"Maestra no hay bancos" # 1

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__________López


Despertar a causa del sol o de mi alarma sería una cosa agradable. Pero despertar a causa de mi madre no era cosa buena. Me había aventado agua de un florero sucio en cual no cambiaba agua hace un mes.

— Levántate floja. -dice mi madre.

— ¿Y si mejor cierras la puerta por fuera?

— ¿Me estas corriendo?, — pregunta.

Era obvio que si la estaba corriendo, mi madre era cómo un grano en él trasero.

— Me deberías de agradecer ingrata, te vine a levantar. Llegaras tarde si no te a puras mi amor. — dijo por último y cerró la puerta detrás de ella.

Tome mi Nokia y mire la hora. Abrí los ojos y me pare lo más rápido que puede. Si no me apresuraba llegaría tardé.

Me puse mi uniforme —odiaba él color verde—y mis zapatos, metí mis libros. Biología, Matemáticas, Español, esperen...mi libro de español.

Busqué debajo de la cama, debajo de mi almohada y hasta en él retrete. Nada. Suspire, al diablo. La maestra de español me la sudaba.

Baje las escaleras y me despedí de mi madre.

Corrí hacía la parada de autobuses, si se me pasaba uno llegaría tardé.

Hay venia uno, hice la señal para que se parará pero se fue de largo haciéndome quedar como idiota. Todos los que iban dentro del autobús me miraban— y era incómodo —así que hice cómo que me estiraba para disimular. Si es que se podía decir así. Grandioso, se me había pasado el único transporte en él cuál llegaría.

Esperé al próximo y puede ver otro mire mi hora. Solo faltaban 10 minutos para la hora de entrada y llegaría en 20. Me subí y pagué mi pasaje.

Busqué un lugar y pude encontrar varios lugares vacíos. ¡Genial!

Me senté en los últimos y esperé a qué llegara mi destino.

Él autobús se paraba muchas veces ¿A dónde iban a estas horas tanta gente? Un señor de cómo unos 35 años se subió y se sentó alado de mí.

¿Pero qué? Había demasiados lugares vacíos. Me hice hacia la orilla y tome mi mochila con más firmeza.

Faltaba una cuadra para que llegara.

— ¿Me da permiso? —pregunte al señor amablemente.

—Claro—Se paró y pude salir.

Me acerqué al timbré y lo pite. Él autobús paro y me baje.

Corrí como escapando de mis pecados y llegué a la entrada de mi instituto

"Benito Juárez".

Llegue al salón y toqué la puerta la cual se abrió dejándome ver a la maestra de Matemáticas enojada.

— ¿Puedo pasar? —pregunte dedicándole mi mejor sonrisa.

— Buenas noches. — escuchó que alguien dice. ¡Agh! ¿Por qué siempre ese mismo chiste?

— Llega tarde señorita López.

— Lo siento, no volverá a pasar. — me disculpe.

—Eso esperó, puede pasar.

Entró al salón de clases y busco un lugar vacío. ¡No había ninguno! Valla sorpresa.

—Maestra no hay bancos. —Informe.

— Pues valla a buscar uno a otro salón. —dice obvia.

Suspire y dejo mi mochila en él suelo para ponerme en marcha e ir a buscar un banco.

Salgo del salón y me dirijo a los salones de arriba. Él A, B y C nunca tenían. Los del D, E y F siempre nos los robaban.

No pude seguir mi paso porqué alguien había chocado conmigo.

—Oye fíjate estúpida. —escupe enojado un chico ¿Pero qué? Él ha tenido la culpa.

—Tú has sido él idiota que no se ha fijado. —Gruñí hacía él mirando arriba, era más alto que yo.

También tenía bonitos ojos, eran profundos y brillaban, baje mi mirada para encontrarme con unos labios realmente besables ¿o pero que mamadas dices? Te acaba de llamar estúpida.

—¿Quieres una foto? Te durara más. —se burla de mí.

Su risa me cuso irritación.

—Ya tengo muchas fotos de mierdas en mí celular.

— ¿Me estas llamando mierda? —pregunta, ¡Dah! Era tan obvió.

—Tú lo dijiste. — me encogí de hombros.

—Me las pagaras morenita.

— ¿Qué me harás eh? — dije retándolo y cruzándome de brazos.

—Qué no te haré. —dice por último y se da la vuelta.






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Juan Bautista ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora