Harry
El placentero sonido del cantar de las aves llena mis oídos de tranquilidad. La suavidad del césped mantiene a mi cuerpo lo suficientemente cómodo como para poder permanecer recostado por horas. El olor de las hierbas hace que suspire profundamente intentando captar toda la naturalidad del momento.
A unos metros del gran hospital con una arquitectura antigua y atractiva, me encuentro relajado sobre su gran parque trasero. Por algún motivo mi cuerpo quiso lanzarse en la naturaleza verde, y no pude negarme.
Levanto unos centímetros la cabeza y observo a Liam, quien se come las uñas apoyado sobre un viejo tronco. Anne, parada a su lado, observa concentrada el cielo despejado.
Un cielo muy particular que no puedo evitar apreciar. Un celeste hermoso sin ninguna nube que lo decore. El color que se me hace tan familiar, ya que me recuerda a sus ojos. Sin embargo, el cielo envidia su perfecto azul y el brillo que tenía cada vez que me miraba. Ningún cielo, ni despejado ni estrellado, puede igualar el color especial de sus ojos.
—Harry, creo que ya es hora.
La ronca y cansada voz de Liam me obliga a levantarme lentamente y quedarme sentado con mis piernas cruzadas.
—No quiero, tengo miedo.
—No tengas miedo mi amor, probablemente no sea nada malo— contesta mi madre con clara inseguridad en su voz.
Luego de toser sangre por primera vez, intentamos hacer como si nada pasara. Mi madre se preocupó, pero le aseguré que era algo normal de la faringitis, aún sabiendo que eso era una enorme mentira. Ella no me creyó, pero prefirió no insistir. Supongo que en su mente no quería exagerar la situación y pensar lo peor, pero yo ya lo había hecho.
Cuando todos abandonaron mi casa y Anne se durmió, comencé a buscar por internet si era normal escupir sangre. Habían miles de resultados, la mayoría no tan buenos. Algunos explicaban que es común toser fuerte y que se lastime un poco la garganta, pero que si se repetía más de una vez debería consultar a un médico.
Entonces me quedé con su opinión, esperando a que no vuelva a repetirse. Dormí con miedo y nervios, necesitando un soporte que ya no tenía y por mucho que lo deseara no iba a volver.
Me desperté en la mitad de la noche debido a que mi garganta quemaba a tal punto de obligarme a levantarme y tomar agua. Un maldito ardor se apoderó durante más de una hora, y cuando de a poco se fue calmando, la picazón llegó y la tos inevitable hizo que el dolor se haga presente. Pero hubiese preferido toser una hora seguida y no toser escupiendo sangre.
Porque sí, nuevamente escupí sangre. Pero no manché mi mano simplemente, manché también mi pecho, el baño y todo lo que se presentaba frente a mí. Incluso a mi madre.
Corrió hacia mí y palideció al observar la sangre que corría por mi cuerpo y pintaba gran parte del lavabo. Me abrazó y limpió las lágrimas que bañaban mis mejillas y también la sangre de mis labios. Dejé de toser cuando la tuve en mis brazos y sentí su calor. Por momentos creí ser un niño pequeño que tenía una simple gripe y sólo necesitaba estar acurrucado junto a su madre. Pero lamentablemente esto era mucho más que una gripe.
Y entonces la decisión fue automática, debía visitar a un médico cuanto antes. Liam se ofreció a acompañarme y por supuesto mi madre también. Niall me pidió perdón por no poder venir, pero le aseguré que no debía ser algo tan malo, por lo tanto no valía la pena que faltara al trabajo.
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Keep me safely | Larry Stylinson
FanfictionUno crece escuchando "debes perseguir tus sueños" pero... ¿Eso asegura la felicidad absoluta? Un trágico accidente nos unió, pero nuestros sueños terminaron con todo. Yo no me había dado cuenta que en realidad él siempre fue mi sueño. El destino fue...