Capitulo 16 Parte 2

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  2:00 A.M Miércoles.
Los médicos trataron de sacarlo de la habitación pero Zayn parecía dispuesto a romperles un brazo si lo intentaban. El pulso de __ se había debilitado demasiado, y estaban tratando de estabilizarlo otra vez. Blaine también había entrado y, junto con Zayn, se paseaba de arriba a abajo en la habitación con los nervios de punta. Uno de los médicos desapareció tras la puerta, y el otro se acercó a pedirle algo a una enfermera, dejando los costados de la camilla vacios. Zayn y el pelinegro se acercaron.
El castaño parecía más pálido que de costumbre, haciendo que el pelo resaltara contra su piel. Los moretones en el rostro eran apenas visibles, tenía los labios algo separados, y los ojos cerrados.
El mayor acaricio la mejilla fría del menor con delicadeza.
- Bésalo. - el susurro de Blaine apenas había llegado a los oídos de Zayn. El morocho se volteo y miró al joven con el seño fruncido. - Puede parecer tonto pero tal vez...si lo besas... despierte.
Zayn volvió sus ojos a __. Parecía un ángel durmiendo.
Lo asalto una ola de imágenes del castaño. Lo vio como esa noche en el bar con sus mejillas sonrosadas, y un aura de inocencia, lo vio mordiéndose el labio con nerviosismo frente a la puerta de la casa de Cooper, lo vio delinearse los labios con sensualidad solo para volverlo loco, recordó como mordía el lápiz ese día mientras fingía hacer unos ejercicios, recordó sus carisias, sus besos, los susurros, en como con una simple sonrisa podía hacer que se derritiera, en lo perfecto y sexy que sonaba el francés en su lengua, en como pronunciaba su nombre contra su oído utilizando esa voz grave que lo estremecía de pies a cabeza.
Se inclinó sobre él lentamente y apretó ligeramente sus labios contra los del menor. Acariciándolos dulcemente.
Se alejó con el corazón bombeándole con rapidez. Abrió los ojos, y contuvo la respiración. Pero el castaño no se movió, no apretó su mano, no abrió esos ojos del color del mar.
El morocho apretó la mandíbula enojado consigo mismo por ser tan inútil. Casi atropelló a Blaine al darse la vuelta.
- ¿Dónde vas? - le pregunto el otro.
El morocho no contestó. Necesitaba escaparse de ahí, ya no podía soportar ver a __ acostado en una camilla, y él sin poder hacer nada para curarlo. Salió por la puerta cerrándola de un portazo brusco. Prácticamente corrió por los pasillos hasta llegar a la salida. Bajó los primeros escalones y se quedó sentado en silencio.
Se llevó las manos al pelo, dejándolas descansar ahí. Sabía que su aspecto debía de ser lamentable, y que más de uno seguro lo miraría con cara extraña si lo viera en ese estado, poco le importaba la verdad.
Era en esos momentos de desesperación sentimental, cuando su cuerpo no daba más y quería explotar para deshacerse de todo el trastorno en su interior, que deseaba tener algún vicio para calmarse. No le vendría mal un cigarrillo en ese momento, pero no quería imaginarse la cara de espanto del castaño si lo veía.
Sonrió levemente, soltó un suspiro y recostó su espalda contra la pared del hospital.
__ no estaría ahí si no fuera por su culpa. Él había ido a hablar con Figins, era claro que Karofsky quería vengarse, porque no creía que lo odiara tanto como para hacerle eso sin ninguna razón.
Se restregó los ojos con cansancio, esos dos días no había dormido casi nada. Solo dos o tres horas a la noche, cuando todos se iban y él se quedaba solo con __. Pero no podía conciliar el sueño con tranquilidad, siempre que lograba cerrar los ojos por más de diez minutos tenía esa odiosa pesadilla en que escuchaba como __ gritaba, y veía como a lo lejos Karofsky le pegaba. Él empezaba a correr en su dirección pero por más que lo intentara no podía alcanzarlo. Se despertaba jadeando, con el rostro húmedo por las lágrimas y la remera pegada al cuerpo por el sudor frío.
Fijó sus ojos en el cielo. Estaba nublado, y hasta ahora no se había dado cuenta de que estaba temblando de frío. Se abrazó a sí mismo y escondió la cabeza entre las rodillas. Sus parpados se volvieron más pesados, dejó de luchar contra el peso y cerró los ojos.
Tal vez lo mejor era que se alejara de __, el castaño lo odiaba así que no le importaría. Blaine era una mejor opción para el castaño, estaba seguro que el pelinegro lo quería lo suficiente como para cuidarlo, y mantenerlo contento. Iba a extrañar las risas de __ con toda su alma, pero si haberlo conocido a él lo había llevado hasta ese punto de estar empotrado en una cama de hospital, debía alejarse. Puede que conseguir ese departamento no haya sido buena idea, tal vez debería mudarse a Nueva York como siempre había querido. Estudiar teatro con profesionales, estar en Broadway, cantar sobre un escenario de algún bar.
Pero por mucho que se esforzara por separarse de __, sus pensamientos lo impedían. Sus sueños ahora no estaban completos sin __. Se imaginaba al castaño haciéndole masajes después de un día agotador en la universidad, los dos sentados sobre la cama con las piernas de __ rodeándolo por la espalda, mientras escuchaba al menor hablar de lo último que había pasado entre su hermanastro y Rachel. Se imaginaba al castaño besándolo apasionadamente luego de recibir su primer papel en una obra. Se lo imaginaba entre la multitud que lo vitoreaba al terminar una canción. Quería eso, lo deseaba con toda el alma. Sus sueños que había tenido desde los catorce años se habían disuelto ese primero de Julio en que se había animado a saludar a un completo extraño en un bar. Ahora sus sueños se resumían a una sola palabra: __.
Casi saltó al escuchar el timbre característico de los mensajes del menor . Frunció el ceño y agarró el celular.
"Despertó. B."
Tardó exactamente cinco segundos en caer en el significado del mensaje. Su corazón dio un salto, y volvió a la realidad de un hondazo. Se puso en pie de forma violenta y volvió a entrar al hospital. Las piernas le temblaban del nerviosismo, llegó a la puerta de la habitación más rápido de lo que se había alejado. Una de las enfermeras lo paró antes de que entrara y le dijo que esperara.
El morocho buscó a Blaine con la mirada, pero no lo encontró por ningún lado, lo que significaba que seguía dentro de la habitación. Tomó asiento, sin parar de temblar como una hoja.
Fueron cuarenta minutos, cuarenta angustiosos minutos en que lo único que hizo fue fulminar la puerta de madera esperando que se desintegre por sí sola para poder ver al castaño.
Blaine salió con una expresión extraña en el rostro. Sus ojos se clavaron en Zayn, quien se puso inmediatamente en pie y se acercó a él.
- ¿Está bien? ¿Puedo verlo? - pregunto atropelladamente.
- Sí, está bien, solo algo débil, y también puedes verlo... - Blaine de mordió el labio.
- ¿Pero? - dijo Zayn.
- Pero él...él no quiere verte...
Blaine había tratado de que sonara lo menos doloroso posible, pero no había forma de hacer que le comentario no le doliera. Algo en los ojos de Zayn pareció romperse, y el morocho se quedó paralizado, mirando la hoja de madera blanca que escondía a su ángel. Bajó los ojos, sintiendo un gran dolor en el pecho.
No pronunció palabra por algunos minutos. Carraspeó, para deshacer el nudo que se le había formado en la garganta, y asintió dolido. Dio media vuelta dispuesto a irse, pero se detuvo.
- No le digas nada de lo que te conté. Tal vez después de todo es mejor que esté contigo. - suspiró y desvió la mirada al suelo. - Aunque lo niegue adora que le marquen el cuello... - se mordió el labio. - Hazlo feliz...por favor...
Se marchó por el corredor con paso rápido. No se dio cuenta cuando había llegado a su auto, pero en cuanto estuvo protegido detrás del cristal se permitió desmoronarse completamente.
Por más de una hora no hizo más que llorar, tratando de ahogar los sollozos sin éxito.
Lo último que recuerda es subir las escaleras de la casa de Cooper, tirarse sobre su cama y quedarse dormido abrazando una caja roja.

The love not always is easy - Zayn Malik y tu (NOVELA GAY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora