Capítulo 31

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Harry



La luz del televisor ilumina la triste, oscura y vacía habitación. Evadiéndome de mis problemas, caigo fanatizado por una serie que es todo sangre y sexo. Muertes importantes y parejas disparejas me entretienen mientras evito hacer lo de todos los días; marcar su número y torturarme.

Una cabeza vuela por los aires, algunos gritan y otros festejan. Y aunque me sorprendo demasiado por el giro inesperado de la historia, me encuentro con mi celular encerrado entre mis dedos. Los créditos aparecen en la pantalla y es el ticket hacia mi masoquismo.

Aprieto el botón de desbloqueo y el teléfono se ilumina. Una sonrisa inevitablemente triste se refleja en mi rostro al ver el fondo de pantalla, el cual cambio casi todos los días. Louis sentado en la cama atándose los cordones fue la elección del día de ayer. No voy a cambiarlo hoy, me gusta el pelo cayendo en frente de su cara y me encanta su ropa deportiva. Recuerdo la situación en que la saqué... Fue la primer mañana que despertamos juntos, yo tenía que ir a trabajar y él podía quedarse durmiendo tranquilamente, pero no quiso. Se vistió y calzó simplemente para acompañarme hasta la cocina y desayunar conmigo. Capturé la imagen luego de que diga "Te acompaño hasta allí, quiero practicar", refiriéndose a la caminata que de a poco tenía que realizar sin sus muletas.

Marco su número, el cual lamentablemente me sé de memoria, y espero a que pase un milagro. Pero no, lo mismo de todos los días.

—El número con el que intenta comunicarse no corresponde a un abonado en servicio— dice la maldita línea una vez más.

Luego de mandarme ese maldito mensaje, lo llamé con desesperación. Liam frente a mí se mordía las uñas completamente nervioso. Dos estúpidos esperanzados. Nunca me atendió, siempre fue al puto contestador. Cuando dejé pasar unos minutos y volví a intentar, la línea ya no existía.

No, no corrí al aeropuerto más cercano ni tampoco lo vi en la cima de la escalera mecánica. No corrió hacia mí y me besó. No lloré observando aviones despegar sin saber su rumbo. Simplemente pasé lo que quedaba del día en silencio recostado sobre el sillón, con Liam a mi lado.

Ver a su mejor amigo roto y perdido me hacía querer salir corriendo a buscarlo y traerlo de los pelos. Una persona como él, tan bueno y fiel, no merecía que lo abandonen de esa manera. Debería haberle dicho a Liam su paradero y no me importaría que no me lo diga a mí, con sólo saber que está vivo y bien me hubiera conformado. Pero no, el maldito dejo todo y a todos atrás y no le importó una mierda.

Pero lo amo y siempre voy a hacerlo, por eso con el pasar de los días el rencor y dolor se suavizo y se convirtió en recuerdos lindos y pequeñas lágrimas saladas.

Una semana después, tengo a mi madre viviendo conmigo por tiempo indeterminado. La llamé al día siguiente del hecho y le conté cada detallé. Lloré en el teléfono y a ella le dolió tanto no poder hacer algo para consolarme, que unas horas después se presentó en mi puerta con un bolso enorme lleno de ropa, como para vivir un buen tiempo. Cuando le pregunté que había hecho con el trabajo no quiso contestarme. Espero que le hayan dado unas largas vacaciones, porque si renunció...

—Amor, ya está la comida— dice tocando la puerta suavemente.

—Ya voy mamá— contesto apagando el televisor.

Aún con la ropa que llevé al trabajo puesta, me levanto de la cama y me arrastro hacia el comedor. Al entrar en él me llevo una cálida sorpresa.

—Eso huele genial Anne.

No puedo evitar sonreír ante la presencia de mi amigo. Cuando me ve, se acerca a regalarme un pequeño abrazo.

—¿Qué haces aquí Liam?— pregunto observando como se aleja de mí y toma asiento en la misma silla que se sentaba Louis.

Keep me safely | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora