Capítulo 52

1.5K 208 102
                                    

Harry



La pequeña luz sobre mi cabeza cae reflejada sobre el fino anillo que envuelve mi dedo anular. Muevo mi mano lentamente hacia los costados, observando con calidez la manera en que el brillo viaja a través del plateado objeto que sella nuestro amor eterno.

Siempre fuimos inusuales, nada entre nosotros fue predecible. Hicimos el amor por primera vez cuando ninguno de los dos lo esperaba. Me pidió que sea su novio en un auto, mientras esperábamos a que la luz viaje de rojo hacia verde. Aceptó mudarse conmigo sin titubear, aunque estábamos en el medio de un juego de fútbol, rodeados de cientos de desconocidos. Todo fue así siempre, tomamos decisiones locas sin pensar en las consecuencias, pero cada elección nos trajo hasta aquí. 

El pequeño ronquido de Louis sobre mi hombro me hace sonreír y observarlo. Incluso dormido puedo notar que está plenamente feliz, así como también lo estoy yo. Su labios se curvan hacia arriba y considero que nada puede arrancarle su pequeña y pura sonrisa.

Ni siquiera dudé cuando me pidió casamiento, porque realmente, a esta altura, jamás podría decirle que no. Al mismo tiempo en que con sus manos temblorosas intentaban pasar el plateado anillo por mi dedo, yo saltaba sobre él para darle un beso que le haga entender todos mis sentimientos. No hay palabras que puedan expresar la manera en la que el amor crecía mientras escuchaba cada una de sus promesas. Y llegué al punto en que sentí que no podía más, no existe persona capaz de soportar todas esas sensaciones que se apoderaron de mi cuerpo. Y fue entonces cuando me abrazó y susurró entre risas y emoción, que dentro de una semana seríamos esposos.

Y así fue, o al menos será, ya que los últimos seis días fueron corridas, felicitaciones y planes locos. Louis terminó oficialmente sus grabaciones e invitó a todo el elenco y personal de la película para que asistieran a nuestra boda. Preguntaron una fecha exacta y Louis improvisó, tomando a todos desprevenidos, incluso a mí. 

"Dentro de dos días, en Miami", informó sonriente y yo no supe que hacer, más que asentir.

Fue entonces cuando me enteré que tuvo un sueño en que nos casábamos de blanco, descalzos y en la orilla del mar. No pude estar más feliz ante su decisión, no visito una playa desde que era niño y hacía castillos de arena que parecían mierdas cagadas de manera deforme.

Todos sus compañeros de trabajo confirmaron que no podían asistir, ya que deberíamos haber avisado con más anticipación. Y aunque no se lo dije a Louis, en el fondo me alegré. Quiero una boda privada rodeados de las personas que nos conocen lo suficiente como para disfrutar de nuestra unión eterna.

Mi madre gritó ante la noticia y luego lloró por lo que fueron veinte eternos minutos. Fue bizarro que mientras ella aseguraba que esperaba este día desde que nací, Louis me masajeaba el pene como sólo él sabe hacerlo. Y mi gemido que sonó como el comienzo de un llanto para Anne, en realidad era el placer explotando por mi garganta. Corté el teléfono y tuvimos sexo tres veces seguidas. Dos en las cuales yo entré en él, y una en la que disfruté como me la metía hasta hacerme doler cada hueso de mi cuerpo.

La noticia continuó esparciéndose horas después y finalmente la lista contaba con seis personas importantes para nosotros.

—Harry...— murmura Louis despertando de su corta siesta. —Buen día.

—Buenas noches querrás decir— digo señalando la ovalada ventana del avión, la cual muestra plena oscuridad.

—Pero...

—Dormiste veinte minutos amor, todavía no amanece.

—Mierda— se endereza en su asiento y gira su cabeza hacia atrás. —Están dormidos.

Keep me safely | Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora