabeza.

—Este wey.


Juan Bautista ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora