The love not always is easy - Zayn Malik y tu (NOVELA GAY)

Capitulo 18 Parte 3

  16:00 P.M.
Sebastian levantó la vista de su café, y la clavó en los dos chicos corpulentos que se acercaron a él.
- Siéntense. – les pidió. Karofsky y Azimio obedecieron y tomaron asiento frente a él. – Por lo que sé tenemos algo en común: ___.
Dave levantó las cejas.
- ¿Qué pasa con el maricón?
Sebastian ignoró la punzada de orgullo gay, no era momento de enojarse por un estúpido insulto.
- ¿Quieren vengarse por la expulsión? Necesito que me ayuden.
Los chicos intercambiaron una mirada.
- ¿Qué tenemos que hacer?

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El señor __ estaba concentrado en el motor de un auto, cuando sonó el teléfono del taller. Se apresuró a atender, pensando que tal vez era un cliente.
- Neumáticos y lubricantes ___. – atendió.
- Tu hijo es una puta. – y cortaron.
Burt se quedó paralizado. Era otra voz, masculina también. Era demasiado, debía hablar con __, pero tampoco se podía creer lo que unos desconocidos le dijeran por teléfono.
Algo en su interior se removió intranquilo.
"Alguien mayor está usando a tu hijo como objeto sexual...cuidado" "Tu hijo es una puta"
Y otra vez la imagen de esas marcas de mordías en el cuello, y moretones en la espalda. No iba a permitir que tocaran a su hijo.

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18:00 P.M.
El morocho frunció el seño cuando todos los miembros del club glee se lo quedaron mirando fijamente. El castaño se acercó a él, y le dio un beso en los labios, al tiempo que lo tomaba de la mano. Se escuchó unas risitas, y como Puck silbaba.
Zayn miró al castaño inquisitivamente, pero el menor negó con la cabeza, y lo arrastro lejos del restaurante.
Estuvieron caminando sin rumbo fijo por un tiempo, hasta que pasaron cerca del hospital y decidieron ir a visitar a Leif. El rubio saltó a los brazos de __ en cuanto lo vio, y Zayn no pudo más que sonreír.
Observó las decoraciones navideñas y se entristeció ligeramente al saber que ambos estarían demasiado ocupados con sus familias el veinticinco como para pasar varias horas con Leif.
La cara se le iluminó en una sonrisa, y se acercó al doctor Robins.
- Señor ¿Podría Leif quedarse conmigo un día? – el hombre lo miró con el seño fruncido. – Puede que ninguno de los dos podamos venir en navidad, y no quiero que se sienta solo. Puede quedarse conmigo hoy, y mañana volvemos.
Robins caviló por unos instantes antes de asentir.
- Tendrás que llevarte los medicamentos, últimamente ha estado muy débil. Estoy seguro de que un día fuera no le vendrá nada mal.
El morocho trató de que no se le notara la preocupación cuando volvió junto al chico. Luego de firmar varios papeles, y que la enfermera les anotara los horarios en que debía tomar los remedios, salieron del hospital los tres con una gran sonrisa. El rubio llevaba el ave de peluche que le había comprado Zayn, al cual le había puesto Pavorotti. Estuvieron caminando por el parque, hasta que el frío fue demasiado insoportable, y Zayn se había empezado a desesperar al ver las nubes de tormenta.
El rubio no paraba de dar ligeros saltitos, y en cuanto entraron al departamento, no tardó en correr a revisar las estanterías llenas de libros. Zayn se había comprado un pequeño sillón de una plaza, color bordó, el cual no tardó en ser ocupado por el pequeño.
El mayor le dio un beso en los labios a __, antes de agarrar al chico y sentarlo sobre su regazo. Tomó de las estanterías "Harry Potter y la piedra filosofal" y comenzó a leerlo, mientras el menor preparaba la cena. Leif no podía evitar reírse al escuchar como Zayn cambiaba su voz depende de cada personaje.
Media hora después el rubio estaba completamente compenetrado en la historia, y __ estaba seguro de que era capaz de obligar a Zayn a leerle los siete libros en una noche.
- A comer. – les dijo.
El puchero de Leif fue enternecedor, y __ casi se muere del amor al ver a Zayn haciendo el mismo gesto. Prácticamente tuvo que arrancarles el libro de las manos, y obligarlos a comer.
A eso de las once de la noche __ subió con el rubio a la habitación, esta vez leyendo él, mientras Zayn se bañaba. Mientras leía no podía dejar de pensar en la alta tensión sexual que había entre Draco y Harry, estaba seguro de que si se lo decía a Zayn, el morocho iba a saltar con sus fantásticas teorías de cómo los dos se escondían en el armario de las escobas a besarse.
Una media hora después el ojimiel salió del baño y se encontró con la escena más tierna del mundo. __ abrazaba a Leif, ambos profundamente dormidos, con el libro entre los cuerpos, y una sonrisa en el rostro. El morocho dejó el libro sobre la mesita de luz y se acostó al otro lado del rubio, abrazando a ambos chicos.
__ abrió ligeramente sus ojos, y le sonrió entre dormido, aunque el morocho podría jurar que había estado llorando. Frunció el seño, y le acarició la mejilla, pero no preguntó nada.
Casi enseguida ambos se quedaron dormidos.

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4:00 A.M. Lunes.
El morocho se sobresaltó, y se despertó jadeando. Tardó unos segundos en acostumbrarse a la oscuridad, y ubicar donde estaba. Maldito trueno. Volvió su mirada hacia el rubio, pero el chico seguía durmiendo, al parecer ajeno a la tormenta del exterior. Miró al costado, pero la cama se hallaba vacía, a excepción de ellos dos.
- ¿___? – lo llamó en voz baja.
Al no recibir respuesta se levanto, y agarró un par de mantas de la cómoda. Se envolvió con ellas, y bajó las escaleras.
El menor había corrido el sillón hasta al lado de una ventana, y observaba la lluvia en el exterior, hecho un ovillo, mientras las lágrimas caían por sus mejillas, como el agua por el cristal.
- Ángel... – el castaño pegó un pequeño saltito, y se apresuró a limpiarse las lágrimas del rostro. El morocho se acercó a él, y lo rodeó con una de las frazadas. - ¿Qué sucede amor?
__ no contestó, se limitó a aferrarse a él, y enterrar el rostro en su pecho. Zayn lo levantó lo suficiente, para poder sentarlo sobre sus piernas, mientras él se acomodaba en el sillón. El morocho no preguntó qué pasaba, solo lo abrazó y le acarició el pelo, hasta que sintió como la respiración del otro se calmaba.
- La extraño tanto... - sollozó el castaño. Zayn no tuvo que preguntar a quien para saber que se refería a su madre. – Esta va a ser la novena navidad que paso sin ella, y aún duele como si fuera ayer cuando la enterraron.
El ojimiel sintió como se le llenaban los ojos de lágrimas al escuchar esa voz tan partida. Guardaron silencio por un largo rato. __ se aferraba a su cuerpo como si fuera su salvavidas, y en cierta forma así era. Necesitaba algo a lo que aferrarse, algo que lo sostuviera mientras él se derrumbaba. Zayn apretó su agarre alrededor de él.
- Te entiendo. - susurró. – Aunque esta no sea la primer navidad que paso sin mi padre, ahora es diferente. Ahora ya no tengo la esperanza de que me llame diciendo que me quiere, y que desea verme. Él ya no está, y es muy doloroso. – __ asintió, con la cara enterrada sobre su cuello. – Aunque no haya conocido a tu madre, estoy seguro de que no le gustaría verte triste, y mucho menos en navidad. Llora todo lo que puedas hoy, y mañana enfréntate a tu padre con una sonrisa. Estoy seguro de que ella así lo hubiese querido.
El castaño sonrió ligeramente, y lo abrazó más fuerte.
- Ella nunca dejaba que nada la derrumbara. Siempre sonreía. Hasta el último segundo de su vida sonrió. – Zayn se quedó en silencio, dejando que el menor hablara. – Ella fue la que me enseñó a ser quien soy, sin importar qué. Siempre me dijo que aunque las personas me lastimaran una y otra vez, yo tenía que ser valiente, tener...
- Coraje. – completó Zayn.
Esa simple palabra le llegó directamente al corazón. Levantó la vista, encontrándose con los orbes esmeraldas del otro.
- Te amo.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por amarme.