Capítulo 45

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[Mario Bautista]
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Estaba atenta, parada sin mover ninguna parte de su cuerpo tal vez analizando lo qué había visto.
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-____________...-susurré.
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Dio un pasó hacia atrás y yo uno hacía adelante.
Dio otro más y empezó a correr.
¿Corría de mí? Ó ¿Corría de la imagen qué había visto?
Cualquiera qué haya sido la razón, tenía que controlar mi impulsó de ir tras de ella, no podía hacerlo.
Si hiciera caso a todos mis impulsos Hitler estaría orgulloso de mi.
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Tal vez su rostro, su bello rostro triste por mi culpa, y no lo quería ver. Sabía muy bien qué ella tenia sentimientos por mi, lo sabía muy bien. Yo era demasiado estúpido y ella seguía hay, soportandome.
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Ahora se cómo se siente querer algo, que hasta duele pensar qué pase lo qué pase jamas vas a lograrlo.
¿Sabes que se siente abandonar algo qué nunca tuviste?
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Lo siento, no puedo.
Hitler te e decepcionado.
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Corrí hacía la misma dirección qué ella. Corrí lo más rápido qué pude.
Me sentía cómo en un partido de fútbol, tenia qué alcanzara. Ella era mi meta.
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________________ se detuvo un poco a tomar aire así que aproveche en momento y corrí aún más rápido, la tomé de la cintura y la metí juntó conmigo al cuarto del conserje.
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-Sueltame...-su voz sonaba frágil. Me empujó hacia atrás, no quería nada de mí.
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-No sin qué antes me escuches. -pedí, la tomé de los brazos para qué no se siguiera moviendo, la pegué contra la pared para qué esta no pudiera escapar de mi. -Dejame explicarte, lo qué pas...
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-No. -me interrumpió. -No tienes nada ni porqué explicarme. -dijo fría.
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-Siento qué tengo que explicarte, no puedo dejarte así, tengo qué darte mis motivos, tengo qué hacerlo. -confesé. Tomé su barbilla e intenté subirla para qué está me mirara a los ojos.
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Mi intentó fue inútil, se negaba a levantar la mirada.
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-No me importa...-su voz empezó a bajar.
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Sentí cómo algo algo húmedo tocaba mi mano, eran lágrimas.
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Mierda no.
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Me siento mierda, me siento un hijo de puta, porqué justamente ahora el puto karma a decidido venir. Puto Karma ahora si te pasaste.
Tantas veces que hice llorar a chicas, tantas veces que ignoraba si les rompía el corazón o no, ahora viene ella, ahora se lo rompo a ella y me siento mierda.
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Pareciera qué me lo estuvieran rompiendo a mí.
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Pero si sentir un puto dolor en el pecho,significaba eso.
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Ahora se qué se siente.
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Preferiría mil veces ser golpeado qué a sentir esto.
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-Yo...yo..._________, yo lo siento. -las palabras no salían claras de mi boca.
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-No, no digas nada. No lo sientes ni yo tampoco. -dijo.
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-Entonces, ¿Qué sientes? -pregunté.
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-Nada, ya te lo dije. Nada. -se secó las lágrimas.
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Era muy mala para mentir, era pésima.
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-Mientes. -le dije.
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-No.
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-Si.
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-No.
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-Si mien...
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- ¡TE QUIERO MIERDA, TE QUIERO! -gritó en mi cara con dolor.
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Y esta imagen de ella quedara en mi memoria por el restó de mi vida para atormentarme, para ir conmigo y decirme lo idiota que fui.
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Rota de amor, llorando por mi.
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-Yo..yo...-no sabía que decir.
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Era un completo Marica qué no quería confesar sus sentimientos, aquellos que le daba miedo sentir.
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-Yo no pedí sentir esto por ti...-empezó a hablar ________. -Cada día que pasaba juntó a ti me sentía bien, me sentía diferente, fue confuso, fue raro, pero mis sentimientos por ti fueron sinceros, esa fue mi manera de quererte. Y ahora no se que hacer con esto, tengo la estúpida necesidad de tenerte a mi lado cada segundo, de saber si estas bien, de amarte...fui una cobarde, pero se que tu también lo fuiste, tú...-cayó unos segundos. -Tú dijiste que estabas enamorado de mí, y cómo estúpida me lo creí.
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Callado, me quede callado, no sabía que decir.
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Así qué ella volvió a hablar;
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-Fue el día que te emborrachaste y fuiste a mi casa, ese mismo día me lo confesaste, sabía qué no debía hacerme ilusiones, tú estabas borracho y no sabias lo qué decías. -su voz cada vez bajaba más. -Y a pesar de aquello, tu cada día me dabas motivos para creerte. Tus atenciones, cuándo me hablabas bonito, cuándo me salvaste...-bajo su mirada. -Y fui una verdadera idiota, lo siento.
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-Yo, yo de verdad...yo no mentía ese día. -le dije.
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-Callate, no digas eso ahora, complicas más las cosas. -negó.
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-Pero es que...es la verdad.
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-No puedo creerte. -me dijo.
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- ¿Porqué?
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-Tú...tú te besaste con Petra.
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-Pero yo...-me interrumpió.
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-Ya te dije qué no hay nada qué explicar, nunca hubo un nosotros, nunca tuvimos nada para qué me expliques, no quiero ni me importa saberlas. -dijo un poco molesta.
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-Sabes perfectamente que hubo algo extraño entre nosotros...
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-Nada no hubo nada. -plantó. -Es mejor qué me dejes sola, ve con Petra y se feliz.
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-No puedo ser feliz con alguien a quien no quiero. -dije.
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-Haz lo que quieras, a mi ya no me importa. -dijo y se soltó de mi agarré, abrió la puerta y salió detrás de que esta se cerrara.
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Y ella había sido la forma más triste y más bonita qué tuvo la vida para decirme qué no se puede tener todo.

Juan Bautista ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora