Capítulo 28

3.5K 269 8
                                    

[Mario Bautista]
.
.
.
Había ganado y aceptó quedarse un rato más en mi casa.
.
.
En estos momentos esta llamando a su mamá para avisarle.
.
.
— ¡Mamá...Ma...Ama, Ma...sí... ma...sí, esperame...qué si...ama...qué si apagué la estufa... Escuchame...! ¿Mamá? ¡AGH! —colgó.
.
.
— ¿Qué dijo? —le pregunté.
.
.
—Nada, ni siquiera me dejo avisarle. Me preguntó que sí apagué la estufa. —dijo enojada.
.
.
— ¿Entonces si te quedas un rato más? —le pregunté con un poco de esperanza.
.
.
—Supongo...—dijo encogiéndose se hombros.
.
.
— ¿Vamos al jardín? —ofrecí.
.
.
—Dame un tour por tu hause. —me dijo utilizando un inglés espantoso.
.
.
Se veía realmente tierna cuando cuándo dijo eso. ¿Qué?
.
.
—House. —la corregí.
.
.
—Lo qué sea. —empezó a caminar hacía él jardín.
.
.
— ¡Espera! —le grité para qué se esperará, se detuvo y me acerqué a su oído.
.
.
—Kiki ma jens tumaself —le susurré.
.
.
—Pendejo. —me pegó en él hombro.
.
.
—Agresiva.
.
.
— ¿Agresiva yo? Agresiva tu puta madre pendejo yo soy un amor.
.
.
Los dos nos reímos y empezamos en a caminar.
.
.
Llegamos a la piscina y ____________ la miraba cómo si nunca en su vida hubiera visto una.
.
.
— ¿Quieres meterte? —le pregunte.
.
.
— ¿Qué te hace pensar eso? —me preguntó.
.
.
—Mi instinto maternal me lo dice.
.
.
—Eres una vergüenza para tu jefa.
.
.
Me acerqué a ella a pasó lento.
.
.
—No, alejate. —intentó alejarse pero la tomé de la cintura y la carge sobre mi hombro. Tenía la intención de aventarla al agua.
.
.
—No seas cabrón.  —me dijo.
.
.
— ¿No quieres refrescarte? —le pregunte.
.
.
— ¡NO!
.
.
Llega ese momento en tu vida donde te das cuenta de que ya es mucho desvergue. Pero todavía no llega ese momento, así que me valió madres y la tiré a la piscina, pero me tomo tomó de la playera y caí junto con ella.
.
.
— ¡Me pierdes! —me dijo.
.
.
Pero la tomé de la cabeza y la undí adentró.
.
.
—Pendkdjdbslaisjdbbekd—dijo balbuceando desde abajo.
.
.
Me sumergí en la piscina y la tome de la cintura para acercala a mi.
.
Le hizo una señal de que no podía respirar, necesitaba oxígeno.
Hací que acerqué mi boca a ella y le pasé oxígeno. Pero segundos después ella empezó a mover sus labios formando un besó, él cuál acepté encantado.
.
.
Subimos a la superficie pero sin dejar de besarnos.
.
Pero todo tenía que llagar a su fin. ____________ puso sus manos sobre mi regazo para separnos.
.
.
Mire sus labios, estaban rojos, hinchados y mojados. Realmente me dieron ganas de volverlos a probar. Podría besarla todo él día y no me cansaría.
.
.
—Me gustas un chingo.
.
.
Y aquello había salido sin permiso de mi garganta.

Juan Bautista ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora