Mario Bautista
Arranqué mi coche hacia la casa de mi novia.
Wow, que bien se sentía la palabra novia.
Ahora me sentía mucho mejor que antes, me sentía pleno y feliz, esa felicidad qué ella me daba cada día no se comparaba con nada.
No entiendo cómo fui tan idiota y marica antes al no querer confesar mis sentimientos, yo no sabía nada acerca de las relaciones, lo más cerca qué lo supe fue con Petra pero no sentía nada.
Cuándo llegué a la casa de mi chica, me hice presente pitando el claxon.
Minutos después ______________ apreció por la puerta, salió por está y se dirigió hacía mi coche.
Salí lo más rápido qué pude, le di la vuelta al coche y me acerqué a ella.
Me dedicó un sonrisa.
Su sonrisa.
Siempre lo e dicho, su sonrisa era la más bonita qué nunca antes había visto y más si me la dedicaba a mí.
Me acerqué a ella con intensiones de besarla en los labios, y hací lo hice, bese sus deliciosos labios rosados y suaves.
Nos separamos pues ya era tardé y no llegaríamos a la preparatoria.
Le abrí la puerta de mi coche para qué subiera y hací lo hizo.
Di la vuelta al auto y subí a éste.
—¿Ya te dije lo linda qué te vez?—le pregunté coqueto.
—No, creó qué no.
Me miró y sonrió.
Me sentía vivo, por primera vez, yo estaba completamente loco por ella.
* * *
Caminamos de la mano por toda la preparatoria y se sentía bien.
Quería demostrarles a todos—y también dejarles en claro—qué la morenita sexy era mi novia y qué nadie se podía acercar a ella amenos de qué sean sus amigas claro.
—¿Quieres ir conmigo de paseo con mi prima Isabella?—le pregunté.
—Claro. —asintió emocionada.
Todo iba tan bien asta qué Petra llegó echa furia a nuestro lado.
—Hací qué es cierto, —nos miró. —Ustedes dos son novios. —dijo eufórica.
Su molesta voz retumbaba en mi cabeza. ¿Porqué con todo el dinero de su padre no se hace una cirugía en la garganta y tal vez hací se le componía? Y aún que eso existiera nunca dejara de sonar hací de chillona e irritante.
Hay unas personas qué no cambian ni con el airecito de la rosa de guadalupe.
Note qué ____________ iba a hablar pero me le adelante.
—¿Qué quieres qué te diga?—me encogí de hombros sin darle importancia. —Somos felices hací que no lo vengas a arruinar ¿quieres?
Su rostro se torno rojo de furia, la vena de su frente parecía qué se le iba salir.
La verdad si daba miedo.
—Pues haber cuánto les dura su felicidad. —exclamó antes de darse la vuelta e irse.
Mire a ___________ y al parecer está se encontraba pensativa.
—No le tomes importancia morenita. —la abracé. —Está loca.
—Lose, y por eso mismo, esta loca y es capaz de hacer lo qué sea para separarnos. —dijo.
Me separé de ella y la mire a los ojos.
Tomé su rostro entre mis manos para qué me mirara.
—Si nos amamos de verdad, nada ni nadie nos separara. —sus ojos brillaban. —Y estoy completamente seguro de qué yo...—,
Me costaba trabajo decir esto. Realmente no sabia cómo hacerlo, nunca antes lo había dicho ni siquiera a mis padres, prácticamente ella era la primera persona a la que le diría esto.
Cuándo por fin tuve los suficientes huevos para decirlo hablé;
—Te amo.
Confesé.
Esperaba recibir algo parecido a cambio pero esto no sucedió.
Su rostro se torno sorprendido, su boca entreabierta me hizo creer qué hablaría pero esto no sucedió. En cambio solo recibí un abrazó de su parte, y un poco decepcionado se lo devolví.