[__________López. ]
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Era hora del partido.
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Lupita dijo qué tenía que ir a casa y dejo sola. ¡Bah!
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Caminé entre la multitud de gente para ir hacia él campó de la preparatoria.
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Cuándo llegué me senté en casi los primeros, esperé a qué él juego empezará.
Todos los jugadores fueron hacia la cancha y busqué a Mario pero no sabia qué número era.
¡Cabum! Hay estaba, al parecer también buscaba algo. Cuándo me miro una sonrisa sincera se formo en su rostro.
No te enamores...
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¿Porqué me hacia esto a mí?
Realmente no sabía que era lo que tramaba Mario. ¿Porqué no puedo entrar en su cabeza como Edward Collen y saberlo?
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Se giro y empezó a correr. ¿El partido había empezado?
Al parecer sí.
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— ¡EHHHHH PUTOOOO! —gritaron todos cuándo el jugador del otro equipo tiro la pelota.
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Empezaron a correr todos, un rubio tomo la pelota y corrió con ella, cuándo menos recordé Mario ya la llevaba a la portería con la intención de meterla.
¡Gol! Mario la había metido.
¿Si hací mete los goles también meterá...? ¡PERO QUÉ MAMADA ACABO DE PENSAR!
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Una mujer se sentó enfrente mío y no me dejaba ver.
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—Señora, ¿podría moverse? —le pregunté.
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La señora se giró y me miro mal.
Ignoro mi pregunta y se giró para seguir mirando en partido.
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Seria un partido largo...
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Cuándo él partido término me dirigí hacia la salida.
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Muchos del equipó contrario pasaban por mi lado y me comían con la mirada.
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— ¿Porqué todas las de esta prepa están bien buenas? —me preguntó uno.
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— ¿Porqué no me haces un favor y te mueres? —le pregunté enojada.
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—Oh, tienes un gran carácter. —me dijo otro.
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—Más grande que lo qué tienes entre las piernas sí. —le dije.
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— ¿Quieres comprobarlo? —me preguntó y se acercó a mí.
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Me plantó contro la pared, puso mis manos a los costados de mi cabeza y se acerco a mi oído.
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—No la pasaremos bien morenita. —dijo.
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Algo dentro de mi se rompió, algo que simplemente no supe ni cómo sucedió. Me había llamado "morenita" y solo había una persona en esta tierra que me llamaba hací.
Ahora entendía que prefería pelear con el mil veces que besar a otros chicos.
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Intenté safarme de su agarre pero era muy fuerte.
Quería llorar, ¿Qué me harían estos tipos? ¿Me violarían?
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—Mario...—lo llamé en voz baja.
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¿Porqué lo necesitaba en estos momentos? ¿Porqué de un momento a otro se había vuelto indispensable para mi?
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No se ni cómo paso, pero alguien tomo al chico del cuello y lo quito de mí.
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Y ese alguien era Mario.
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Una estúpida sonrisa se formo en mi rostro, pero no la puede cambiar por la de miedo qué tenia hace unos segundos.
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Mario me tomó del brazo y me acerco a él.
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— ¿Qué quieren con ella? —les preguntó a los chicos.
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—Solo la queremos pasar bien hermano, tu sabes cómo es esto. Nosotros también compartimos contigo. —dijo el chico qué estaba sobre mí.
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¿Compartir con él? Claro, Mario era de esos.
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—Lo siento, pero esta morenita es solamente mía.