Capitulo 40

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[__________ López. ]
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Habíamos salido vivos de ese maldito lugar, ahora nos encontrábamos tratando de respirar, era necesario para seguir vivos.
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Me recoste en mi asiento.
Y di un largó suspiró.
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—Eso...fue...es-espantoso. —no podía pronunciar bien las palabras.
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—Creó qué me cagé. —dijo.
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— ¡AHHY, AHHHY, AHHHY! —alguien gemía de dolor.
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— ¿Oíste eso? —le pregunté.
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— ¿Qué? —juntó las cejas confundido.
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Espere a que el ruido volviera a sonar.
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— ¡AHHY HAYYY MIS HIJOS! —grito.
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—Es...es...la llorona. —dijo Mario.
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— ¡NO MAMES ARRANCA, ARRANCA! —le grite desesperadamente.
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Mario no lo pensó dos veces y arrancó el coche a toda velocidad.
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—No vuelvo a salir contigo a ningún puto lugar. —le dije.
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—Lo siento, pero no todo en esta vida se puede. —me dijo.
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Empezamos a llegar a un sitió un poco abandonado, no conocía para nada éste lugar.
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Gente empezó a aparecer, más carros y motocicletas había aquí.
Esperen, ¿Eran carreras ilegales?
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— ¿Son...son carrer...?
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—Si. —me interrumpió.
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— ¿Y tú...?
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—Si. —el sabía a qué me refería.
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Así que el hacia carreras ilegales. Seré sincera, nunca pensé que el tuviera algo que ver con estas cosas.
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—Estos son mis visnes. —dijo.
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— ¿Y tú familia sabe de tus...visnes? —pregunté.
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—Me matan si se enteran.
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—Puedo usar esto cómo una arma entonces. —dije dedicándole mi mejor cara de malvada.
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—No lo creó.
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— ¿Qué no crees? —le pregunté.
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—Qué tú le digas a mis papas.
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— ¿Cómo estas tan seguro?
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—Porqué tú estas enamorada de mí. —dijo mirándome a los ojos. —Pero no lo quieres aceptar.
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Tenia razón. Toda la razón de este mundo. No lo podía aceptar, era algo casi prohibido enamorarme de el.
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—Estas loco. —negué evadiendo su mirada.
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—Hay una pequeña muestra de ello.
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Se giró y siguió conduciendo conduciendo
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Estacionó en coche junto a otros.
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Nos bajamos del coche y empezamos a caminar hacía donde las demás personas.
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—Carnal. —dijo uno saludando a Mario.
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—Qué pedo. —dijo Mario regresando el saludo.
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El chico se dio cuenta de qué Mario no venia sólo. Me miro dedicándome una bella sonrisa.
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— ¿No me presentas a tú acompañante? —dijo de lo más educado.
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—Ivan ella es _________. —me presentó. —_________ el es Ivan. —presentó a su amigo.
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—Mucho gusto. —le dediqué una pequeña sonrisa.
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—Digo lo mismo. —me devolvió la sonrisa, se giró hacía Mario. —Marcos te espera en el sitio b.
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—Dile qué en unos minutos estaré hay. —le dijo Mario.
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Ivan asintió.—Nos vemos luego ________. —se despidió para irse.
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Mario me miró, me tomó de la barbilla y levanto mi cabeza para que lo pudiera ver mejor.
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—No te muevas de éste lugar. —me dijo. Acercó su boca a la mía y me dio un beso rápido el cuál y apenas respondí, dio por finalizado el beso. —Para la buena suerte. —me giño un ojo y se subió a su coche para ir al "sitio b"
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Una mano toco mí hombro, me sobresalte pues di un pequeño brinco, me gire para ver de quién de trataba.
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Era una chica morena, cabello castaño y su ropa dejaba mucho que ver.
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— ¿Vienes con Mario? —me pregunto.
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—Eh...¿si?
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—Lo bueno qué no eres la rubia esa, tu te vez más cómo nosotros. Aún que la otra tenía más cara de india que todos nosotros juntos. ¿Cómo se llamaba? Pancha..Petroleo...
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—Petra. —le recordé.
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—Esa mera. —empezó a reírse,  su nombré le causaba gracia. —Espero y tu nombré no éste así de culero.
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— _________ mucho gusto. —solté una pequeña risa, esta chica era muy agradable. —¿Y tú cómo te llamas?
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—Adivina. —me dijo.
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— ¿Juana? —dudé.
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—No.
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—Nanci.
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—No, empieza con L.
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— ¿Laura?
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—No.
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—¿Lulu?
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—No. —negó.
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—Me rindo.
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—La Wendy.
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Me reí un poco, esta chica era mi alma gemela.
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—Mira...—me señalo y me gire para ver. —Mi dedo.
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Me volví a girar para mirarla mal.
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—No cierto, es Mario, ya va a correr. —me dijo.
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Me volví a girar y efectivamente, el coche de Mario estaba sobre la línea donde empezaba la carrera juntó con otros demás coches.
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Una chica se puso en el medió y saco una bandera de su diminuto short.
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Con su dedo señalo el número 1 y todos empezaron a prender sus coches, señalo el numero 2...y por último el 3 para aventar la bandera.
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Todos los coches arrancaron a toda prisa.
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El coche de Mario iba de segundo pero después avanzó muy rápido quedando cómo delantera.
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Me daba un poco de pavor, ¿Y si le pasaba algo? ¿Si alguien lo quiere hacer perder y hace algo en su contra?
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No pienses esas cosas. Esque no puedo, no puedo controlar mis estúpidos pensamientos.
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—Tranquila, Mario es un cabrón para esto, no le pasara nada. —me dijo Wendy.
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— ¿Cómo lo...?
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—No puedes controlar tus gestos.
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—Oh...
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La carrera había terminado y ahora me encontraba con el ganador de está.
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Mire bien el lugar, era una colina la cuál dejaba a la vista una perfecta imagen de lo qué era México.
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Definitivamente de noche parecía parecía el lugar más hermoso del mundo, pero de día puedes darte de qué en realidad eso es mentira.
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Estábamos al aire libré recargados sobre la parte delantera del coche de Mario.
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— ¿Te gusta la vista? —me preguntó.
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—Si tuviera mi celular le tomaría tomaría una foto. —le dije.
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—Por eso no hay problema. —sacó su celular.
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Claro, un iPhone.
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—Ponte hay. —señalo un lugar dónde daba perfectamente a vista de la cuidad. —Yo té tomó la foto.
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Me puse en el lugar que indicó y sonreí.
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Un flash salió, otro y otro.
Ya eran muchas ¿no?
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—Listo, dejame verlas. —le dije.
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Me enseñó el celular.
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Mi boca se abrió, realmente había salido bien. Nunca me había pasado eso.
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—Me pasas esa. —señale la mejor de todas.
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— ¿Porqué te sorprende tanto? —me pregunta.
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—Porqué salí bien. Ahora la subiré a twitter, facebook, intagram, la imprimire y se la enseñare a todo mi barrio.
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—Al chile si te creó.
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—Conocí a una chica. —le dije.
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— ¿Qué chica?
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—Wendy, fue la única que me agrado. —Le dije.
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— ¿Porqué lo dices?
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—Porqué todas se veían cómo zorras engreídas. —hice una cara de horror.
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— ¿Tenias miedo de qué se me acercaran? —negué.  — ¿A no? —rió con sorna.
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—No.
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— ¿Y si voy y beso a alguna de ellas? —me retó.
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—Ve, se qué no lo harías. —dije confiada.
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— ¿Porqué estas tan segura?
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—Porqué estas enamorado de mí, y no lo quieres aceptar. —dije las mismas palabras que el había utilizado cuándo llegamos aquí y con una pizca de malicia.
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—Muy lista...—asintió repentinas veces entrecerrando los ojos.
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—El conocimiento es poder.
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—Pero hay alguien a la qué si puedo besar sabes. —me dijo.
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—Ah sí ¿quien es?
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Se acercó a mi y me tomó de la cintura, me levantó del suelo y me subió al cofre del coche para que me sentará.
Se pego más a mí y tomó mi rostro.
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—Se llama __________ López. —dijo y me beso.
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No cerré mis ojos.
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Quería ver sus largas pestañas cerradas disfrutando del beso, el movimiento de sus manos al querer tocarme, me hacía sentir qué eso era de verdad, que en verdad me quería...
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Juan Bautista ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora